Por: Psic. Elizabeth González / F.P.V 8070
Resiliencia. ¿Cuántas veces hemos escuchado esa palabra en los últimos años? Lo que una vez representó la capacidad de adaptarnos y seguir adelante, hoy se siente como una carga impuesta, como si fuera un acto de heroísmo del que nunca quisimos ser protagonistas. Hemos aprendido a soportar, a resistir, a aguantar, pero, ¿a qué costo?
Desde la migración hasta los obstáculos diarios para mantenerse en el país, hemos transitado por un laberinto de desafíos.
- Migración y Adaptación: Las tormentas de la migración obligan a esbozar sonrisas forzadas, pues se nos dice que la única salida es ser fuertes.
- Inclusión y Xenofobia: Vivimos en un mundo que aspira a la globalización e inclusión, pero la realidad muestra una sociedad aún alejada de esos ideales. La xenofobia se manifiesta de forma sutil o directa, recordándonos que la aceptación plena es un objetivo aún por alcanzar.
Entre la influencia digital y la nostalgia del hogar
Las redes sociales, en teoría, deberían unirnos y ofrecer apoyo, pero a menudo nos sumergen en realidades diseñadas por algoritmos.
- Manipulación y Sentimientos: Estos algoritmos deciden qué vemos, qué sentimos y cómo actuamos, moldeando nuestras emociones y reforzando la sensación de desconexión.
- Patriotismo y Melancolía: Se nos insta a ser ciudadanos del mundo, pero la nostalgia por lo familiar —los aromas de la cocina casera, el sonido de bailes junto al mar— nos recuerda que, a veces, compartir el mismo idioma no basta para sentirnos realmente en casa.
Redefiniendo la fortaleza: más allá de la resiliencia
Hemos vivido bajo un estado de alerta constante. No es una guerra abierta, pero la incertidumbre y la amenaza constante a nuestra supervivencia se hacen sentir.
- Metáforas de la Incertidumbre: Al igual que ser “tragados y escupidos” por fuerzas imprevistas, muchas veces nos vemos arrastrados por situaciones tan intensas que, contra toda probabilidad, volvemos a emerger, marcados pero vivos.
- Más que Fuerza, Dolor y Dignidad: La resiliencia del venezolano trasciende la simple capacidad de reinventarse. No se trata de pelear para ser noticia, sino de buscar respeto, el reconocimiento de nuestros derechos como migrantes y el deseo de ser valorados por nuestra contribución a las economías y culturas que nos acogen.
- Un Grito por la Felicidad: No queremos demostrar que somos inquebrantables; en muchas ocasiones, lo que anhelamos es ser felices, servir y, sobre todo, ser comprendidos. Es fundamental reconocer que, más que resilientes, somos dolientes.