En febrero de este año, el Baker Institute de la Universidad Rice organizó un simposio internacional sobre inteligencia artificial (IA) y el futuro del trabajo en Estados Unidos, México y América Latina. Las conclusiones son claras: la IA no es neutral. Ya está transformando el empleo, y lo está haciendo de manera desigual.
Mientras gobiernos y empresas desarrollan modelos cada vez más complejos, las comunidades con menor acceso a tecnología, educación o infraestructura —como muchas de las que acompañamos en Cepaz— enfrentan el riesgo de quedar aún más rezagadas. Esto se agrava en sectores históricamente precarizados como el trabajo informal, los servicios de cuidado, el comercio o el activismo comunitario.
¿Quién gana y quién pierde?
El informe identifica que las mujeres, las personas con educación superior y los trabajadores formales tienen más exposición a los efectos de la IA. Esto puede significar tanto mayores oportunidades como riesgos de automatización. Pero las trabajadoras informales, al estar fuera del radar, también quedan fuera de las políticas de protección y reconversión laboral.
Esto nos plantea preguntas urgentes: ¿Cómo aseguramos que la IA no profundice la desigualdad laboral de género en nuestra región, especialmente para quienes históricamente han sido marginadas del mercado laboral? ¿Cómo protegemos sus empleos y les brindamos las habilidades necesarias para prosperar en un mundo laboral impulsado por la inteligencia artificial?¿Qué políticas públicas, prácticas empresariales y programas de formación son necesarios para garantizar que la IA beneficie a todas las mujeres?
¿Qué podemos hacer?
Desde Cepaz proponemos:
Incluir a mujeres trabajadoras en los debates sobre IA: su experiencia cotidiana es clave para diseñar tecnologías que sirvan a la vida, no solo al mercado.
Promover una “IA con rostro humano”, basada en valores como la empatía, el juicio ético y la creatividad, como propone el modelo EPOCH presentado en el simposio.
Diseñar políticas públicas con justicia algorítmica, que reconozcan y protejan a las trabajadoras de plataformas, migrantes y del sector informal frente a la automatización.
Impulsar redes latinoamericanas de incidencia en tecnología y derechos laborales, en articulación con universidades, sindicatos y organizaciones sociales.
Un futuro justo se programa colectivamente
No se trata de resistir a la IA, un avance inevitable, sino de exigir que el futuro del trabajo se construya con todas las voces, desde todos los territorios, garantizando que nadie quede fuera del debate. La inteligencia artificial tiene el potencial de transformar nuestras vidas, pero también puede exacerbar las desigualdades existentes si no se aborda con un enfoque inclusivo y equitativo.
Desde Cepaz, seguiremos abriendo espacios para que las mujeres migrantes, trabajadoras y lideresas sociales, a menudo excluidas de estas discusiones, puedan liderar también esta conversación, aportando sus perspectivas únicas.