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“Las mujeres peligrosas que leen” están en La Dolorita

El Centro de Justicia y Paz (Cepaz) tiene tres años trabajando en la parroquia La Dolorita, empoderando a mujeres y acompañándolas en la formación de grupos de base para que adquieran vocería propia.  En la constante evaluación del contexto de ejecución de nuestro proyecto de desarrollo social usamos la técnica de los grupos focales. Sesiones en las cuales estas mujeres expresan, de viva voz, primero cómo las afecta de modo diferenciado la emergencia humanitaria compleja que ocurre en nuestro país, y nos describen situaciones muy difíciles con las que les toca lidiar día a día, como la falta de trabajo formal; 12 años sin servicio de agua potable; dificultades para la obtención de alimentos; la inseguridad; la falta de servicio eléctrico y gas; la presión política a través de las cajas de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP); la falta de recreación de la cual padecen las mujeres jóvenes y las adolescentes. Sumada a toda esta situación, llega ahora el aislamiento social debido a la cuarentena decretada por el coronavirus.

Ello, comporta la degradación progresiva de las condiciones de vida. Quienes experimentan día a día el caos, la inseguridad, la sobrevivencia, el hambre y el deterioro de todas las dimensiones de su vida,  se sienten despojadas en lo más íntimo de su existencia, en su cotidianidad; causando “un retraimiento de la vida y la restricción de las relaciones sociales”.

Durante la cuarentena, y dado el distanciamiento social, escuchamos sus angustias por la sobre exigencia que se imponía sobre sus hombros respecto al tema de cuidados dentro del hogar, sobre la pareja, los hijos y los ancianos o enfermos.

Por esta razón, iniciamos un espacio para contrarrestar el retraimiento de jóvenes mujeres y adolescentes, en el que la creatividad aflore con regocijo, la reflexión profunda se genere con agrado, el conocimiento se absorba con fluidez, la curiosidad vuele, los problemas se conviertan en desafíos de la esperanza, el gozo en el diálogo se vuelva en un arma poderosa, la alegría se contagie,  la lectura y la narración se activen y valoren.

Ideamos un grupo de lectura comunitaria, vía WhatsApp. Sometimos una terna de libros a su consideración y ellas por votación escogieron el que en definitiva les llamó la atención.

Nuestro club de lectura  es una herramienta con la que cubrimos un espacio recreativo para adolescentes y mujeres jóvenes, a través de la lectura, y a la vez, estimulamos en las beneficiarias a que encuentren sentido a relacionarse entre sí,  poniendo en práctica el concepto de sororidad.

Nuestra primera actividad, las acercó a la importancia de la lectura para las mujeres. Nos inspiramos en la obra de Stefan Bollman, “Las mujeres que leen son peligrosas”. El autor cuenta la historia de la lectura femenina tanto en las pinturas como en las fotografías, a través de grandes artistas de todas las épocas que han sucumbido ante la fascinación del reto de capturar la intimidad, a veces secreta, de la lectura femenina, en contextos donde a las mujeres se les restringía el acceso a los libros como mecanismos de mantener la opresión.

El material que es objeto de análisis se los acercamos de tres formas: enviamos el libro en formato PDF. Como no todas tienen esa aplicación, la segunda forma de acercarles  el libro es transcribiendo cada capítulo como un mensaje de texto al grupo WhatsApp; y finalmente, las facilitadoras enviamos audios con nuestras voces, leyendo los capítulos en el orden en que vamos a trabajarlos en el grupo de lectura, como si fuesen audiolibros.

Fijamos dos días a la semana para los encuentros sincrónicos. Han funcionado los lunes y jueves, de 2:30  a 4:30 PM. Asignamos con antelación las páginas o capítulos que deben leerse para participar en el análisis. Iniciada la sesión del día, arrancamos evocando los aprendizajes anteriores y pidiendo un resumen de lo acontecido hasta ese punto anterior en la novela. Seguidamente, presentamos preguntas que alienten la participación, de un modo progresivo del acuerdo al texto; exploramos contextos históricos para que puedan ensamblar la historia en sus justos términos;  exploramos nuevos vocabularios; a veces pedimos para estimular la imaginación, nos expresen cómo visualizan objetos, contextos, personas. Al cierre, reforzamos los esfuerzos, destacamos los logros y motivamos al próximo encuentro.

Nuestras mujeres de la Dolorita se autodenominan “las mujeres peligrosas que leen”….

 

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