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La conmemoración del 23 de enero es un recordatorio de que la lucha por la democracia es un esfuerzo constante

El 23 de enero de 1958 marcó un momento histórico para Venezuela, la caída de la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez. Este día significó el fin de un régimen autoritario que, durante casi una década, se caracterizó por la represión, la censura y la violación de los derechos humanos.

Este día no solo significó el fin de una dictadura, sino también la lucha sostenida de diversos sectores de la sociedad, movimientos estudiantiles, partidos políticos, sindicatos y militares disidentes que se unieron para restablecer la democracia en el país, y en ese sentido, se ha convertido en un símbolo de resistencia, esperanza y compromiso de la población venezolana con los valores de la democracia y de la libertad.

Una democracia en crisis

Hoy, más de seis décadas después del 23 de enero, el país enfrenta uno de sus mayores retos en medio de una crisis política, social, económica y sobre todo institucional, que ha erosionado las bases democráticas logradas en 1958. La concentración del poder y el control de las instituciones, la persecución política, la censura y la criminalización de la disidencia han reducido los espacios para la participación ciudadana y el respeto por los derechos humanos.

En el 2024 esa misma lucha por la recuperación de los valores de la democracia se reactivó y se mantiene frente a un nuevo desafío histórico. Los venezolanos, a pesar de todos los obstáculos que tuvieron que sortear, acudieron masivamente a las urnas en un acto de profunda convicción democrática. Así, la población venezolana demostró a través de un gran acto de civismo que el espíritu democrático sigue vivo en el país.

A pesar de lo anterior, sin la publicación de las actas que comprueban la victoria de Nicolás Maduro, el Consejo Nacional Electoral lo declaró como ganador, y el pasado 10 de enero fue juramentado para un nuevo periodo presidencial. Este acto se desarrolló bajo la combinación de irregularidades electorales y un sistema de represión sofisticado que ha debilitado las instituciones, erosionado las libertades y sumido al país en una profunda crisis.

La memoria de recuperación de la democracia sigue vigente

La conmemoración del 23 de enero adquiere hoy un nuevo significado, es un recordatorio de que la lucha por la democracia es un esfuerzo constante. Así como en 1958 la población se unió para exigir libertad, hoy las voces ciudadanas siguen clamando por elecciones justas y transparentes, por el respeto de la voluntad popular, la garantía a los derechos humanos y la recuperación de las instituciones democráticas.

Así, aunque el camino sigue siendo largo y complejo, la historia demuestra que el cambio es posible cuando la población se mantiene firme en sus principios y valores. Este momento exige aprender del pasado y renovar el compromiso con el futuro. Así como en 1958 la población no se rindió en la lucha por los valores de la libertad y la democracia, hoy, la población tiene la capacidad de transformar el descontento, la indignación y la frustración en acción, organización y esperanza. El apoyo y el compromiso de la comunidad internacional y los aliados de la democracia es fundamental a través de acciones innovadoras, contundentes y efectivas.

Finalmente, este 23 de enero nos invita a preservar y reflexionar sobre la memoria histórica como un espacio fundamental para entender los desafíos actuales y proyectar un futuro donde los derechos y las instituciones democráticas sean plenamente restaurados.