Las investigaciones y los informes públicos de la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos sobre Venezuela han sido cruciales para documentar y evidenciar las violaciones de derechos humanos que han ocurrido, y todavía ocurren, en el país, lo cual resulta vital para la rendición de cuentas.
Aún es difícil determinar exactamente el efecto que ha tenido el trabajo de la Misión. Pero efectivamente, el escrutinio internacional y tener a Venezuela en la agenda del Consejo de Derechos Humanos ha sido fundamental para las víctimas, las organizaciones y en general, para todas las personas venezolanas. Sentir que a la comunidad internacional le importa lo que le pasa a la gente en Venezuela, saber que está consciente de la persecución y de cómo el gobierno sigue cometiendo violaciones a los derechos humanos con el objetivo de mantenerse en el poder, tiene un efecto esperanzador en la búsqueda de la justicia. Que se sepa que se siguen vulnerando derechos en el país, que el sistema de represión sigue activo, que incluso se explique cómo ha evolucionado, y que se pueda hacer un contraste con la narrativa de normalización que quiere imponer el gobierno venezolano, ha sido muy valioso. Y por eso desde la sociedad civil abogamos por el establecimiento de estos mecanismos.
Reflejo de la realidad
El trabajo de la Misión, a pesar de que sus miembros no han podido entrar al país, ha reflejado la realidad de una manera mucho más clara de lo que, por ejemplo, ha podido hacerlo la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH).
También ha tenido un efecto disuasorio sobre la comisión de nuevas violaciones de derechos humanos. En términos del derecho a la verdad, el trabajo de la Misión ha ayudado a organizar los casos y la información que serán cruciales en futuros procesos de justicia transicional. Si bien el mecanismo es temporal, y para el caso de Venezuela ya ha producido cuatro informes que evidencian la gravedad de la situación, creemos que sigue siendo importante continuar investigando.
Además, las recomendaciones que ha emitido la Misión son claves y han permitido a la sociedad civil exigir cambios reales en base a estas. Sobre todo porque en el contexto actual el gobierno se esfuerza en mostrar una cooperación y colaboración que no es real.
Con su mandato actual, la Misión ha logrado introducir cuestiones clave que están interconectadas, y abordar temas y grupos que requieren una investigación continua. Hay otros grupos y situaciones que necesitan ser investigados, y por eso creemos que la Misión debe continuar su trabajo, sobre todo ante los procesos electorales que se avecinan.
Las investigaciones del CDH y la CPI
Las investigaciones del Consejo de Derechos Humanos (CDH) son fundamentales, incluso con la investigación en curso de la Corte Penal Internacional (CPI). El trabajo del CDH ofrece un alcance mayor, analizando una amplia gama de violaciones de derechos humanos, no solo aquellas que podrían constituir crímenes internacionales.
Estas investigaciones respaldan el progreso político legítimo, al documentar abusos y recomendar reformas. Crean una comprensión más amplia de la situación de los derechos humanos, lo cual es esencial para abordar negociaciones políticas informadas.
Los esfuerzos del CDH complementan el trabajo de la CPI, proporcionando un contexto detallado y evidencias que pueden ayudar en los procesos penales. Su función no es sólo procesar, sino también prevenir nuevas violaciones y recomendar cambios estructurales.
Los tres mecanismos son necesarios, diferentes, pero complementarios
La Misión juega un papel complementario junto a la Corte Penal Internacional (CPI) y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Se centra en documentar y denunciar violaciones y delitos. Con el nuevo enfoque de cooperación y complementariedad de la CPI, una forma innovadora de avanzar en las investigaciones es aprovechar los hallazgos de la Misión. Es crucial evaluar si esta cooperación y estas investigaciones cumplen con los estándares internacionales.
La renovación de la Misión presenta una importante oportunidad para colaborar con la CPI y la oficina del Alto Comisionado sobre el terreno. Esta colaboración puede ayudar a lograr justicia mientras se continúan monitoreando las violaciones y se produce el desmantelamiento del sistema de represión, garantizando que los responsables rindan cuentas. Este enfoque triple, que abarca la Misión, la CPI y la oficina del Alto Comisionado, ofrece una estrategia integral para abordar los problemas actuales de derechos humanos en Venezuela. Garantiza que los esfuerzos no se centren sólo en documentar los abusos, sino también en trabajar activamente por la justicia y la rendición de cuentas de conformidad con los estándares internacionales.
En Venezuela el diálogo y las elecciones son una prioridad absoluta, y los grupos internacionales están realmente centrados en estos resultados. Pero la verdadera paz en Venezuela también necesita justicia. Esto está siendo impulsado por víctimas y grupos, y vigilado por el Consejo de Derechos Humanos y la Corte Penal Internacional. Las víctimas siguen pidiendo justicia. Para una paz verdadera, Venezuela necesita volver a ser una democracia y abordar las graves violaciones de derechos humanos que se han producido. Si estas cosas no se solucionan, no habrá una paz duradera, e incluso si hay un cambio hacia la democracia, todavía existe el riesgo de que surjan mayores problemas de vulneraciones de derechos humanos. Esto demuestra lo importante que es analizar de manera global la situación en Venezuela, combinando medidas políticas con un fuerte enfoque en la justicia y los derechos humanos.
Rol y desafíos de las organizaciones venezolanas de derechos humanos
Las organizaciones venezolanas de derechos humanos desempeñan un papel fundamental en el trabajo con la Misión. Proporcionan información local, recopilan pruebas y apoyan a las víctimas y sus familias. Son cruciales para movilizar acciones de seguimiento a nivel nacional, regional e internacional. Ayudan a difundir las conclusiones de la Misión y a ejercer presión para la implementación de sus recomendaciones.
Los desafíos que enfrentan incluyen recursos limitados, oposición política, e incluso amenazas a su seguridad. A pesar de esto, su trabajo es vital para garantizar que las recomendaciones de la Misión no sólo se escuchen sino que se apliquen.
La importancia de renovar la Misión en septiembre de 2024
Renovar la Misión es crucial. Garantiza la continuidad en el seguimiento y presentación de informes sobre la situación en Venezuela, pues la naturaleza persistente de la crisis exige una atención internacional sostenida.
La renovación también envía un fuerte mensaje tanto al gobierno venezolano como a la comunidad internacional sobre la gravedad y persistencia de la situación de los derechos humanos. Mantiene la presión para el cambio y la rendición de cuentas.
Sin una renovación, se corre el riesgo de perder impulso a la hora de abordar las violaciones de derechos humanos y debilitar los esfuerzos realizados hasta ahora para documentar los abusos y defender los derechos de las víctimas.