El Observatorio Digital de Femicidios del Centro de Justicia y Paz (Cepaz) documentó 125 femicidios ocurridos en Venezuela en los primeros seis meses de 2021. En el mismo periodo hubo 49 femicidios de mujeres venezolanas en el exterior. Cada 20 horas hubo una acción femicida.
Este monitoreo incluye además los femicidios en grado de frustración. En estos seis meses hubo 23 casos en Venezuela y 9 de mujeres venezolanas en el exterior.
Durante la primera mitad del año, 57 niñas y niños quedaron huérfanos por el femicidio de sus madres. De ellos, 34 en Venezuela y 23 en el exterior.
Cifras de junio
Desde el 1 hasta el 30 de junio de 2021 hubo 26 femicidios consumados y 2 frustrados en Venezuela. En promedio hubo una acción femicida cada 26 horas. En total seis niños quedaron huérfanos. El 26,9% de los femicidios ocurrió en el estado Bolívar, 15,4% en Aragua, 5% en Carabobo y otro 5% en el Distrito Capital.
El 96,2 % de las víctimas, eran de nacionalidad venezolana. El 46% tenían edades comprendidas entre 19 a 36 años. Un 7% eran niñas, 11,5% adolescentes y 10,7% mujeres de 55 a 69 años. Una de las víctimas estuvo desaparecida antes del hallazgo del cadáver.
Sobre los agresores
Se constató que en el 73.1% de los casos el agresor es venezolano. En el 5% de los casos el agresor era funcionario policial. La edad del agresor quedó categorizada así: 5,3% entre 19 y 39 años. Otro 15,3% tiene edades entre 40 a 55 años. El 8% tiene de 15 a 18 años.
Gracias a los datos aportados por los medios digitales se determinó que están en fuga el 53,8% de los agresores. Mientras que el 34,6% fue detenido posteriormente al hecho cometido y el 7,7% murió en el contexto del hecho. Luego de haber cometido el femicidio uno de los agresores se suicidó. Otro lo intentó y no lo logró.
Se concluyó que en el 23,1% de los casos de femicidios consumados había vínculos de parejas y exparejas. No había vínculo alguno en el 19,2% de los casos entre víctima y ofensor. En el 11,5% de los casos se trató de conocidos sin relación familiar y en el 7,7% de los casos el ofensor era miembro de la misma familia (padre, padrastro). En el 69,2% de los casos de femicidios consumados no hubo testigos.
Motivación, modus operandi y contexto del femicidio
Respecto a la aparente motivación de los hechos, el 23,1% de los femicidios tuvo como aparente motivación una escena de celos o alegato de infidelidad íntima. El 11,5% registra un ataque o agresión sexual; un 7,7% registra venganza de organizaciones criminales. En otro 7,7% de los casos las víctimas habían decidido separarse.
Ámbito de ocurrencia y signos de violencia
En cuanto al ámbito de ocurrencia para los femicidios consumados, en el 34,6% de los casos el hecho ocurrió en la casa de la mujer o en la casa de ambos. Otro 34,6% en un lugar desolado o apartado. Y el 19,2% de los casos ocurrió en plena calle. En el 15.4% de los casos se hace referencia a la participación de los ofensores en grupo.
Sobre los signos de violencias en los casos de femicidios consumados, en 3,1% el cadáver fue arrojado a la vía pública. En un 11,5% hubo mutilación y descuartizamiento. En otro 11,5% signos de ataduras y en un 7,7% al menos dos de los signos descritos.
Presencia de armas
Un 42,3% de los femicidios presentó la comisión el hecho mediante arma de fuego. El 26,9% arma blanca o punzo penetrante; y en el 19,2% de los casos el mecanismo de comisión de los hechos fue la propia mano.
Factores de riesgo
Para los casos de femicidios consumados, el 19,2% de los casos hizo referencia expresa a antecedentes de amenazas o daños físicos; y otro 3,8% de los casos destaca comunidades vulnerables. En ninguno de los casos, ni consumados, ni frustrados, hubo referencia a una denuncia previa de la víctima contra el agresor.
Femicidios de mujeres venezolanas en el exterior
En el mes de junio hubo 6 muertes violentas de venezolanas en el exterior y 4 femicidios en grado de frustración. Esto es, cada 3 días hubo una acción femicida contra una mujer venezolana en el exterior. El 66,7% de los casos ocurrieron en Colombia. Dos niños quedaron huérfanos y presenciaron el femicidio de su madre.
Además se determinó que en el 66.7% de los casos la víctima tenía edades comprendidas entre 19 a 54 años. En el 100% de los casos no se reseña la edad del agresor. El 33,3 % de los casos presentó agresores de nacionalidad venezolana. En uno de los casos el agresor era funcionario policial. La mitad de los agresores están en fuga. Hubo aprehensión posterior en el 33,3% de los casos.
Sobre el ámbito de ocurrencia, el 33,3% de los casos de femicidios de venezolanas en el exterior sucedieron en la casa de la mujer. En el 16,7% de los casos la víctima había decidido separarse. Otro 16,7% se trató de casos de venganza de organizaciones criminales y un 16,7% de violencia policial.
Durante el mes de junio en el 50% de los casos la víctima fue baleada. En otro 33,3% la acción dirigida a causar la muerte violenta de la víctima fue el acuchillamiento.
No existía relación afectiva entre víctima y agresor en el 50% de los casos. En un 16,7% había vínculos de parejas y exparejas y en otro 16,7% vínculos sin relación familiar. Por otra parte, el 66,7% de los femicidios de venezolanas en el exterior ocurrieron en contexto de migración.
Hubo 4 femicidios en grado de frustración. Todos ocurrieron en Perú. En uno de los casos se trató de una actuación de los ofensores en grupo. Los cuatro agresores de femicidio frustrado tienen edades comprendidas entre 36 y 39 años. Estos femicidios frustrados estuvieron precedidos de una escena de celos o alegato de infidelidad. Existían vínculos de pareja entre víctima y agresor y los hechos ocurrieron en la casa de ambos. Un niño presenció la agresión hacia su madre. Una de las sobrevivientes estaba embarazada.
Estado ausente
Desde Cepaz sostenemos que en nuestro país la formación de un derecho penal especial de género no siempre es suficiente. La tendencia como país ha sido acudir estrictamente a los tipos penales de género o a las circunstancias agravantes de la violencia contra la mujer para aumentar la cuantía de las sanciones contra el agresor, lo que en la práctica contribuye a la perpetuación de la violencia sistémica, pues facilita enarbolar una lucha que no ha sido tal, ya que el Estado se limita a dictar leyes ejemplares de carácter orgánico que no ejecuta en rigor (porque no puede o porque no quiere).
Además no adopta políticas públicas desde la perspectiva de género orientadas a remover –transversalmente- la desigualdad en las distintas áreas de su competencia. Tenemos un Estado ausente, perdido en retórica que no ofrece garantías reales, no fortalece condiciones seguras para las mujeres, no tiene un sistema de atención efectivo, y no se empeña con ahínco en prevenir, evitar y sancionar la violencia contra las mujeres.
Consulte el monitoreo de femicidios de junio aquí