Por: Psic. Elizabeth González / F.P.V 8070
En la vida, al igual que en el arte del tejido, los hilos individuales tienen el poder de formar algo mucho más grande que su simple . Cada hilo representa una persona, una historia, un vínculo que, cuando se entrelaza con otros, puede crear una red sólida, capaz de soportar el peso de las dificultades y los desafíos emocionales. Las redes de apoyo, especialmente en el contexto psicosocial, funcionan de manera similar: deben estar tejidas con hilos de compromiso, resistencia y fortaleza para garantizar que no se rompan en momentos de presión o distancia física. Y es en este momento donde las redes sociales juegan un papel crucial, no solo como un espacio de interacción, sino como un entramado de vínculos que ofrecen apoyo, soporte y también, ideas colectivas.
El compromiso: el hilo que no se rompe
El tejido no es solo un proceso de entrelazar hilos; es un acto de compromiso y propósito. Así como en un tejido bien hecho los hilos no pueden soltarse, en una red de apoyo, los vínculos entre las personas deben ser igualmente fuertes. El compromiso, en este caso, es el pegamento que une a los miembros de la red, un compromiso que no se rompe ante las dificultades, las diferencias o el dolor. Este compromiso es fundamental, pues es lo que asegura que la red de apoyo se mantenga intacta, incluso cuando los vientos emocionales soplan cada vez más fuertes.
En el contexto de organizaciones, donde las víctimas de violencia, los dolientes y las personas en situaciones de vulnerabilidad buscan un refugio seguro, el compromiso mutuo es lo que fortalece la red. Cada miembro de la red tiene un papel fundamental, un papel que no se limita solo a recibir, sino también a dar.
La resistencia: un tejido que soporta la tensión
La fuerza de una red social no solo radica en su número de personas, sino en su capacidad para resistir la presión. En la naturaleza del tejido, los hilos pueden ser tensados hasta cierto punto sin romperse; lo mismo ocurre con las relaciones dentro de una red de apoyo. La vida, en su complejidad, impone tensiones emocionales que, de no ser manejadas adecuadamente, pueden desgastar cualquier conexión. Sin embargo, al igual que un tejido, las redes de apoyo deben ser capaces de resistir esos tirones emocionales, esos momentos de caos y dolor, sin ceder.
Vínculos fuertes: el tejido psicosocial como pilar de crecimiento
No basta con que los hilos estén entrelazados; el vínculo debe ser firme, el lazo debe ser fuerte. Un tejido débil o flojo puede deshilacharse con facilidad, y lo mismo ocurre con las relaciones sociales que no están construidas sobre una base sólida de confianza, respeto y solidaridad. Las redes de apoyo, entonces, deben estar fundamentadas en vínculos fuertes que no solo sean una conexión superficial, sino que profundicen en la empatía y el entendimiento mutuo.
Para que una red social sea efectiva, especialmente en el contexto de las víctimas de violencia o los dolientes, el compromiso de los miembros debe ser inquebrantable. Cada miembro debe sentir que tiene algo que aportar, que su presencia y apoyo son necesarios. En este proceso, la fortaleza del vínculo es lo que permite que la red no solo se mantenga, sino que crezca y se amplíe, brindando nuevas oportunidades de apoyo y progreso.
El tejido, en su esencia, se construye sobre la firmeza y la flexibilidad. Del mismo modo, las redes de apoyo deben tener la capacidad de adaptarse a los cambios, de ajustarse a las necesidades de cada individuo, sin perder su fuerza. Esto es lo que permite que los proyectos, como los emprendimientos dentro de una comunidad de apoyo, prosperen y se materialicen. Cada una al sentirse respaldada y empoderada, puede contribuir a la creación de un futuro más saludable.
Proyección a futuro desde el compromiso y la fortaleza
A medida que una red de apoyo crece, se teje con nuevos hilos, con nuevas historias, con nuevas conexiones. Este crecimiento no solo implica mayor número de personas involucradas, sino también una mayor fortaleza en los vínculos establecidos. La proyección de un futuro más saludable y resiliente, tanto a nivel personal como colectivo, depende de la capacidad de esos hilos para mantenerse firmes, de no soltarse, incluso cuando los desafíos parecen insuperables.
Así como un tejido bien hecho va creciendo manteniendo su forma original, una red de apoyo sólida permite que los individuos se proyecten hacia un futuro más esperanzador, lleno de nuevas posibilidades y de transformación.