En su último informe, la Misión de Determinación de los Hechos sobre Venezuela señaló que existe una clara persecución y ataques a activistas y organizaciones de mujeres que son consideradas opositoras al Gobierno. Según varias organizaciones citadas en el informe, muchas activistas cesaron sus actividades ante el temor de ser procesadas por esta labor, lo que a su vez ha impactado negativamente en las mujeres beneficiarias de su trabajo.
La represión se centra especialmente en personas que juegan papeles clave en la sociedad civil, particularmente personas defensoras de derechos humanos y voces percibidas como críticas con el Gobierno. Las amenazas, hostigamientos, y en ocasiones las agresiones directas contra las personas defensoras de derechos humanos, hombres o mujeres, se extienden habitualmente también a sus familiares, como estrategia de quiebre y para obstaculizar, o detener, su trabajo o forzar su salida del país.
Además, el clima general de censura de ciertos temas políticos y de derechos humanos alcanza también a los derechos de las mujeres No se invita ni entrevista en medios a feministas muy “radicales” o que hablen “mal del gobierno”.
Varias activistas feministas y defensoras de los derechos de las mujeres entrevistadas por la Misión aseguraron que el miedo al impacto que la represión y la judicialización pudiesen tener sobre sus familias, hijos e hijas, fue definitorio para que decidieran reducir su participación en el ámbito público, o para exiliarse.
Las mujeres defensoras de derechos humanos enfrentan riesgos significativos mientras realizan su labor de denuncia y protección de los derechos humanos. La defensa de los derechos humanos a menudo implica ser víctima de intimidación por parte de los actores estatales.
Además, las mujeres defensoras de derechos humanos enfrentan el riesgo de violencia sexual y de género, que se utiliza a menudo como una herramienta para intimidar y silenciar a las mujeres defensoras de derechos humanos, y puede incluir la violación, el acoso sexual, la tortura y el asesinato.
En segundo lugar, las mujeres defensoras de derechos humanos enfrentan el riesgo de violencia física y psicológica, que incluye la criminalización, la intimidación, la detención arbitraria, la tortura, el asesinato y el acoso constante. La discriminación estructural y la violencia de género contra las mujeres activistas y defensoras de derechos en Venezuela son un reflejo de la desigualdad de género y la falta de protección para las mujeres generalizada en el país.
Adicionalmente, las mujeres defensoras de derechos humanos también enfrentan el riesgo de la difamación y la estigmatización. Los medios de comunicación a menudo las retratan como «radicales» o «terroristas», lo que puede afectar su reputación y ponerlas en mayor riesgo de violencia.
Otro riesgo importante es la falta de protección y apoyo por parte de las autoridades y los gobiernos. A menudo, las mujeres defensoras de derechos humanos no reciben protección adecuada de las autoridades y pueden ser criminalizadas por su trabajo.
Por último, las mujeres defensoras de derechos humanos también enfrentan el riesgo de sufrir discriminación y exclusión en el ámbito político y social, lo que puede limitar su capacidad para participar plenamente en la sociedad y ejercer su labor de defensa de los derechos humanos.
Es fundamental que se tomen medidas para proteger a las mujeres defensoras de derechos humanos y garantizar que puedan realizar su labor sin miedo a represalias. Esto incluye la implementación de leyes y políticas que protejan los derechos de las mujeres defensoras de derechos humanos, así como la creación de redes de apoyo y protección para estas mujeres. La protección de los derechos humanos y la seguridad de las mujeres defensoras de derechos humanos son esenciales para la construcción de paz, el avance de la democracia y la justicia en todo el mundo.