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La paz comunitaria se logra con solidaridad, sororidad y constancia

“Si deseo vivir en un mundo de paz, entonces debo asegurarme de ser una persona pacífica. La paz comienza contigo”. Esta fue la frase que las tejedoras de sororidad de La Dolorita decidieron plasmar en el segundo mural pintado en la comunidad. El mural está ubicado en el sector 12 de octubre.

Esos murales forman parte de una agenda comunitaria que estas mujeres empoderadas en sus derechos, se han comprometido a desarrollar. Su finalidad es encontrar la forma de construir la paz vecinal. Ya para ello adelantan pequeñas acciones. Empezando por reemplazar las palabras que contribuyen al odio y la venganza por expresiones de esperanza y pensamientos positivos.

Así surgió también la idea de los murales. Que no solamente dejan un mensaje inspirador de cultura de paz, sino que dotan de identidad similar a los tres sectores dentro de La Dolorita a los cuales pertenecen las mujeres que forman parte del proyecto. También contribuyen al saneamiento ambiental, pues el equipo comunitario elimina los desechos del sector antes de iniciar la elaboración del mural.

Agenda comunitaria

Las tejedoras de sororidad han levantado una agenda comunitaria que seguirá desarrollándose con nuevas acciones. Cada una de ellas hacen aportes que van sumándose en la búsqueda de objetivos comunes. Las tejedoras son mujeres comprometidas y fortalecidas, que han decidido avanzar con paso firme en su crecimiento personal.

Ellas han encontrado más motivos para compartir que para fomentar la rivalidad de los sectores. Son ejemplo de solidaridad, sororidad y constancia. A través de la cultura de paz descubrieron lo mucho que tenían en común y están aumentando sus capacidades de reflexión crítica y aprendizaje en equipo para alcanzar la paz comunitaria.

Nuevos proyectos

La tercera iniciativa que emprenderán las tejedoras, será instaurar “El domingo familiar”. Un día para compartir con todos los vecinos. Una mañana de domingo al mes en el cual se cierre la calle. Se desarrollen juegos tranquilos, sin violencias, ni armas de juguetes. Juegos de mesa o cooperativos. Que destapen los resortes de la risa y que acerquen a los vecinos, propiciando el mutuo conocimiento.

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