“La no violencia es el primer precepto de mi fe. Y es el último precepto de mi fe. Pese a ello, tenía que tomar una decisión: o bien me sometía a un sistema que en mi opinión había causado un daño irreparable a mi país o bien me arriesgaba a que la furia de mi pueblo se desatara cuando entendiera la verdad que salía de mis labios”. Estas palabras forman parte del discurso pronunciado por Mahatma Gandhi ante el Tribunal Británico que lo condenó a seis años de prisión por sedición.
Formado en Derecho en Inglaterra, y tras haber ejercido como abogado durante más de dos décadas en Suráfrica. Gandhi vivió de cerca la discriminación debido a su origen étnico. Con la firme convicción de que era necesario cambiar el curso de los acontecimientos, Gandhi regresó a su país dispuesto a luchar como activista por los derechos civiles.
Su exigencia era el reconocimiento de la minoría india como ciudadanos de pleno derecho. Mahatma Gandhi hizo de la no violencia y la desobediencia civil sus estrategias. Bajo el precepto del apego a la verdad, se convirtió en el líder de un movimiento independentista contrario a los tradicionales, pues se oponía a la lucha armada para alcanzar sus fines.
Huelgas de hambre, protestas masivas, marchas, boicots, fueron las principales tácticas desplegadas por este hombre menudo, pero de voluntad de hierro. “La fuerza no proviene de la capacidad física sino de la voluntad indomable”, aseguraba Gandhi.
Llamado a la desobediencia civil
La reacción de un Imperio Británico sacudido por manifestaciones y protestas, y que había tenido que ceder en el reconocimiento de los derechos civiles de la minoría india, fue la promulgación de la ley Rowlatt. Esta limitaba las ya de por si muy restringidas libertades indias y concedía a las autoridades británicas plenos poderes en casos que se considera que la situación era de emergencia. Un primer episodio sangriento de la aplicación de esta ley fue la masacre de Amritsar, donde la celebración del Año Nuevo (Vaisakhi) fue tomada como una acción de disidencia y los soldados abrieron fuego contra la multitud. Murieron casi 400 personas y más de mil resultaron heridas.
Sin dejarse amilanar, Gandhi renovó su llamado a la desobediencia civil generalizada y al boicot de las empresas británicas. En 1922 fue condenado a seis años de prisión bajo el cargo de levantar a la población civil en un intento de derrocar al gobierno. Fue excarcelado dos años después y dio un nuevo paso hacia la independencia india con la llamada huelga de la sal. No fue sino hasta 1947 que se proclamó la independencia de la India, sin embargo la lucha de Gandhi continuó, pues su esfuerzo iba dirigido también a alcanzar un cambio social.
El mensaje de Gandhi no ha perdido vigencia. A lo largo de los años demostró que su accionar respondía a una clara estrategia de exigencia de derechos que contaba con el compromiso colectivo como una de sus tácticas principales. Una lucha basada en el fortalecimiento de la determinación interna para alcanzar el objetivo y la no violencia como guía de todas las acciones.