El marco del octavo Festival Cine Alemán 2020, el 16 de agosto se realizó un cineforo sobre el documental El placer femenino, organizado por el Instituto Goethe, el Trasnocho Cultural y la Embajada de Suiza.
En el evento participaron Barbara Miller, directora del documental; José Pisano, director de programación del Trasnocho Cultural, y Beatriz Borges, directora ejecutiva del Centro de Justicia y Paz (Cepaz).
Historia de cinco mujeres
El placer femenino es un documental sobre cinco mujeres con cinco culturas y religiones diferentes en diversos países, una historia sobre la liberación de la sexualidad femenina en el siglo XXI, la autonomía de las mujeres y la participación activa en los derechos humanos.
Las cinco mujeres son Leila Hussein, una interesante activista que vive en Londres ynacida en Somalia, víctima de ablación; Deborah Feldman, escritora americana exiliada de la comunidad judía ortodoxa, conocida por sus libros con experiencias personales; Rokudenashiko, artista japonesa condenada por la obscenidad, cuyo trabajo se enfocaba en la genitalidad femenina; Doris Wagner, ex monja abusada sexualmente por un miembro del clero y Vithika Yadav, activista por los derechos sexuales y de género en la India.
Miller sintió la necesidad de visibilizar la sexualidad femenina como una obligación y un ejercicio de violencia contra la mujer, sin representar el placer para ellas. Las cinco religiones más importantes en el mundo demonizan el cuerpo femenino, viendo la sexualidad de forma negativa.
Buscó mujeres que tuvieran el coraje de romper el silencio públicamente y que expresaran el placer y la violencia en la sexualidad femenina, desde sus experiencias personales.
Para Beatriz Borges las historias reflejadas en documental son fundamentales porque hablan acerca de los derechos de las mujeres. Actualmente, muchas personas consideran que estos derechos han sido alcanzados en plenitud, pero estas historias y la realidad de las mujeres en Venezuela y otros lugares del mundo, reflejan la discriminación y el alcance parcial de sus derechos.
Aún existen retos para la garantía y reconocimiento de los derechos de las mujeres desde los Estados, en relación a los cambios culturales que permitan su realidad. Uno de los puntos clave en el documental son las confrontaciones culturales y religiosas versus la garantía parcial de la sexualidad, y el acceso a los derechos sexuales y reproductivos para la dignidad humana.
Para la directora ejecutiva de Cepaz uno de los aspectos más importantes del trabajo realizado por Barbara Miller en el documental es el hilo conductor de cada historia vivida por ellas y la relación que tiene con el camino sobre la conciencia de los derechos de cada una de las mujeres en la realidad.
La experiencia en La Dolorita
Borges relató dos historias que ejemplifican parte de la realidad de los derechos de las mujeres en Venezuela en el contexto de la crisis humanitaria, la violación sistemática de los derechos humanos y la ruptura institucional.
Desde hace tres años, Cepaz hace un arduo trabajo en La Dolorita, municipio Sucre del estado Miranda, para el empoderamiento y la conciencia de los derechos de las mujeres en un entorno hostil. El tema de género es visto en plano secundario, pero tiene que ser una prioridad de la agenda social, porque las mujeres son la mitad de la población, afectadas de forma diferenciada y agravada por la realidad venezolana.
Uno de los aspectos centrales del documental es la verbalización de las historias personales en las mujeres. Precisamente, una de las experiencias en La Dolorita narradas por las mujeres que allí viven describe la crítica situación de los servicios de salud. Los niños se enferman y los medicamentos no se consiguen o son muy costosos, lo que dificulta su adquisición.
Otro de los testimonios expresa que en La Dolorita no se vive bien porque las mujeres tienen que cargarl agua, no consiguen gas para cocinar y tienen dificultades con el transporte, teniendo que buscar trabajos en sitios cercanos para poder rendir el sueldo, siendo aún así insuficiente pues solo sirve para cubrir parte de las necesidades básicas de la alimentación.
La recreación es un lujo para la mayoría de la población en el contexto actual del país. La distracción en el sector El Guamo es ir a un pozo para buscar agua y tener en el hogar, eso forma parte los paseos en familia en un barrio venezolano.
Aunque estas historias son dolorosas, a la vez resultan esperanzadoras, sobretodo porque provienen de lugares empobrecidos con altos niveles de violencia de género, que padecen la represión ejercida por la Fuerza de Acciones Especiales (FAES), la presión de las cajas CLAP para el acceso a los alimentos y han aprendido a vivir con el miedo y el temor a sufrir algún daño en medio de la sobrevivencia y el deterioro de su calidad de vida.
En este contexto, la sexualidad no es vista como un placer, sino como un medio de sobrevivencia, ya que acuden al sexo transaccional para poder acceder a alimentos y darles de comer a sus hijos.
En el proceso adelantado por Cepaz se logra un empoderamiento de las mujeres mediante la implementación de otros mecanismos de carácter psicológico, educativo y cultural, que neutralizan los efectos de la violencia, la incertidumbre y el malestar por la realidad actual en Venezuela.
La recreación, la capacidad de soñar y el cómo gerenciarse a sí mismas, forman parte de los derechos de las mujeres que este proceso de empoderamiento permite que las mujeres identifiquen. Desde Cepaz se crearon espacios recreativos como un club de lectura, llamado “Las mujeres que leen son peligrosas”, para el intercambio de ideas y pensamientos para identificar sus derechos y también para prepararse para enfrentar la adversidad.
Otro proyecto, llamado tejedoras de sororidad, estimula el apoyo y la articulación entre ellas, ayudando a promover la cultura de paz y la no discriminación. Las acciones anteriormente mencionadas son acompañadas del aspecto humanitario, apoyándolas con un programa de asistencia humanitaria cash que les permite cubrir parte de sus necesidades.
En el contexto de la pandemia por COVID-19, las mujeres no están preparadas para evitar el contagio y conseguir alimentación para sus familias, ya que viven del pago diario para el cuidado y la alimentación del hogar y las medidas de distanciamiento social les impiden salir a trabajar.
La directora ejecutiva de Cepaz indicó que gracias a la Embajada de Suiza, se ha podido desarrollar también una clínica de atención psicosocial para los familiares y las víctimas de violencia de género, ofreciendo la atención necesaria en alianza con la Fundación para la Prevención de la Violencia Doméstica hacia la Mujer (Fundamujer) y el Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad Central de Venezuela (CEM-UCV).
El periodo de la cuarentena ha sido un riesgo adicional para las mujeres frente a la violencia de género, porque son obligadas a la convivencia con sus agresores, padeciendo violencia intrafamiliar, explotación y abuso en el hogar.
Los derechos de las mujeres son un problema global
Barbara Miller expresó que el movimiento feminista es un asunto que concierne a las mujeres y a los hombres, para encontrar una manera de vivir juntos en la igualdad, en la paz, en el amor y el placer. Hizo referencia a los comentarios de la directora de Cepaz y enfatizó que los derechos de las mujeres son un problema global, sin distinción de clases sociales.
En Suiza, la mayoría de la población asesinada son mujeres, víctimas de sus parejas y ex parejas; la violencia sexual en el hogar representa el 60% de los actos violentos en en el país.
También, la situación de los hombres es limitada por la religión y la sociedad, porque no pueden expresar los sentimientos, manifestar los miedos, no pueden lloran ni sentir y de una u otra forma, la violencia es un aprendizaje que les ha sido dado.
Existen diferentes formas de violencia y discriminación argumentadas por razones religiosas y culturales, como la ablación genital femenina.
Actualmente, la mayoría de los padres son quienes deciden la conformación de las parejas, según las castas y la compatibilidad. En las escuelas, la educación sexual es prohibida y la población acude a la pornografía, que da una imagen de la mujer como objeto para la satisfacción del hombre.
Miller cree que darles la voz a las mujeres mediante los documentales es esencial para contribuir al cambio del mundo y alcanzar la igualdad y la justicia