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Femicidios y el consumo problemático de sustancias psicoactivas

Uno de los tantos factores de riesgo del femicidio que merecen ser analizados de forma particular es el consumo de alcohol y drogas en los agresores y su relación con los motivos por los cuales bajo los efectos de estas sustancias decide arrebatarle la vida a una mujer.

La personalidad es un factor importante en la determinación del comportamiento que se da después de consumir alcohol u otras drogas. En este sentido debemos cuestionarnos si una persona que no es violenta podría llegar a serlo bajo los efectos de estas sustancias o estas solo producen efectos en personas con antecedentes de conductas violentas.

Variados han sido los especialistas que han determinado que el solo consumo de alcohol y otras sustancias no inducen a la agresividad de una persona. Los efectos del consumo dependen de múltiples factores, como lo son las propiedades farmacológicas de las sustancias, el estado neurológico del consumidor, su personalidad y el contexto social y cultural en el que se desarrolla la persona que pueden ser a menudo propiciatorios de violencia.

El consumo de estas sustancias en hombres con comportamientos hostiles e irritables, suele hacerlos más proclive a involucrarse en acciones violentas, provocando reacciones desmedidas de euforia y agresividad sin tener control sobre la medición de los riesgos que sus actos pudieran provocar.

Ahora bien, también debemos referirnos a un aspecto social muy arraigado en algunas culturas, particularmente respecto a las bebidas alcohólicas, y es el uso del alcohol para excusar cualquier comportamiento reprochable y /o violento. Es decir, el agresor que se emborracha y comete cualquier tipo de acto violento contra una mujer, inclusive el femicidio, se excusa detrás de su estado de embriaguez, en su incapacidad de controlar impulsos violentos. Pero esta situación nos alerta aún más cuando la sociedad o peor aún, la víctima sobreviviente, alcanza a justificarlo.

En este sentido, observamos con especial atención en nuestros registros, el aumento del historial de consumo de sustancias psicoactivas por parte del agresor como factor de riesgo que incrementa la probabilidad de cometer el delito. En el primer cuatrimestre en 1,2% de los casos analizados aparece como factor de riesgo presente el consumo de alcohol y otras drogas, mientras que en el segundo cuatrimestre del mismo año aumentó el factor de riesgo a 12,5% del total de casos analizados.

Estas cifras nos indican el desproporcionado aumento del consumo de alcohol y otras drogas, la falta de políticas de control de consumo, la facilidad de acceso a estas sustancias, y el vínculo que existe entre las personas consumidoras, los comportamientos violentos y la expresión más atroz de violencia contra las mujeres que termina en el femicidio.

Aunque el alcohol no suele ser la causa directa de la violencia contra las mujeres, aumenta su frecuencia y gravedad. Es por ello que insistimos en la necesidad de analizar el consumo problemático de sustancias psicoactivas y su vínculo con el femicidio como un caso particular. Solo a través de un enfoque diferenciado se alcanzarán políticas de prevención que permitan el control del consumo de sustancias, y la toma de conciencia para el reconocimiento de la violencia en manos de agresores consumidores, por parte de la víctima, de la sociedad y de las instituciones.