Venezuela atraviesa uno de los momentos más oscuros de su historia tras las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024. La crisis poselectoral en el país se ha caracterizado por un incremento en la represión estatal, incluyendo detenciones arbitrarias y persecuciones por motivos políticos, así como el cierre del espacio cívico. Una vez más, el grupo en el poder ha impuesto un estado de terror entre la disidencia y entre quienes defienden las libertades, la justicia y la democracia.
Esta agenda busca evitar la alternancia democrática. La oposición democrática, por su parte, rechaza la pretensión del gobierno de perpetuarse en el poder ilegítimamente y cuenta con pruebas irrefutables de su victoria en el proceso electoral.
La sociedad civil ha desempeñado un papel fundamental al utilizar los espacios internacionales y multilaterales para canalizar su lucha por la justicia, la democracia y el respeto a los derechos humanos a través de la cooperación con organismos como las Naciones Unidas. Organizaciones de la sociedad civil han sido pioneras en la implementación de alertas tempranas sobre la situación venezolana y para la activación de mecanismos internacionales, como la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos. Estos mecanismos han logrado mantener la crisis venezolana en la agenda internacional, generando visibilidad internacional y movilizando apoyo global, para garantizar que las violaciones no queden impunes, consolidando además una red de cooperación y apoyo desde la comunidad internacional que fortalece la defensa de los derechos fundamentales en Venezuela.
Pero ahora es momento de impulsar ideas audaces en favor de la democracia. La estrategia incremental, con liderazgo de la ONU y apoyo multilateral para dar respuesta a la crisis política en Venezuela, propone la activación del Secretario General de la ONU para desarrollar un liderazgo diplomático audaz, que logre mediar en la crisis política de Venezuela, movilizando una respuesta internacional efectiva.
Esta propuesta requiere el mayor consenso multilateral posible, involucrando no solo a actores tradicionales, sino también a aquellos que están inmersos en otras visiones geopolíticas. Para ello, es esencial que países con su influencia en la región y con relación con el gobierno venezolano, apuesten por una salida concertada hacia una transición política estable, que garantice el respeto a los derechos humanos, facilitando la construcción de acuerdos más inclusivos y realistas, y abriendo espacios para un diálogo que favorezca una solución pacífica y duradera.
En este sentido, el nombramiento de un Enviado Político Especial por parte del Secretario General sería el punto de partida de esta estrategia incremental que active de manera progresiva los mecanismos políticos de la ONU y eleve la situación de Venezuela al más alto nivel de discusión internacional, sentando las bases para la creación de una misión política supervisada por el Consejo de Seguridad. Esta misión, con un mandato amplio, abarcaría no solo la mediación entre las partes, sino también la verificación de los procesos electorales y la gestión de una eventual transición política.
Esta propuesta ha sido elaborada a partir de un proceso de consulta y reflexión con distintos actores de la sociedad civil y del mundo político en Venezuela y la región, cuya identidad está protegida tomando en consideración el contexto de represión a la que están expuestos en Venezuela.
An incremental strategy with UN leadership and multilateral support is needed to respond to the political crisis in Venezuela
Venezuela is going through one of the darkest moments in its history following the presidential elections of 28 July 2024. The post-election crisis in the country has been characterised by an increase in state repression, including arbitrary arrests and politically motivated persecutions, as well as the closure of civic space. Once again, the ruling group has imposed a state of terror on dissidents and those who defend freedoms, justice and democracy.
This agenda seeks to prevent democratic alternation. The democratic opposition, for its part, rejects the government’s attempt to perpetuate itself in power illegitimately and has irrefutable proof of its victory in the electoral process.
Civil society has played a key role in using international and multilateral spaces to channel its struggle for justice, democracy and respect for human rights through cooperation with bodies such as the United Nations. Civil society organisations have been pioneers in the implementation of early warnings about the Venezuelan situation and for the activation of international mechanisms, such as the International Independent Fact-Finding Mission. These mechanisms have managed to keep the Venezuelan crisis on the international agenda, generating international visibility and mobilising global support to ensure that violations do not go unpunished, while consolidating a network of cooperation and support from the international community that strengthens the defence of fundamental rights in Venezuela.
But now is the time to push for bold ideas in favour of democracy. The incremental strategy, with UN leadership and multilateral support to respond to the political crisis in Venezuela, proposes the activation of the UN Secretary General to develop bold diplomatic leadership to mediate the political crisis in Venezuela, mobilising an effective international response.
This proposal requires the broadest possible multilateral consensus, involving not only traditional actors, but also those who are immersed in other geopolitical visions. To this end, it is essential that countries with influence in the region and with relations with the Venezuelan government support a concerted move towards a stable political transition that guarantees respect for human rights, facilitating the construction of more inclusive and realistic agreements, and opening spaces for dialogue that favours a peaceful and lasting solution.
In this sense, the appointment of a Special Political Envoy by the Secretary General would be the starting point of this incremental strategy that would progressively activate the UN’s political mechanisms and raise the situation in Venezuela to the highest level of international discussion, laying the groundwork for the creation of a political mission supervised by the Security Council. This mission, with a broad mandate, would encompass not only mediation between the parties, but also the verification of electoral processes and the management of an eventual political transition.
This proposal has been elaborated on the basis of a process of consultation and reflection with different actors from civil society and the political world in Venezuela and the region, whose identity is protected taking into account the context of repression to which they are exposed in Venezuela.
Puede consultar el documento Propuesta de Misión de Paz para Venezuela. Estrategia incremental para responder la crisis política de Venezuela con liderazgo de la ONU y apoyo multilateral, aquí
You can consult the document Proposal of a Peace Mission for Venezuela. Incremental Strategy to Address Venezuela’s Political Crisis with UN Leadership and Multilateral Support, here
Propuesta-de-Estrategia-Incremental-para-la-Crisis-Politica-de-Venezuela-con-Liderazgo-de-la-ONU-y-Paises-de-la-Region