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El efecto ejemplarizante de la represión es ahora más evidente que nunca

En Venezuela, la represión política ha alcanzado un nuevo nivel de perfeccionamiento y sofisticación en este contexto postelectoral de 2024. Lo que comenzó como un patrón de violencia y control en 2014 ha evolucionado hasta convertirse en un sistema perfeccionado que intimida, silencia y somete a la población. La gravedad de la situación actual es tal que el miedo ha penetrado profundamente en la vida cotidiana de los venezolanos.

En 2014, las protestas que se extendieron durante cinco meses dejaron un saldo de 3.306 detenciones arbitrarias[1] y 43 personas asesinadas[2]. En 2017, en un período de cuatro meses de protestas, el número de detenciones aumentó a más de 5.000, y el número de asesinados superó las 120 personas[3]. Estas cifras, si bien ya eran alarmantes, reflejan un patrón que ha continuado y empeorado.

Hoy, Venezuela enfrenta una represión sin precedentes. Aunque los patrones de represión no son nuevos, la gravedad de la escalada es innegable. El sistema se ha vuelto más eficiente en su capacidad para intimidar y controlar a la población.

En solo las primeras 72 horas del evento electoral del 28 de julio, el Fiscal General de la República ha reconocido públicamente la detención de 1.062 personas, mientras que Nicolás Maduro ascendió la cifra a 1.200 personas[4], casi 100 de ellas menores de edad. Entre tanto, organizaciones de la sociedad civil hemos documentado el asesinato de al menos 22 personas[5]. Este número representa casi la mitad de los casos de detenidos y asesinados de 2014, en un período de tiempo dramáticamente más corto.  En este sentido, las proyecciones para las próximas semanas, si se mantiene este contexto, son aún más sombrías, acercándonos a un escenario incluso más grave y letal que el de 2017.

Por su parte, los patrones de represión que estamos documentando son muy graves. Se han implementado aplicaciones móviles para que personas adeptas al gobierno denuncien a quienes asistan a las protestas, facilitando un ambiente de vigilancia masiva [6]. Además, hemos documentado desapariciones forzadas, denuncias de tortura y allanamientos ilegales. Aún más, bajo la política de persecución denominada “Operación Tun Tun” [7],  las personas son secuestradas de sus hogares por fuerzas de seguridad del Estado, en la mayoría de los casos en horas de la noche y madrugada, son detenidas arbitrariamente y llevadas a audiencias colectivas, en las que no se individualizan los casos y en las que a todos los detenidos se le imputan los mismos cargos, no se respeta el debido proceso, ni se permite la defensa  privada. La situación es especialmente alarmante para los menores de edad, quienes también están siendo objeto de detenciones arbitrarias.

Además, el gobierno de Nicolás Maduro no muestra signos de detenerse. Lejos de ello, ha amenazado con abrir dos nuevas cárceles de máxima seguridad [8] y con la detención de mil personas más. Esto, sin lugar a dudas, nos lleva a recordar los horrores que se ejecutan en El Helicoide, un centro de detención donde se han cometido graves violaciones de derechos humanos e incluso crímenes de lesa humanidad investigados por la Corte Penal Internacional, incluyendo tortura, tratos crueles, inhumanos o degradantes contra presos políticos.

El efecto ejemplarizante de esta represión es ahora más evidente que nunca. El gobierno ha aprendido a manejar este sistema para maximizar su impacto, creando un ambiente que infunde terror e intenta obligar a la población al silencio y a la desmovilización.

Por último, ante la escalada de represión pos electoral en Venezuela hacemos un llamado urgente a la acción. La comunidad internacional no puede permitirse el lujo de la indiferencia ante esta realidad alarmante. Es imperativo que se implementen medidas concretas para proteger a la población venezolana y garantizar que se respete la voluntad popular expresada el pasado 28 de julio. La solidaridad y el compromiso global son esenciales para salvaguardar la democracia y los derechos humanos en Venezuela.


The exemplary effect of the repression is now more evident than ever before

In Venezuela, political repression has reached a new level of refinement and sophistication in this post-electoral context of 2024. What began as a pattern of violence and control in 2014 has evolved into a perfected system that intimidates, silences and subdues the population. The gravity of the current situation is such that fear has penetrated deeply into the daily lives of Venezuelans.

In 2014, protests that lasted five months left a toll of 3,306 arbitrary arrests[1] and 43 people killed[2]. In 2017, in a four-month period of protests, the number of arrests increased to more than 5,000, and the number of people killed exceeded 120 people[3]. These figures, while already alarming, reflect a pattern that has continued and worsened.

Today, Venezuela faces unprecedented repression. Although the patterns of repression are not new, the severity of the escalation is undeniable. The system has become more efficient in its ability to intimidate and control the population.

In just the first 72 hours of the July 28 electoral event, the Attorney General of the Republic has publicly acknowledged the detention of 1,062 people, while Nicolás Maduro raised the figure to 1,200 people[4], almost 100 of them minors. Meanwhile, civil society organizations have documented the murder of at least 22 people[5]. This number represents almost half of the cases of detainees and killed in 2014, in a dramatically shorter period of time. In this sense, the projections for the coming weeks, if this context is maintained, are even bleaker, bringing us closer to a scenario even more serious and lethal than that of 2017.

For their part, the patterns of repression we are documenting are very serious. Mobile apps have been implemented for people adept at the government to denounce those attending protests, facilitating an environment of mass surveillance [6]. In addition, we have documented forced disappearances, allegations of torture and illegal searches. Furthermore, under the persecution policy called “Operation Tun Tun” [7], people are abducted from their homes by State security forces, in most cases at night and in the early hours of the morning, arbitrarily detained and taken to collective hearings, in which cases are not individualized and in which all detainees are charged with the same charges, due process is not respected, and private defense is not allowed. The situation is especially alarming for minors, who are also being subjected to arbitrary detentions.

Moreover, the government of Nicolás Maduro shows no signs of stopping. Far from it, it has threatened to open two new maximum security prisons [8] and the detention of a thousand more people. This, undoubtedly, brings to mind the horrors being executed in El Helicoide, a detention center where serious human rights violations and even crimes against humanity have been committed and investigated by the International Criminal Court, including torture, cruel, inhuman or degrading treatment against political prisoners.

The exemplary effect of this repression is now more evident than ever. The government has learned to manage this system to maximize its impact, creating an environment that instills terror and attempts to force the population into silence and demobilization.

Finally, in the face of the escalating post-election repression in Venezuela, we make an urgent call to action. The international community cannot afford the luxury of indifference in the face of this alarming reality. It is imperative that concrete measures be implemented to protect the Venezuelan population and ensure that the popular will expressed on July 28th is respected. Solidarity and global engagement are essential to safeguard democracy and human rights in Venezuela.


[1]Human Rights Watch. Informe Mundial 2015. Disponible en: https://www.hrw.org/reports/wr2015sp_ForUpload.pdf

[2] Amnistía Internacional. Hambre de Justicia. Crímenes de Lesa Humanidad en Venezuela. Disponible en: https://amnistia.org.ar/wp-content/uploads/delightful-downloads/2019/05/Venezuela_Hambre-de-justicia.pdf

[3]Ibidem.

[4] EFE. Más de 1.200 detenidos en las protestas contra el resultado de las presidenciales en Venezuela. Disponible en: https://efe.com/mundo/2024-08-01/venezuela-mas-de-1-200-detenidos-en-protestas-por-elecciones/

[5]Monitor de víctimas. Disponible en: https://x.com/MonitorVictimas/status/1819910824619614414

[6] El Tiempo. Gobierno radicaliza la represión al usar la VenApp como brazo de persecución. Disponible en: https://eltiempove.com/gobierno-radicaliza-la-represion-al-usar-la-venapp-como-brazo-de-persecucion/

[7] El Tiempo. ¿Qué es la Operación Tun Tun en Venezuela?.  Disponible en: https://www.elnacional.com/venezuela/que-es-la-operacion-tun-tun-en-venezuela/

[8]La Nación. Maduro anuncia la creación de dos cárceles de máxima seguridad para los detenidos en las protestas. Disponible en:https://www.lanacion.com.ar/agencias/maduro-anuncia-la-creacion-de-dos-carceles-de-maxima-seguridad-para-los-detenidos-en-las-protestas-nid02082024/

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