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Derecho a la no discriminación

El derecho a la no discriminación nace del postulado general de la igual dignidad de todos los seres humanos reconocido tanto por la Carta de las Naciones Unidas como por la Declaración Universal de los Derechos Humanos y todos los instrumentos internacionales en materia de derechos humanos.

 La no discriminación, con su corolario que es la igualdad, ocupa un lugar particular en la parte dispositiva de las normas sobre derechos humanos, ya que todos los derechos humanos (civiles, políticos, económicos, sociales y culturales) deben llevarse a la práctica por todo el mundo sin discriminación alguna y en total igualdad.

El CETIM

Es un centro de investigaciones y estudio radicado en Francia, que dispone de documentación especializada sobre numerosas temáticas, entre ellas, la discriminación en todas sus dimensiones. Sus archivos se nutren regularmente con más de 200 periódicos, regionales e internacionales y con documentación de los diferentes órganos de las Naciones Unidas.

En este centro de investigaciones parten de la premisa que los instrumentos internacionales en materia de derechos humanos prohíben toda distinción, exclusión, restricción o cualquier otro trato diferenciado en el seno de una comunidad específica, así como entre las comunidades, que no se justifican y que comprometen el goce de los derechos humanos por todas y todos en base al principio de igualdad.

Declaración Universal de los Derechos Humanos

De hecho, en el artículo 2 establece textualmente lo siguiente: “Toda persona tiene todos los derechos y libertades que están señalados en este Declaración, sin importar idioma, color de piel, religión, condición social y económica, opinión política o cualquier otra distinción, y sin discriminación por la condición política, jurídica o internacional del territorio o país en que se encuentre la persona”.

Cuando observamos el mundo contemporáneo desde esta óptica, constatamos que cientos de millones de personas continúan siendo discriminadas en todo el mundo porque pertenecen a un pueblo o a una etnia, por  su lengua, por sus creencias, por su situación social y/o económica, por su linaje, por su opinión pública y también por su sexo, por su edad o por su orientación sexual.

Muchas organizaciones, públicas y privadas, han realizado grandes esfuerzos para financiar publicaciones sobre la cuestión de la no discriminación, pero se concentran a menudo en uno de los aspectos (educación, trabajo, libertad de opinión y expresión, etc) o en una categoría de personas (mujeres, pueblos indígenas, grupos religiosos, inmigrantes, etc). Por lo general este tipo de publicaciones tienen como objetivo principal dar una visión de conjunto de las múltiples facetas de la discriminación.

Alda Facio, jurista costarricense, sostiene dos principios fundamentales: 1) Que la prohibición de discriminar no es una prohibición abstracta, sino que está referida, concretamente al goce de los derechos humanos y 2) Que la prohibición de discriminar va más allá de las razones enunciadas, ya que tal como se establece en el texto, se prohíbe toda discriminación basada en cualquier otra condición social.

La especialista añade que el término “discriminar” puede tener distintas acepciones dependiendo del contexto y que aún dentro del ámbito jurídico, hay opiniones encontradas en cuanto a qué es lo que está prohibido.

Discriminación por condición de migrante

La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas ha informado que durante la Declaración de Durban se señaló que la xenofobia contra los no nacionales, en particular los migrantes, constituye una de las causas principales del racismo contemporáneo.

A menudo los migrantes son objeto de discriminación en el ámbito de la vivienda, la educación, la salud, el trabajo y la seguridad social. Se trata de un problema mundial que afecta a los países de origen, a los de tránsito y a los de destino.

Según la Organización de Naciones Unidas, al cierre del año 2016, una cantidad sin precedentes de 65,6 millones de personas en todo el mundo se han visto obligadas a abandonar sus hogares a causa del conflicto y la persecución. Dentro de esta cifra destaca la cantidad de cerca de 22,5 millones de refugiados, de los cuales más de la mitad son menores de 18 años.

La agencia de la ONU que ayuda a los refugiados es ACNUR, que surgió a raíz de la  Segunda Guerra Mundial para ayudar a os europeos desplazados por aquel conflicto.

De acuerdo a las cifras que maneja la agencia que ayuda a los refugiados en los últimos años más de 1,5 millones de venezolanos han abandonado su país debido a la compleja situación socioeconómica y política, de hecho en la actualidad los venezolanos ocupan el cuarto lugar en el mundo con más solicitudes nuevas de asilo, según cifras del año 2017.

La situación ha llegado a tal extremo que países como Colombia, Brasil, Ecuador y Perú han tenido que recurrir al organismo internacional a efectos de atender la grave situación.

¡Ser migrante no es un delito! ¡Con discriminación no hay paz!

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