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Derecho a la defensa de la democracia

Los valores de libertad, respeto por los derechos humanos y el principio de celebrar elecciones periódicas y legítimas mediante el sufragio universal, son elementos esenciales de la democracia, lo cual proporciona el medio necesario para la protección y realización efectiva de los derechos humanos.

Es por ello que estos valores se han incorporado en la Declaración Universal de Derechos Humanos y han sido elaborados aún más en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos que consagra una multitud de derechos políticos y libertades civiles en que se basan las democracias significativas. En el artículo 21 en su inciso 3 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, se establece el nexo entre la democracia y derechos humanos:

“La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se debe expresar mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto”.

Desde el 2006 Consejo de Derechos Humanos ha adoptado una serie de resoluciones que destaca la interdependiente y mutua relación que se refuerza entre la democracia y los derechos humanos. Algunos ejemplos recientes incluyen las resoluciones 19/36 y 28/14 sobre «Los derechos humanos, la democracia y el Estado de Derecho».

Sin embargo, los déficits de la democracia, las instituciones débiles y la pobre gobernanza, ha generado que las Naciones Unidas refuerce su apoyo de la democracia y al buen gobierno por medio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Fondo de las Naciones Unidas para la Democracia (FNUD), el Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz (DOMP), el Departamento de Asuntos Políticos (DAP) y la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (OACDH).