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Antes que el virus, la confianza

Por Tarek Yorde. Periodista, consultor en comunicación institucional y marketing político.


“Lo más valioso de un Pueblo es la Confianza, sin confianza no habrá orden, ni armonía”. Confucio.

“Mantener la confianza pública es crucial para la solidaridad social, para la relación de las sociedades entre sí y para la paz y la estabilidad internacionales”. Henry Kissinger.

La crisis más severa que sufrimos los venezolanos no es la del agua, inseguridad, electricidad, ni la gasolina, ni la hiperinflación, tampoco lo es el coronavirus Covid-19.

Lo que más daño le ha causado al país es la destrucción de la Confianza en sus gobernantes, instituciones de Justicia, su economía y peor aún entre los mismos ciudadanos. Hoy el país es un “todos contra todos”.

Venezuela sufre una epidemia mucho más peligrosa para el futuro de la nación y la existencia de la República. Y es el descrédito y la desconfianza absoluta ante todo lo que hace o dice el Gobierno que, más allá de su ideología y la afinidad que el ciudadano pueda o no tener frente al color del partido gobernante, es el responsable de la vida nacional.

El país ha sido destruido en sus bases morales. Porque cuando se pierde la Confianza ante la Autoridad, el ciudadano cae en el terreno del “sálvese quien pueda” y se percibe a sí mismo como desnudo, abandonado a su suerte, sin poder contar con un Estado capaz de proveerle los servicios básicos para la vida: agua, alimentos, medicina, seguridad física, electricidad y movilidad.

Es mínimo el porcentaje de venezolanos que confía en la vocería oficial del Gobierno Nacional encarnada en el presidente Maduro, los hermanos Jorge y Delcy Rodríguez y en Diosdado Cabello, que ni siquiera tiene un cargo real en el Poder Ejecutivo. Algo similar sucede en la orilla opositora, muchos voceros, muchas promesas, pocos resultados.

Entonces… ¿Cómo asumir una conducción confiable de la crisis de salud cuando los principales voceros del Gobierno han secuestrado y politizado todos los aspectos de la vida nacional queriendo controlarlo todo, generando mil problemas por su ineficiencia o corrupción, siempre rechazando ser responsables por los malos resultados, siempre en rol de víctimas?

La República está herida de muerte y bajo grandes amenazas. Y a medida que vayan incrementándose los números de la epidemia en enfermos y decesos, así mismo se irá incrementando el miedo, la desconfianza, la violencia y el caos en una población que tiene años viviendo bajo el acecho de la pobreza, la inseguridad, el hambre, la precariedad en los servicios y la impotencia de ver a sus gobernantes delirando guerras imperiales cuando no son capaces de proveer gasolina en un país petrolero.

Es hora de hacer una tregua en la diatriba Gobierno – Oposición. Al menos un “alto al fuego verbal” por tres meses para crear un espacio de confianza ciudadana en la conducción de la epidemia. Ese espacio debe ser constituido por voceros médicos, con credibilidad y claridad para dar indicaciones y estadísticas que permitan a los ciudadanos reconstruir su confianza. Al menos, en este tema de salud pública.

El primer paso para una lucha consistente frente al Coronavirus Covid-19 es crear rápidamente y por decreto de emergencia un Consejo Médico Nacional con una vocería oficial distinta a Maduro, los Rodríguez y Diosdado.

Que la vocería del Consejo Médico Nacional sea conducida por un grupo integrado por tres o cuatro médicos, no más, provenientes del sector público, académico y privado, con apoyo y reconocimiento del Ministerio de Salud, la Cruz Roja y la Organización Panamericana de la Salud. Esa sería la primera acción para poder dirigir al Pueblo Venezolano, convincente y coherentemente, frente a esta gran amenaza nacional. Una Vocería Mancomunada, más allá de las estridencias y divergencias político-partidistas, que sea responsable por centralizar las estadísticas y recomendaciones.

Si Maduro y el Gobierno Nacional realmente quieren salvar la vida de miles de venezolanos deben dar una pequeña muestra de responsabilidad histórica y humildad. El principal compromiso del Gobierno Nacional es cambiar su vocería de la epidemia para recuperar la Confianza y la Credibilidad, que es lo primero que debe tener un paciente frente a su médico.

Por parte de la Oposición el reto está en controlar a sus múltiples voceros. Todos deberán avalar y respetar, al menos durante la tregua, a los voceros del Consejo Médico Nacional. Incluso puede y debe haber reuniones en los cuales los miembros de este Consejo aporten datos reales de la situación ante el Gobierno Nacional y la Asamblea Nacional presidida por Guaidó.

Una vez más. Frente a una crisis de estas dimensiones. Lo primero es tener un liderazgo confiable. Y eso no existe en este momento. Ni por cadenas presidenciales ni por bandas militares. Venezuela está urgida de Confianza. Por favor, Maduro y Guaidó, controlen a sus cabezas parlantes. Creen el Consejo Médico Nacional y denle a ese ente la credibilidad y seriedad que la crisis exige. Para que la gente pueda votar y pagar impuestos primero tiene que estar viva.