En Venezuela existe un fuerte arraigo de estereotipos y roles de género que naturaliza y justifica constantemente los tipos y modalidades de violencia que se ejercen contra las mujeres. Los femicidios evidencian la debilidad institucional existente en el país, con un Estado que no protege ni sanciona y fomenta la impunidad.

“La impunidad en los casos de violencia de género repunta y no hay procedimientos ni respuesta a las víctimas. Esto genera una sensación de que no importa lo que pase porque no van a ser sancionados”, explicó Beatriz Borges, directora ejecutiva del Centro de Justicia y Paz (Cepaz), en una entrevista concedida a Crónica Uno.

Las víctimas de femicidio no son cifras. Son vidas truncadas, historias de mujeres, adolescentes y niñas víctimas de la máxima expresión de violencia, que ocurre por la influencia de una cultura discriminatoria, basada en una idea de inferioridad femenina. Además, la vulnerabilidad de las mujeres se ve exacerbada por la emergencia humanitaria compleja que atraviesa nuestro país.

Muchas de las mujeres víctimas de femicidio acudieron a las autoridades y nunca obtuvieron la protección debida, pues estamos ante un Estado que ha optado por ignorar sus obligaciones en materia de derechos de las mujeres. Estamos en un país que carece de políticas eficaces para prevenir, investigar y sancionar, invisibilizando así la violencia de género. Adicionalmente, no tener cifras oficiales impide intervenir con las estrategias necesarias para erradicarla. No llevar registros de los casos desdibuja quién es la víctima y quién el victimario.

No permitamos que sus nombres sean invisibilizados.