El pasado 8 de julio de 2019 se realizó en Ginebra el evento paralelo al 41 periodo de sesiones del Consejo de Derechos Humanos: “Claves para entender la situación venezolana: análisis con una perspectiva de derechos humanos sobre la crisis más apremiante de América Latina», organizado por Amnistía Internacional y la Comisión Internacional de Juristas.

Participaron como panelistas la directora ejecutiva del Centro de Justicia y Paz (Cepaz), Beatriz Borges; la relatora de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) Soledad García Muñoz y Lisa Brito, líder del pueblo Pemón en Venezuela.

Durante el evento Borges señaló que hoy en día muchos hablan de la crisis venezolana pero pocos la comprenden por su complejidad. Desde mayo de 2016 las organizaciones de la sociedad civil venezolana solicitamos ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) la apertura del canal humanitario y desde 2015 alertamos sobre la grave situación de escasez y desabastecimiento en Venezuela, agregó.

Hasta el día de hoy esa acción introducida ante el TSJ no ha sido respondida y ni siquiera admitida. Esta solicitud demuestra que la lucha porque sea reconocida la crisis humanitaria en Venezuela no es de ahora, recalcó la directora ejecutiva de Cepaz.

Añadió que la crisis humanitaria en el país es producto de un periodo largo y prolongado de violaciones sistemáticas a los derechos humanos.  «Desde 2016 alertamos mediante una carta al entonces secretario de la ONU, Ban Ki-moon, sobre lo que estaba pasando en Venezuela y en una rueda de prensa este mencionó su preocupación acerca de la situación humanitaria a consecuencia de la inestabilidad política».

Durante todos estos años las organizaciones de la sociedad civil hemos tratado de explicar cuál es la naturaleza de esta emergencia humanitaria en Venezuela, que es compleja, un término que no es nuestro, sino usado por la ONU, agregó Beatriz Borges. La emergencia humanitaria compleja es definida como una crisis humanitaria donde hay una dramática destrucción del orden político, económico y social que resulta de conflictos internos o externos o desastres naturales. En las emergencias humanitarias complejas se mina severamente la capacidad de las sociedad de sobrevivir y de las autoridades de responder y requiere de una respuesta coordinada y multisectorial.

Insistimos en que la situación de Venezuela sea caracterizada correctamente, añadió Borges. «No tenemos un desastre natural, no tenemos una guerra, pero tenemos las consecuencias de ellas», sentenció.

Durante este tiempo el esfuerzo de las organizaciones de la sociedad civil ha sido documentar porque no tenemos acceso a información oficial, y es fundamental tener los datos para mostrar la escala y el nivel de agravamiento y deterioro de los derechos, explicó.