Las lideresas comunitarias de La Dolorita siguen comprometidas con la transformación de su entorno.  El pasado 4 de junio estas mujeres, que no le tienen miedo al trabajo, continuaron con su formación para aprender a cultivar suelos en pendientes.

Nuevamente estuvieron acompañadas por el equipo de Género del Centro de Justicia y Paz (Cepaz) y por la ingeniera Yelmy Urrieta, quien enseñó a las participantes a construir un nivel tipo A, a calibrarlo, a usarlo para trazar las curvas de nivel en el terreno y a calcular las pendientes. Estos son los pasos básicos para realizar prácticas de conservación de suelos.

Esta preparación previa para aprender a manejar los suelos es indispensable en la zona, debido a que muchas familias de La Dolorita establecen sus siembras en terrenos con pendientes. El suelo en pendiente debe ser manejado adecuadamente para evitar la erosión, que es el desgaste de la capa arable de los mismos.

Este conocimiento permite un mejor aprovechamiento de los terrenos disponibles y por lo tanto una mejor cosecha. El proyecto de huertos familiares tiene como objetivo que estas siembras puedan servir para complementar el suministro de alimentos de las personas que residen en La Dolorita.

Desafíos y beneficios

Quizás el mayor desafío en esta comunidad ha sido transformar los terrenos baldíos, y muchas veces convertidos en basureros, en huertos. Así como conseguir el agua suficiente para el riego. El aprovechamiento de los recursos disponibles, como las semillas de los vegetales y frutas ya consumidas, y los espacios aptos para la agricultura circundantes a las viviendas, permite la reducción de los costos asociados a estas siembras.

Un huerto local es un simple pero muy poderoso beneficio para la comunidad de La Dolorita. No se trata solamente de que les provea alimentos, sino que también ayuda a las mujeres a desarrollar un enfoque sostenible de la producción y consumo de los mismos.