A partir del año 2001 y a propósito del cincuentenario de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, la Asamblea de las Naciones Unidas decidió, a través de la Resolución 55/77, que cada 20 de junio sea el Día Mundial de los Refugiados.
En el Día de los Refugiados no podemos dejar referirnos a los 6.04 millones de migrantes y refugiados venezolanos alrededor del mundo[1]. La crisis de salud, económica, la inflación, el colapso institucional, la falta de acceso a servicios básicos, así como la falta de estado de derecho, entre otras razones, ha ocasionado que Venezuela se encuentre sumergida en una emergencia humanitaria compleja que ha forzado a millones de venezolanas y venezolanos a salir hacia otros países.
De acuerdo con el informe anual de Tendencias Globales del ACNUR, la Agencia de las Organización de Naciones Unidas para los Refugiados, la crisis de movilidad humana que atraviesa Venezuela representó en el año 2021 la segunda más grande del mundo, solo superada por Siria. La región de las Américas acogió a más de 5,1 millones personas desplazadas a través de las fronteras, de este total un 86% eran venezolanos. Tal es así que en el año 2021 su población creció en más de medio millón de personas debido a las y los venezolanos desplazados principalmente en Colombia, Ecuador, Perú y Chile.
Ahora bien, la emergencia humanitaria compleja que atraviesa el país afecta de forma diferenciada y desproporcionada a las mujeres y niñas venezolanas en distintos asuntos como la salud, alimentación, el acceso al agua potable, la violencia basada en género, entre otros asuntos. Esta situación que las impulsa a salir de Venezuela, también las afecta en las condiciones de traslado, tránsito y establecimiento en el país de acogida, pero además se deben enfrentar a otros fenómenos, como la discriminación y las violencias basadas en el género, que las afecta en cada una de estas etapas.
A pesar de esto, y aunque hoy día se observa un mayor desplazamiento de mujeres solas o con niñas y niños, la afectación diferenciada de los derechos de las mujeres en estos contextos es un tema que sigue siendo invisibilizado en el ámbito de la crisis de movilidad humana, por el Estado venezolano y por los países de tránsito y acogida.
La comprensión apropiada de cómo las dimensiones de género intervienen en las diferentes etapas de movilidad, desde el país de origen, el tránsito, el destino e incluso en algunos casos también el retorno al país de origen, nos dan la base para generar respuestas asertivas desde el marco normativo que nos provee el derecho internacional de los derechos humanos y de las distintas iniciativas y programas de atención a las mujeres migrantes y refugiadas venezolanas. Es por ello, que desde Cepaz, hemos tomado la iniciativa de abordar la crisis de movilidad humana que atraviesa el país con una perspectiva de género, y a partir de ello hacer un llamamiento urgente a los países receptores y de tránsito de mujeres y niñas venezolanas para que tomen las medidas de prevención, atención y protección.
En tal sentido, los invitamos a continuar este análisis a través del seriado de artículos Las mujeres venezolanas en condiciones de movilidad experimentan altos riesgos de violencia y discriminación, en donde se abordará:
- Antes de salir de Venezuela las mujeres enfrentan condiciones de riesgo particulares.
- Durante el tránsito las mujeres migrantes venezolanas se enfrentan a la violencia y discriminación por motivos de género.
- La condición de la mujer migrante venezolana implica un alto nivel de riesgo y vulnerabilidad en los países de acogida.
- Las mujeres venezolanas que retornan al país lo hacen bajo condiciones desfavorables.
[1] Plataforma Interagencial de Coordinación para Refugiados y Migrantes Venezolanos (R4V). 2022. Migrantes y Refugiados Venezolanos en la Región – Latinoamérica y El Caribe. Disponible en: