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La participación política de las mujeres es fundamental para la construcción de paz y la recuperación de la democracia en Venezuela

La discriminación y la desigualdad que persisten y se evidencian en el nivel de participación de hombres y mujeres en los espacios de toma de decisiones, se encuentran ampliamente documentadas en los bajos porcentajes de postulaciones que realizan los partidos políticos de candidaturas del liderazgo femenino en los procesos electorales y como consecuencia de ello, en los resultados de adjudicación de los cargos de elección popular, ocupados en su mayoría por hombres.

Una revisión de los estatutos de las organizaciones con fines políticos, evidencia que estas no cuentan con disposiciones expresas y efectivas que establezcan cuotas paritarias en cuanto al género. En tal sentido, tanto las postulaciones emanadas de los partidos políticos en las distintas contiendas electorales, así como la propia estructura interna de los partidos, dan cuenta de la falta de voluntad que existe en el seno de estas organizaciones partidistas de dar cabida a mujeres en los espacios políticos y públicos más importantes e influyentes del país.

Así lo señala el informe «Participación política de las mujeres en Venezuela. Construyendo caminos para la paz y la democracia», elaborado por el Centro de Justicia y Paz (Cepaz) para la Red Electoral Ciudadana (REC), integrada por Cepaz, el Observatorio Global de Comunicación y Democracia y Voto Joven.

Este informe evidencia que pese al discurso público inclusivo sobre la igualdad de género y los derechos de la mujer, visibilizado tanto por el Estado como por los principales líderes políticos y la dirigencia de los partidos políticos; y a pesar también de las resoluciones para abordar los asuntos relacionados al establecimiento de los criterios de paridad de género en los distintos procesos electorales, en la práctica los números demuestran un histórico desplazamiento de las mujeres de los más altos cargos y espacios de toma de decisiones, quedando relegadas a posiciones menos influyentes, o siendo directamente relegadas a las esferas sociales y culturales.

Pocas oportunidades para el liderazgo femenino

Aunado a esto, el contexto de crisis multidimensional que atraviesa Venezuela es otra barrera que entorpece el acceso de las mujeres a los espacios de poder. En medio de una emergencia humanitaria compleja, las mujeres se han visto afectadas de manera diferenciada, acentuándose los roles y estereotipos de género que asocian a las mujeres al trabajo de cuidado, desplazándolas de la política. Además, en este contexto, las organizaciones partidistas asumen otras prioridades en la lucha por alcanzar el poder, y no abren oportunidades al liderazgo femenino, ni tampoco invierten recursos en el empoderamiento y capacitación de las mujeres.

Se presentan también otras barreras no menos importantes, como la violencia política, los roles tradicionales de género, los estereotipos y las actitudes discriminatorias hacia las mujeres. Así como los prejuicios sociales en cuanto a un sistema que considera la política como un espacio predominantemente masculino. Esta situación no sólo excluye directamente a las mujeres de los espacios de toma de decisiones, sino que además desalienta su participación.

Mujeres excluidas

Por otra parte, los datos que demuestran una baja participación del liderazgo femenino en los distintos espacios del poder político venezolano reflejados en el informe, permiten concluir no solamente que los partidos políticos no tienen una voluntad real de incorporar a las mujeres en estos espacios, sino que además el Estado venezolano no ha dado una respuesta contundente a esta problemática.

Prueba de ello, es que las normativas sobre paridad de género promulgadas en los distintos eventos electorales, los pactos internacionales suscritos en cuanto a la igualdad de género, la no discriminación y el ejercicio de los derechos políticos por igual, e incluso la misma normativa constitucional que contempla el ejercicio igualitario de derechos, no ha podido pasar a ser una realidad que pueda constatarse en los hechos, pues el Estado no ha tomado medidas para hacerlas efectivas y para superar los perjuicios, estereotipos y prácticas que han mantenido a las mujeres excluidas de los cargos de mayor jerarquía y de los espacios de toma de decisiones.

La subrepresentación de las mujeres es uno de los factores principales por los cuales Venezuela aún no cuenta con un parlamento género sensitivo, en donde no solo participen hombres y mujeres de forma igualitaria, sin barreras ni discriminación, sino para que también la Asamblea Nacional, en ejercicio de sus funciones, responda a las necesidades e intereses particulares y diferenciadas de los hombres y de las mujeres, es decir, se adopten medidas con perspectiva de género.

Participación femenina en los procesos de negociación y construcción de paz

Por otra parte, si bien comenzamos a encontrar representación del liderazgo femenino en los espacios de negociación y construcción de paz en Venezuela, es preocupante que se mantenga una brecha muy alta de representación, marcada también por una cláusula de inclusión en donde involucrar a las mujeres en un espacio de negociación significa «hacer un esfuerzo», que por demás no se logra convertir en una realidad mientras no sea un asunto voluntario y consciente de las delegaciones.

También es motivo de preocupación que las agendas de trabajo en estos procesos no incluyan aspectos relacionados con el impacto diferenciado de la crisis venezolana en las mujeres, y en consecuencia, la distribución de recursos e implementación de medidas para la solución prioritaria y diferenciada de sus necesidades.

Liderazgos emergentes

Pese a los desafíos que persisten, hay que destacar los avances que se han producido en términos de la participación que hoy está teniendo el liderazgo femenino en otros espacios influyentes. En primer lugar, hay un importante movimiento de liderazgo político joven en donde las mujeres están empezando a ocupar espacios, formándose y desarrollándose de cara al futuro. Y aunque hoy puedan encontrarse en la base de los partidos políticos, de las comunidades, o de las organizaciones, hay una nueva generación de mujeres lideresas que está construyendo futuro, ocupando cada vez más espacios públicos y políticos, llevando además la agenda de mujeres a espacios de influencia.

Este nuevo liderazgo femenino en formación evidencia que las mujeres quieren ser parte de la política, que estos espacios no les son ajenos y que tienen las competencias para ello, por lo que si hoy nos encontramos con una escasa representación de mujeres, no es por su falta de intención, interés o capacidades para formar parte de estos espacios políticos, sino por la falta de voluntad de otros actores de involucrar al liderazgo femenino y de establecer una agenda de mujeres en los espacios de toma de decisiones.

Consulte el informe aquí