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La atención integral de la movilidad humana de mujeres y niñas venezolanas requiere un enfoque diferencial de derecho y de género

El Centro de Justicia y Paz (Cepaz), en alianza con las organizaciones no gubernamentales Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa (Avesa), Centro Hispanoamericano para la Mujer Freya, Mujeres en Línea y Uniandes Acción Popular; con el apoyo de la Embajada de Canadá desarrolló un estudio durante los meses de noviembre y diciembre del 2018 con un grupo de mujeres al inicio de su proceso migratorio por vía terrestre, en dos puntos de salida: Caracas y San Antonio del Táchira.

El proyecto “Asistencia a mujeres migrantes en el estado Táchira”, incluyó la entrega en refugios y poblaciones fronterizas de un kit de salud sexual y reproductiva a mujeres migrantes, que contenía material informativo, productos de higiene, preservativos y una copa menstrual donada por la Asociación Lahaie Luna Lezama.

El 7 de marzo de 2019 en Caracas, se presentaron los resultados del informe diagnóstico y la segunda parte del proyecto, que comprendía un manual para una gestión eficiente de la movilidad humana de mujeres y niñas venezolanas. El evento contó con la participación de Beatriz Borges, directora ejecutiva de Cepaz, Carolina Godoy, Coordinadora del proyecto, Luisa Kislinger, directora de Mujeres en Línea, Magdymar León, directora de Avesa, Fabiola Romero, directora  de Freya y  Dhayana Fernández-Matos, especialista en derechos humanos y género.

Las palabras de apertura estuvieron a cargo del encargado de negocios de Canadá, Kirk Duguid, quien indicó “que comprender la magnitud de la actual emergencia es complejo ya que hay una falta de acceso a la información en el país de manera generalizada. Son las propias organizaciones de la sociedad civil y los organismos internacionales los que están produciendo y recopilando datos. Confiamos en que el estudio de Cepaz nos acerque un poco más a conocer la magnitud de la crisis”.

Las ponentes destacaron que la migración perpetúa asimetrías colectivas y estructuras de subordinación por razones de género y nacionalidad.  Las mujeres migrantes, por ejemplo,  se insertan en el mercado laboral generalmente en el sector servicio y en el trabajo doméstico remunerado, tienen salarios bajos y lo hacen en condiciones precarias, sin prestaciones de seguridad social, además de estar expuestas a la violencia basada en género, que se exacerba por razones de nacionalidad.

Las mujeres y niñas que huyen de sus países de origen corren el riesgo general de que sus necesidades sean invisibilizadas, lo que las hace más vulnerables a que sus derechos sean violados, a lo que se debe agregar los peligros que deben enfrentar por los roles tradicionales y estereotipos de género, la violencia de género y los riesgos de caer en las redes de trata de personas.

Y aunque las medidas restrictivas afectan a todos los que intentan solicitar asilo, las mujeres y las niñas enfrentan dificultades adicionales. Esto sucede, por ejemplo, cuando son víctimas o sobrevivientes de violencia sexual o por motivos de género, o se encuentran solas, ya sea como mujeres solteras o como niñas no acompañadas o separadas. En los centros de recepción colectivos las mujeres y niñas solas pueden encontrarse en riesgo de sufrir más abusos o violencia si no se les provee de un espacio para acomodarse separado de los hombres, o si no existe suficiente privacidad. Con mucha frecuencia, las niñas no acompañadas o separadas son víctimas de los traficantes y desaparecen durante el proceso de asilo.

Además, las mujeres y niñas en búsqueda de protección pueden verse además obligadas a ofrecer servicios sexuales a los guardias fronterizos y otras personas para poder obtener el permiso para cruzar la frontera y se encuentran en mayor riesgo de ser víctimas de trata para prostitución forzada y otras formas de trabajo forzado.

Hallazgos del diagnóstico

Algunos de los hallazgos del informe diagnóstico “Situación de la movilidad humana de mujeres y niñas venezolanas con enfoque diferencial de derecho y de género” indicaron que el 43,29% de las mujeres entrevistadas se ubicaba entre los 18 y 29 años; el 30,73% estaba entre los 30 y 41 años; el 19,83 % estaba entre 42 y 59 años; por último, el 3,33% estaba entre los 60 y 72 años.

La tendencia etaria a migrar de las mujeres se ubica en los rangos más jóvenes. Este factor expone a las mujeres a una doble discriminación: juventud y el género.

El 44,13% de las mujeres viajaban solas; el 8,92 % con la pareja y el 11,40% con la pareja y los hijos e hijas. El 12,07% viajaba sola con sus hijos e hijas. Y el 23,48% restante con algún familiar (padre, madre, primos) o amigo/a

El 66,61% de las mujeres se encontraba trabajando y el 14,21 % no tenía empleo al momento de realizada la encuesta, y el 15,20% % tenía empleo pero buscaban uno mejor y el 3.96 restante estaban buscando trabajo.  El 47,44 % contaba con un empleo formal y el 34,55% contaban con un trabajo eventual y el 18,01% restante estaban sin empleo.

El mayor porcentaje se encontraba económicamente productivas, sin embargo, el acceso que permite el ingreso laboral no ras suficiente para mantenerlas en el país.

El nivel de ingresos constituye un factor impulsor de la migración, ya que no es suficiente para la subsistencia.  De total de las mujeres el 16,06% se encontraban ganando entre 1 a 2 salarios mínimos y un 26,12% ganaban entre 3 a 4 salarios mínimos. Para el  69,75% de las mujeres, el ingreso de sus hogares (considerando a todos los sueldos de los miembros) oscilaba entre 3 a 6 salarios mínimos, el 16,04% percibían menos de 3 salarios mínimos y el 16,36% restante cuentan con más de 6 salarios mínimos

En cuanto a los factores de riesgo y vulnerabilidad de las mujeres venezolanas en movilidad humana, el 91,24% de las mujeres reportaron que ella o algún miembro de la familia tuvo que dejar de comer por falta de recursos.

Sobre la salud sexual y reproductiva (SSR), el 30,75% de las mujeres afirmaron no usar método anticonceptivo antes de su salida. El 23,47% no contaba con información sobre las infecciones de transmisión sexual.En relación al acceso a los materiales de higiene personal, el 74,22% expusieron que en los últimos seis meses sólo algunas veces pudieron tener acceso a toallas sanitarias.

En cuanto a la violencia contra las mujeres en alguna de sus formas, el 37,02% reportó haber sufrido de algún tipo de violencia.  Desagregando por tipo un 18,67% reportaron violencia verbal y psicológica; 16,56% reportó violencia física y el 1,82% reportó haber sido víctima de violencia sexual. Solo el 11,90% de las mujeres realizaron la denuncia ante los órganos receptores.

Manual de gestión eficiente de la movilidad humana de mujeres y niñas venezolanas

El manual de “Gestión eficiente de la movilidad humana de mujeres y niñas venezolanas, con enfoque diferencial de derecho y de género” está dirigido a mejorar la comprensión y el abordaje de los/as tomadores de decisión y organizaciones de la sociedad civil (OSC), para el desarrollo de una gestión eficiente de la movilidad humana de las venezolanas (migrantes, refugiadas o víctimas de trata), desde un enfoque diferencial de derecho y de género, para abonar a la construcción de una estrategia de atención integral de las mujeres y niñas que forman parte del éxodo venezolano.

La gestión eficiente de la movilidad humana bajo un enfoque diferencial de derechos humanos requiere de información estadística desagregada por sexo, edad, razones para el desplazamiento, entre otros factores que permitan que las políticas públicas tomen en cuenta las necesidades de las personas y se adopten decisiones que efectivamente contribuyan con la solución de los problemas. Además los análisis de género son fundamentales para garantizar la dignidad y el respeto de los derechos humanos de las personas migrantes y refugiadas.

Estos son algunos de los desafíos que se deben enfrentar para que la gestión de la movilidad humana de mujeres y víctimas de violencia sea eficiente:

 

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