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Femicidios y armas de fuego cortas

La presencia de armas de fuego contribuye en el aumento y sostenimiento de las relaciones asimétricas de poder marcada por las desigualdades y la violencia entre el agresor y la mujer víctima. En primera instancia porque son utilizadas para cometer el acto más atroz de violencia contra la mujer que es el femicidio, pero incluso en aquellos casos en los que el arma no es utilizada como medio para arrebatarle la vida a la mujer, es usada como mecanismo de amenaza o de generación de miedo o intimidación.

En este sentido, se hace necesario abordar entre los factores de riesgos la posesión y el uso de armas por parte de los agresores y el vínculo directo con todas las formas de violencia de género, entre las cuales se encuentra el femicidio. A pesar de que las mujeres no son en general las compradoras de las armas de fuego si sufren sus consecuencias: el femicidio, las lesiones y las amenazas. Frente a esto nos preguntamos: ¿Existen políticas de control de armas por parte del Estado para prevenir el delito?

Observamos de nuestros registros una alta tasa de femicidios que ocurrieron en Venezuela por heridas de armas de fuego. En el primer cuatrimestre en 25 de los 85 casos analizados, es decir en 29,4% de los casos estuvo la presencia de armas de fuego como instrumento del femicidio. Por su parte, en el segundo cuatrimestre 9 de los 24 casos analizados, es decir un 37.5% estuvo la presencia de armas de fuego.

Lo anterior se traduce primero en el poco control que existe respecto a la posesión de armas en el país, y segundo en la relación directa que existe entre la facilidad de esta posesión de armas en manos de los agresores y su uso para cometer actos de violencia en contra de las mujeres hasta llegar a asesinarlas.

La tenencia de armas de fuego en el hogar, lejos de ser un factor de protección, aumenta la probabilidad y la gravedad de los actos de violencia por parte del agresor, por una parte, porque las heridas que puede causar un disparo es letal, y por la otra porque la posesión de armas en el hogar reduce la posibilidad por miedo de que la mujer oponga resistencia, denuncie, busque ayuda o decida separarse del agresor.

Muestra de las gravísimas consecuencias que trae consigo la posesión de armas en el hogar se evidencian en nuestro registro de monitoreos de femicidios, en el que destacamos que de los 25 casos de femicidios por armas de fuego que ocurrieron en el primer cuatrimestre del año, 7 ocurrieron en el ámbito privado de la mujer. Entre tanto de los 9 casos de femicidios que ocurrieron por armas de fuego en el segundo cuatrimestre, 8 se llevaron a cabo en el ámbito privado de la mujer.

El enfoque preventivo del femicidio debe basarse en el análisis particular de la posesión de armas como fenómeno asociado a este delito y por tanto atender la problemática de la posesión de las armas de fuego con perspectiva de género.

Una política efectiva con perspectiva de género debe empezar por disgregar los datos que giran alrededor del uso de armas, sobre que contexto son utilizadas, y cuantos casos terminan finalmente siendo utilizados para cometer actos de violencia contra las mujeres.

Finalmente observamos con preocupación la escaza o inexistente investigación en Venezuela sobre las armas de fuego utilizadas para cometer femicidios, la falta de publicación de cifras oficiales respecto a los femicidios y por tanto la falta de disgregación sobre los fenómenos asociados al mismo. Insistimos en la necesidad de generar una política efectiva de regulación del mercado de armas de fuego, y enfocarlo con una perspectiva de género con conocimiento de las dinámicas del uso de las armas de fuego y su vinculación con los delitos violentos contra las mujeres.

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