Ilustración: Fabiana Parra
La historia de los derechos de los niños comenzó cuando las Naciones Unidas aprobaron en 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos, donde implícitamente se incluían los derechos del niño. Sin embargo, no es sino hasta 1959 cuando se llegó al convencimiento que las necesidades particulares de los niños y niñas debían estar especialmente enunciados, con ello surge la Declaración de los Derechos del Niño.
Aunado a esta búsqueda de la defensa de los derechos de los niños, en 1953 se establece el Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para los niños (Unicef) como organismo permanente dentro del sistema de la ONU, encargado de ayudar a los niños y proteger sus derechos.
Para 1989 se dio lugar al primer tratado vinculante a nivel nacional e internacional que reúne en un único texto sus derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales, con la aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), donde se enfatiza que los niños tienen los mismos derechos que los adultos. El texto se fundamenta en tres grandes principios: los derechos son universales, son indivisibles dado que la CDN no jerarquiza los derechos que contiene y son interdependientes, es decir, no hay primacía de un derecho sobre los demás por cuanto el cumplimiento de cada uno depende de la garantía efectiva del resto.
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