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Las mujeres en la búsqueda de consenso hacia sus derechos por Fernando Aranguren

Resumen de la investigación original

El presente artículo constituye un primer esfuerzo en comprender el papel de las mujeres en la búsqueda de consenso hacia sus derechos. La investigación fue realizada por Fernando Aranguren, director de Hombres por la igualdad.

Desde la situación de desventaja a la que el patriarcado las ha recluido, las mujeres han sido importantes motivadoras y constructoras de los derechos ciudadanos en el país a través de su lucha y exigencia al Estado en ser reconocidas como sujetas de derecho.

Al hacer referencia a la conquista de los derechos a una ciudadanía plena por parte de las mujeres, es importante señalar que sus orígenes yacen desde la gesta por la independencia, donde ellas fueron la vanguardia, compartiendo las luchas en el campo de batalla y difundiendo las ideas independentistas.

Sin embargo, es a partir de 1908 cuando la mujer inicia la lucha por sus derechos. Para ese año un considerable porcentaje de mujeres estaban incorporadas al trabajo, permitiéndoles comenzar a organizarse como trabajadoras con una consigna fundamental: ser reconocidas como ciudadanas y luchar por la igualdad de los salarios.

Otro hecho significativo estuvo dado por el ingreso de las primeras mujeres a la Universidad Central de Venezuela en 1915; este suceso, además de contribuir con la formación intelectual de las mujeres, impulsó significativamente la participación de éstas en la vida pública.

En 1936 se dará lugar a la primera plataforma de mujeres en su lucha por sus reivindicaciones con el inicio de la Asociación Venezolana de Mujeres, organización que luchó por la obtención de los derechos civiles y políticos de las mujeres, permitiéndoles dar un paso más hacia la equidad con la fundación de la Liga Nacional Pro-Presos en 1937. Con esta acción, realizada por las Mujeres Unidas, comienzan a plantearse el tipo de país que desean, basado en la igualdad y la democracia.

En los años cuarenta se produjo una gran emigración europea producto de la Segunda Guerra Mundial. A Venezuela llegaron numerosos migrantes, entre ellos mujeres de un considerable bagaje cultural. Ellas trajeron nuevas iniciativas para los espacios culturales nacionales e impulsaron transformaciones de ciertas costumbres arraigadas, lo que influyó a la mujer venezolana a romper con varios paradigmas establecidos en lo doméstico y en lo social.

Como resultado conllevó a la realización del Primer Congreso Venezolano de Mujeres, logrando que en 1942 el Congreso Nacional sancione la Reforma del Código Civil, reconociendo los derechos femeninos y la reforma del Código de Comercio, donde las mujeres pudieran dar su primer paso para la independencia económica al ejercer una profesión comercial en plena independencia conyugal.

Como producto de estas primeras luchas femeninas por los derechos políticos, consiguen bajo el gobierno de transición de Isaías Medina Angarita el derecho al sufragio.

En la formación de los Consejos Municipales entre 1944 y 1945, se organizaron para elaborar una petición de reforma del numeral del artículo 32 de la Constitución Nacional de ese momento, que discriminaba a las mujeres en sus derechos políticos. Esta petición fue respaldada por 11.436 firmas, pero no fue hasta el 27 de octubre de 1946 cuando las mujeres votan por primera vez y llevan a la Asamblea Nacional Constituyente a 12 diputadas.

No obstante, estas libertades fueron secuestradas por los militares producto del golpe de Estado del General Marcos Pérez Jiménez. En esta coyuntura, las mujeres comienzan a organizarse para la resistencia contra la dictadura de Pérez Jiménez, formando las siguientes asociaciones: Unión de Muchachas Venezolanas, Asociación Juvenil femenina, Unión Nacional de Mujeres.

Con la caída de Marcos Pérez Jiménez, la mujer celebrará el primer Día Internacional de la Mujer. El 8 de marzo de 1958 se celebró con gran mitin en el Nuevo Circo de Caracas, con Rosa RattoCiarlo (URD), Isabel Carmona (AD) y Argelia Laya (PCV) como oradoras principales. Estos actos fueron instalados por la Unión Nacional de Mujeres.

En este sentido, se evidencia cómo a partir de este año se inicia un periodo de fundación del feminismo en el país cuando un grupo de mujeres aguerridas declara la imperiosa necesidad de reivindicar los derechos civiles de las mujeres y sobre todo los derechos que deben tener sobre sus cuerpos y vidas. Este hecho fue propulsado en gran parte por un grupo de italianas de izquierda “que fundaron el feminismo venezolano que se dio a conocer en la Plaza El Venezolano el 8 de marzo de 1978”.

Aunado a las acciones de calle, también se fundaron en Caracas tres grupos feministas muy importantes, que hicieron de la cultura una herramienta de activismo, entre ellos: el Grupo La Conjura, el Grupo Persona y el Grupo Miércoles.

En los años 80 el Estado crea, a través del Ministerio de la Familia, la Dirección Sectorial de la Mujer y el Centro de Investigación Social, Formación y Estudios de la Mujer (CISFEM) para reafirmar el empoderamiento de las mujeres por ser ciudadanas activas y transformadoras de la realidad del país.

Albores de una Constitución con mirada de mujer

El 2 de febrero de 1999 el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, convoca a un referéndum para decidir la adopción de una nueva Constitución.

En la nueva Constitución de la República, se logran algunos cambios hacia la plena ciudadanía de las mujeres. Entre los más representativos están el reconocimiento al valor del trabajo doméstico y la inclusión de la visión de género expresado desde el Preámbulo hasta las Disposiciones Finales de la Carta Magna.

Por lo que en el amanecer del año 2000 las mujeres recogen el fruto del trabajo unitario plasmado en las disposiciones generales de los artículos 21 en el que se habla de la igualdad de las personas, el 75 de los derechos sociales de las familias, protección, desarrollo y adopción. El artículo 76 y 77 donde el Estado garantiza asistencia y protección a la maternidad, al matrimonio y uniones estables. El artículo 78 que establece los derechos de los niños, niñas y adolescentes y el 80 los derechos de los ancianos y ancianas.

No obstante, en las dos últimas décadas se ha observado un retroceso en la discusión y consecución de los derechos humanos y también en los derechos humanos de las mujeres; lo anterior se debe en gran parte a la considerable reducción de los espacios de consenso. Sin el consenso se hace cuesta arriba lograr el ambiente, los encuentros y las discusiones para promulgar, promover y defender los muy necesarios derechos humanos.

A pesar de lo anterior, no se debe olvidar que la defensa de los derechos humanos, y especialmente la promulgación y defensa de los derechos humanos de las mujeres, ha sido desde sus inicios un camino complejo, lleno de diatribas, que han podido y seguirán superándose. Ahora nos toca convertir la letra en acción transformadora de nuestra realidad cotidiana.

Bibliografía

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Fuentes electrónicas

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