Como parte del convenio firmado entre el Colegio de Psicólogos del Distrito Capital y el Centro de Justicia y Paz (Cepaz), el pasado 13 de octubre se realizó el foro chat Femicidio: la punta del iceberg de la violencia contra las mujeres, que contó con la participación de 112 personas. Este encuentro fue facilitado por las psicólogas Thailiana Marcano y Thaimí Marcano, y las abogadas Gertrudis Guillén y Coromoto Gómez, especialistas que integran el servicio de atención psicolegal de la alianza Unidas por Ti.
Esta actividad está enmarcada en el proyecto “Aliadas por el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia”, que cuenta con el apoyo de la Unión Europea y que tiene como objetivos sensibilizar a la opinión pública sobre los tipos de violencia contra la mujer a través de campañas y espacios formativos, así como el fortalecimiento del servicio de atención psicolegal ofrecido a víctimas y sus familiares y la formación a profesionales del derecho, funcionarios y funcionarias públicas, psicólogas, psicólogos, docentes y comunicadores sociales para la prevención de la violencia contra la mujer por razón de género y promover el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia.
Durante el foro chat se aclararon conceptos que permiten una mejor comprensión de los femicidios como la expresión extrema de la violencia contra las mujeres. Las facilitadoras aclararon que el femicidio es un tipo de violencia basada en razones de género. Se habla de violencia basada en género contra las mujeres y niñas porque ser mujer es un factor de vulnerabilidad para sufrir diversos tipos de violencia.
Datos de Naciones Unidas
Las Naciones Unidas definen la violencia contra las mujeres y las niñas como todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado, un daño físico, sexual, o psicológico, para la mujer. Incluyendo las amenazas de cometer tales actos, la coacción, o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública, como en la vida privada.
Las estimaciones sobre la prevalencia de la violencia de pareja y la violencia sexual se obtienen mediante encuestas poblacionales, basadas en el testimonio de la sobrevivientes. El análisis de los datos sobre la prevalencia de esta problemática en 161 países entre 2000 y 2018 reflejan que cerca de 736 millones de mujeres (es decir, una de cada tres) sufren violencia física o sexual infligida por un compañero íntimo, o agresiones sexuales perpetradas por otras personas.
Estos datos fueron recopilados por la Organización Mundial de la Salud, en nombre del Grupo de trabajo interinstitucional de las Naciones Unidas sobre datos y estimaciones acerca de la violencia contra la mujer, integrado por representantes de la OMS, ONU Mujeres, el UNICEF, el UNFPA, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) y la División de Estadísticas de Naciones Unidas (UNDS), y que tiene como objetivos mejorar la medición, el seguimiento y la visibilización de datos acerca de la violencia contra la mujer.
Diferencias entre homicidio y femicidio
Cuando hablamos de femicidio en general se entiende como el asesinato intencional de una mujer, niña, o adolescente, por el hecho de ser mujer. Sin embargo, para la antropóloga Dayana Russell el femicidio es el asesinato misógino de mujeres, cometidos por hombres por un motivo de odio, que subyace a las desigualdades históricas de poder entre hombres y mujeres, las cuales ponen a las mujeres en una situación de vulnerabilidad para sufrir diversas formas de violencia, en especial violencia sexual, y principalmente en el ámbito privado, de relaciones familiares y relaciones íntimas.
El femicidio difiere en formas específicas de los homicidios de hombres. Por ejemplo, la mayoría de los femicidios son cometidos por una pareja actual o anterior de la víctima, y en muchos casos incluyen maltrato repetido en el hogar, amenazas, o intimidación, violencia sexual, o situaciones en las que las mujeres tienen menos poder, o menos recursos que su pareja. Mientras que en Venezuela los homicidios suelen ocurrir en el contexto de robos.
En nuestro país estudiar los femicidios es una tarea de suma importancia, pues cada año las cifras son más alarmantes. De acuerdo con los datos recogidos por el Observatorio Digital de Femicidios del Centro de Justicia y Paz (Cepaz), a través de las publicaciones hechas por los medios de comunicación digitales, en el año 2022 hubo 282 casos de femicidios consumados y 120 frustrados en Venezuela, en promedio hubo una acción femicida cada 26 horas y un femicidio de niñas cada 9 días, lo que suma 37 casos.
Los femicidios existen desde la instauración del sistema patriarcal, en el que las mujeres son consideradas seres humanos inferiores a los hombres, tanto desde el punto de vista físico, como intelectual, emocional y espiritual. A lo largo de la historia podemos observar algunos ejemplos emblemáticos de asesinatos de mujeres basados en razones de género.
La caza de brujas es un primer ejemplo emblemático, porque es posible dilucidar un motivo misógino por el cual se perseguían y asesinaban a las mujeres masivamente. Se conoce como caza de brujas al fenómeno ocurrido en Europa y parte de América entre los siglos 15 y 18, y que llevó a la muerte a un gran número de personas acusadas de brujería. Si bien es cierto que cualquier persona era susceptible de ser acusada de brujería, las mujeres fueron asesinadas en un número muy superior. Se calcula que entre 1580 y 1640 se dieron en Europa 110.000 procesos por brujería, tras los cuales fueron sentenciadas a muerte entre 60 y 70 mil personas, siendo las mujeres más vulnerables a ser acusadas, en parte porque no contaban con recursos económicos, estaban solas y sin protección, y además para la mentalidad de la época la mujer era un ser débil, por lo tanto más proclive a ser tentado por el diablo, lo que las hacía víctimas naturales de la posesión demoníaca.
Un ejemplo más cercano a nuestra época ocurrió en el año 2015, cuando una mujer llamada Rokhshana fue condenada a morir lapidada acusada de adulterio por un tribunal talibán en Afganistán. Su familia concertó el matrimonio de la joven de entre 19 y 21 años con un hombre mayor, contra su voluntad. Ella tenía relaciones con un muchacho de 23 años. La pareja huyó para encontrar un lugar seguro para casarse. Él fue condenado a 100 latigazos. Ella fue condenada a muerte.
Los femicidios son diferentes a los homicidios. Cuando se trata de violencia hacia las mujeres con mucha frecuencia el agresor es un hombre con algún tipo de vinculación de pareja con la víctima, o alguien de su familia. Mientras que agresiones hacia los hombres ocurren generalmente por parte de otro hombre, que no suele tener una relación íntima o familiar con su víctima.
Tipos de femicidios
Las desigualdades históricas de poder entre hombres y mujeres, ponen a las mujeres en una situación de vulnerabilidad para sufrir diversas formas de violencia. A pesar de que todos los femicidios tienen las características anteriormente mencionadas, es posible contextualizarlos y establecer diferentes tipos de femicidios de acuerdo con aspectos clave. Según la organización Mundial de la Salud hay cuatro tipos de femicidios: el femicidio íntimo, los asesinatos en nombre del honor, los homicidios relacionados con la dote y los femicidios no íntimos, o femicidios sexuales.
Los femicidios íntimos son cometidos por un la pareja actual o anterior de la víctima. El femicidio en nombre del honor son aquellos en los que una niña o una mujer muere a manos de un miembro masculino o femenino de la familia, por una transgresión sexual o conductual supuesta, o real. Como por ejemplo el adulterio, las relaciones sexuales, o embarazos extramatrimoniales. O incluso por haber sido violada. Los femicidios relacionados con la dote se presentan principalmente en zonas del subcontinente indio y afectan a mujeres recién casadas que son asesinadas por miembros de su familia política, a causa de conflictos relacionados con la dote, como por ejemplo por traer una dote insuficiente a la familia. También se les denomina quema de novias. Por último, el femicidio no íntimo es cometido por alguien que no tiene una relación íntima con la víctima y muchas veces incluye agresión sexual.
Factores de riesgo
Recordemos que los femicidios son el resultado extremo de la violencia basada en género. En tal sentido, hay algunos factores de riesgo que se pueden detectar mucho antes de que el femicidio ocurra y representan señales de alerta. En primer lugar tenemos el maltrato infligido previamente por el agresor. Los femicidios íntimos a menudo son el resultado extremo de la violencia que se presenta de forma escalada dentro del ámbito de la pareja, aumentando progresivamente el riesgo vital que sufre la víctima. Normalmente empieza con manifestaciones más sutiles, de naturaleza psicológica y manipulativa, como por ejemplo, agresiones que se presentan a través de descalificaciones, manifestaciones de celos o defensas verbales, y poco a poco se transforman en prohibiciones, daño a objetos personales, empujones, hasta que finalmente se convierten en amenazas de muerte, intentos de femicidio, o incluso inducción al suicidio.
Estas manifestaciones se dan en un ciclo que tiene una serie de fases en las cuales el agresor resuelve los conflictos y las peleas constantes con explosiones de violencia hacia la víctima, para inmediatamente arrepentirse, pedir perdón, y hacer promesas de cambio que nunca llegan. Pasado el tiempo, cuando vuelve a haber conflictos, el ciclo de violencia se repite. Otros de los factores de riesgo son el desempleo del agresor y las amenazas de matar con un arma, por ejemplo, cuando se trata de un funcionario policial y amenaza a la víctima con hacerle daño utilizando esta arma. Estas son amenazas que nunca deben tomarse a la ligera, pues la vida de la víctima se encuentra en un peligro muy alto.
Otro factor de riesgo muy importante es forzar a la pareja tener relaciones sexuales. También el consumo de sustancias antes, durante, y después de arremeter de forma violenta contra su pareja femenina. Y por último, problemas de salud mental. En algunos casos esto incide en la probabilidad de que el agresor se suicide.
Además de los factores individuales, también hay elementos sociales y estructurales que contribuyen a la violencia. Tenemos por ejemplo la desigualdad por razón de género, incluido el escaso número de mujeres entre el funcionarios gubernamentales elegidos, que son elementos estructurales que contribuyen a la violencia basada en género y sobre todo a la atención oportuna a las víctimas, pues las políticas públicas no tienen perspectiva de género.
También las reducciones de los gastos sociales del gobierno en áreas tales como la salud y la educación son elementos estructurales que contribuyen a esta desigualdad. Y por supuesto la falta de políticas públicas de prevención.
Para culminar el foro chat se puso a disposición de las personas participantes el servicio de atención psicolegal que brinda la alianza Unidas por Ti, integrada por el Centro de Justicia y Paz (Cepaz), la Asociación Larense de Planificación Familiar (Alaplaf), el Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad Central de Venezuela (CEM UCV) y la Fundación para la Prevención de la Violencia Doméstica hacia la Mujer (Fundamujer), que cuenta con el apoyo invaluable de la Unión Europea en Venezuela.