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ENCOVI: Venezuela es el país más pobre de la región

El Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) elaboró una investigación exhaustiva desde noviembre de 2019, hasta marzo de 2020, para actualizar los datos de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), trabajo que se realiza a partir del 2014 como respuesta desde la academia al cerco informativo establecido por el gobierno nacional y con el fin de generar información sobre las condiciones de la población venezolana para así identificar los principales problemas que afectan el disfrute de sus derechos y dan cuenta de grandes desigualdades socioeconómicas.

El padre Francisco José Virtuoso, rector de la UCAB, expresó que los datos disgregados de ENCOVI, que están a disposición en la página web para las personas interesadas, no ofrecen buenas noticias sobre la situación del país.

En esta oportunidad se incorporaron nuevas tecnologías, con 13 ejes temáticos, y se realizó una profundización de temas anteriormente investigados y la incorporación de otros. Se proyectó encuestar a más de 16.000 hogares.

Anitza Freitez, coordinadora del proyecto ENCOVI, directora del Instituto de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (IES-UCAB) y directora del Observatorio Venezolano de Migraciones, comentó que la culminación de la investigación se vio afectada por la pandemia, por lo que de los 16.000 hogares proyectados, solo 9.932 encuestas lograron ser culminadas para la consulta.

Los datos señalan a Venezuela como el país más pobre y el segundo con mayor desigualdad de América Latina, unido a elementos tales como el Producto Interno Bruto (PIB), la inestabilidad política, la inseguridad alimentaria, la pobreza y otros, que muestran el colapso que vive el país.

Venezuela es comparada con una lista de 12 países, desde Nigeria hasta Irán, ubicándose en el segundo lugar. Desde el 2016-2017 se registraron una serie de cambios en los componentes demográficos, modificando de manera sustancial el volumen y la composición de la población, con más de 5 millones de migrantes en la actualidad.

La población venezolana tuvo una caída de 28 millones de habitantes, a diferencia de los 32,6 millones pronosticados oficialmente. No solamente hubo una reducción en la población, sino que por el efecto de una migración selectiva con predominio en personas jóvenes se aceleró el proceso de envejecimiento en toda la población venezolana, mayormente en los hombres.

Freitez indicó que se registró una mortalidad infantil de 26 x 1.000, así como la pérdida en esperanza de vida de 3,7 años. A su vez, en los hogares se encuentran cambios como el predominio de los hogares unipersonales, con incremento en la participación de las mujeres en las ayudas sociales. El 72 % de los hogares que tienen como cabeza de familia a mujeres son más pobres que los que tienen a hombres en la jefatura.

Educación

En la investigación realizada se visualizó la inexistencia de progreso educativo, ya que este se redujo de 12,7 a 11,7  %, con una cobertura de 70%. Sobre la educación primaria, secundaria y universitaria se encontró una cobertura en retroceso.

En la población de 18-24 años la cobertura educativa cayó a la mitad. De 3.136.000 personas, no asisten clases 2.282.000, reflejando ineficiencia en cuanto a la masificación del acceso de la educación de los estratos más vulnerables, sin conseguir el capital educativo mínimo para la reducción de los riesgos de permanecer en pobreza.

La cotidianidad de los venezolanos se ha visto afectada, incluso en la educación, donde muchas veces los estudiantes no asisten total o parcialmente por fallas de transporte, servicios básicos como agua, energía eléctrica y acceso a la alimentación.

Esto se verá acentuado como consecuencia de la COVID-19, la cual refuerza las inequidades educativas para quienes no tengan acceso a la tecnología y al ambiente adecuado de estudio a distancia.

Condiciones de actividad y características del empleo

Ha continuado la caída de la participación de la población venezolana en la actividad económica. Se tiene una tasa de participación en los hombres de 71% y de las mujeres de un 43%, siendo el nivel más bajo de la región.

De acuerdo a las estadísticas realizadas, un 44% de la población se encuentra inactivo. De este porcentaje, un 49% se dedica a las actividades del hogar, el 19% son estudiantes, el 15% son jubilados, el 6% son discapacitados y el 15% se encuentran en otras situaciones.

El índice de asalarización ha tenido una caída tanto en el sector público como privado, especialmente en el sector manufacturero. A causa de ello, la población ha realizado actividades personales para el desarrollo de una ocupación.

Migración

Los hogares venezolanos han reportado que al menos uno de sus familiares ha migrado. En el 70% ha migrado un integrante, en un 20% dos integrantes y tres personas en el 10%.

En los últimos años han salido del país 2,3 millones de personas. Para 2019 hubo 1.600.000 hogares con reportes de migrantes. La mitad de la población migrante suele estar entre 15 a 29 años, quienes interrumpen sus estudios o luego de la culminación de su carrera se van en busca de nuevas oportunidades fuera del país.

Los migrantes comentaron que una de sus razones para salir del país era el ámbito laboral en un 82,8%, y por razones políticas, en un 1,3%. Colombia, Perú y Chile son los países que actualmente tienen mayor cantidad de venezolanos en sus territorios.

En el proceso, se logró observar que personas entre la edad de 30 a 49 años también han migrado en busca de oportunidades. Es importante destacar que el proceso migratorio ha transversalizado todo el espectro social. Uno de cada tres migrantes alcanzó título técnico superior o de educación universitaria.

Los motivos de migración son la reagrupación familiar, como resultado de una estabilización del proceso. La mayoría de los integrantes de las familias que ha migrado son los hijos en edades comprendidas entre 15-29 años.

En cuanto a la recepción de remesas en los hogares, se indicó que un 10% de los hogares reciben y en un 30% estas son enviadas por personas que han migrado en los últimos años. Los adultos, las mujeres y hogares pobres son los  que más reciben remesas.

Freitez comentó que luego de la pandemia podría reanudarse el proceso de migración en los venezolanos, porque Venezuela, a consecuencia de la COVID-19, no logre garantizar la sobrevivencia de la población, a diferencia de otros países.

Luis Pedro España, profesor universitario e investigador del Instituto de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (IES-UCAB), coordinador del proyecto pobreza ACPES-UCAB, expuso los indicadores de pobreza, los programas operativos en Venezuela como los bonos y los CLAP, así como la seguridad alimentaria y el impacto de la pandemia en Venezuela.

Indicadores de pobreza

El aumento exponencial de la pobreza inició en el 2014 con una pérdida del 70% del Producto Interno Bruto (PIB), una ausencia de riquezas y bienestar ante un proceso inflacionario 2018-2019.

Para marzo 2019-2020, la inflación tuvo una representación del 3.365%, con un ingreso diario promedio de 0,72 dólares y a causa de ello, el 79.3% de los hogares venezolanos no pueden cumplir y satisfacer sus necesidades alimenticias en relación a la canasta básica.

Todos los venezolanos somos pobres desde el punto de vista del ingreso, expresó España. Aclaró que toda la población no tiene el mismo tipo de pobreza. Se encuentra la pobreza de ingresos en un 96%, pobreza crónica en un 41%, pobreza de consumo en 68% y una pobreza reciente en 54%.

Esto, con diversos factores por la ausencia de oportunidades para la satisfacción de sus ingresos, es acompañado de una pobreza multidimensional, incluyendo indicadores educativos, seguridad alimentaria, servicios públicos, vivienda, empleo y estándar de vida, ahora sumada la COVID-19, que perjudica a la población en un 64,8%  con un crecimiento 2018-2019 de 13,8%.

El crecimiento y la generación de empleo es necesaria para la reconstrucción económica

El aumento de la pobreza se debe al deterioro de los ingresos y el empeoramiento del empleo, con una diferencia de 39.3% de hogares en situación de pobreza para 2013 a casi el 65% de pobreza en 2019. Es importante resaltar que la pobreza en las mujeres representa un 72.7% como jefes de hogar, así como en los servicios públicos que han igualado tanto a los pobres como a los ricos.

El 58,2% de las mujeres se encuentran trabajando, mientras que la actividad laboral en mujeres con condiciones precarias es de un 29,1%. Por eso, el crecimiento y la generación de empleo es necesaria para la reconstrucción económica, con inclusión de las mujeres para erradicar la pobreza.

Desde 2017, Venezuela se centró en dos políticas diferentes: transferencias de dinero denominado “bonos” y las bolsas alimenticias, mejor conocidas como CLAP. En el 2018 se duplicó el peso de las transferencias no laborales en el total de ingresos. Con valores entre 1$-5$, dichas transferencias representan el 25,3% de los ingresos familiares y solo ha reducido en 1,5% la pobreza extrema.

Es importante destacar que en la población vulnerable no ha logrado satisfacer sus necesidades básicas mediante los bonos y las cajas CLAP. Así como también, a causa de la migración, hubo una mejora en la vivienda por las personas que dejaron estos bienes en el país y han sido cuidadas por terceros.

Seguridad alimentaria y problemas nutricionales

En 2018 los venezolanos se encontraban preocupados porque se acabara la disponibilidad de alimentos en sus hogares en un 84%, es decir, solo 1 de cada 10 hogares no tenían seguridad alimentaria y actualmente, un 3% de la población venezolana no se encuentra con inseguridad en sus necesidades alimenticias.

Se pasó a tener una inseguridad alimentaria de tipo leve a moderada, e incluso severa en más del 70% de los hogares venezolanos. Los más pobres tienen una alimentación basada en carbohidratos. Las personas con mayor poder adquisitivo comen 5 veces más proteína que los pobres.

En el 2020 el 8% de los niños se encuentran en desnutrición, siendo Venezuela uno de los países de Sudamérica con mayor índice de desnutrición. Esto quiere decir que 166.000 niños tienen desnutrición.

En relación a talla-edad, se tuvo resultados de un 30%, es decir, 639.000 niños se encuentran en desnutrición crónica, sin diferencia en sexo. Estos valores hacen ver a Venezuela con semejanzas a un país del África, siendo el país de Suramérica con mayor desnutrición global peso/edad.

Impacto de la COVID-19

Desde el inicio de la cuarentena se tomaron medidas más radicales en la capital y occidente de país, a causa de los supuestos casos internacionales. La pandemia ha traído consigo el retorno de migrantes, la ausencia de controles sanitarios y la falta de previsión del gobierno.

Las actividades laborales se vieron afectadas por las restricciones, causando un 6,9% de desempleo nacional, en cifras más exactas, el 10,2% en la región capital y el 5,5% en el resto de las regiones, las cifras se ven diferenciadas por motivos de mayores restricciones de movilidad en algunas regiones.

Las medidas tomadas por el gobierno a consecuencia de la pandemia y la crisis de la gasolina, acompañadas del Decreto de Estado de Alarma ante la COVID-19,  no solamente se vieron reflejadas en los resultados del desempleo, sino en  la imposibilidad de trabajar o pérdidas de ingreso en un 43% de los hogares, y en casos extremos, se alcanzó hasta un 52,6%, así como un 70% indicó que los precios de los alimentos ha sido el mayor impacto en la cuarentena.

Debido a la pandemia, las transferencias gubernamentales aumentaron a un 52% en marzo/abril en un promedio de 5 $ y con reducción en las remesas de 9% al 5%, y se han presentado limitaciones en el acceso a la alimentación.