El pasado 24 de junio de 2020 CARE Internacional hizo el lanzamiento del Análisis rápido de género sobre la crisis de refugiados y migrantes en Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. Para la elaboración de este estudio contribuyeron significativamente las organizaciones de la sociedad civil venezolanas Centro de Justicia y Paz (Cepaz), Oportunidad y Uniandes.
El estudio tuvo como finalidad revisar los cambios en los roles y las relaciones de género durante la crisis migratoria y de refugio venezolana en la población de mujeres, hombres, niñas, niños y personas LGBTIQ+. También, se analizaron las desigualdades de género en la región destacando las vulnerabilidades de mujeres y niñas en situaciones de migración y refugio.
Otro de los aportes de este análisis rápido son las recomendaciones para la orientación de una programación humanitaria efectiva y sensibilizada con perspectiva de género en pro a una mejor respuesta de actores humanitarios, gobiernos y organizaciones.
El análisis rápido de género integra situaciones de forma rápida para permitir el abordaje de la respuesta humanitaria en relación a la magnitud de la situación, la cual busca la facilidad de adaptación de cada contexto, ya que es un proceso progresivo que contiene información primaria y secundaria para el análisis debido de los roles y relaciones de género durante una crisis en específico.
Desde el mes de junio de 2019, hasta el mes de enero de 2020, con el apoyo de ocho organizaciones de mujeres que hicieron parte del proceso, como también del diseño de las herramientas, se llevó a cabo la aplicación de los instrumentos de recolección de datos y a su vez, se realizó un fortalecimiento de capacidades.
La recolección de información primaria ofreció un valor agregado al informe. Se realizaron 2618 encuestas, 95 entrevistas a actores claves. Hubo 917 participantes en sesiones de mapeo comunitario y más de 35 grupos focales con adolescentes, mujeres embarazadas, entre otros grupos.
Esta crisis sin precedentes ha afectado a más de 5.1 millones de migrantes y refugiados. Uno de los motivos principales de la movilidad humana son la hiperinflación, el deterioro y la falta de acceso a servicios públicos, el aumento de la inseguridad alimentaria, la pobreza, la violencia de género y los riesgos de protección de las personas.
A su vez, las políticas de los países de acogida no han permitido un estatus regular a refugiados y migrantes. Siendo expuestos a riesgos mayores como los pasos informales, por ejemplo, las trochas, mostrando así un subregistro de las cifras oficiales de personas en situación de movilidad humana.
La COVID-19 ha empeorado la situación de migrantes y refugiados, al generar un proceso de retorno forzado para algunos de ellos y siendo enfrentados a diversas vulnerabilidades, estigmatizaciones y xenofobia.
Al referirse a la primera ola migratoria, se observó que estaba liderada por hombres solteros entre 18-35 años para el emprendimiento de nuevos propósitos de vida, especialmente en el ámbito económico para la sostenibilidad de las familias.
Esto en el transcurso del tiempo ha ido cambiando. En la segunda ola de migración fue mayor la cantidad de mujeres, cabezas de familia en situaciones de vulnerabilidad. Se encontró que un 29% de esta población son menores de 18 años, en riesgos de seguridad, trata y tráfico, entre otros.
Cabe resaltar que un 94% de los hogares expresaron no poder satisfacer sus necesidades básicas, viéndose obligados a una migración forzada para poder cumplirlas.
Roles y responsabilidades de género
Se realizó una investigación enfocada en los roles de género antes de la crisis, enmarcadas al machismo, división sexual en el ámbito laboral, con los roles de los hombres proveedores y mujeres cuidadoras, aplicado tanto dentro como fuera de Venezuela.
De acuerdo al avance de la crisis, las mujeres tuvieron que optar por la venta de bienes muebles para la provisión de alimentos. Las mujeres asumieron la toma de decisiones. En ello también influyeron ciertas modificaciones que ocurrieron en los roles de género de cada familia.
En la primera ola, especialmente con la migración de hombres, las mujeres que quedaron en el país tuvieron acceso a mayores ingresos y tomas de decisiones, adicionales a su rol de cuidadoras. Dichos roles modificados siguieron realizándose al haber migrado y llegado a los lugares de acogida.
Luego, en la segunda ola, donde la mayoría fueron mujeres cabezas de familia, estas se vieron obligadas a dejar a sus hijos menores o jóvenes en Venezuela bajo el cuidado de familiares, como abuelas y tías. Notándose nuevamente la sobrecarga de otras responsabilidades en las mujeres al hacerse cargo del cuidado de los mismos.
Mecanismos de afrontamiento y medios de vida
La crisis trajo como consecuencia un mercado laboral más precario y la dependencia de las remesas internacionales, especialmente en las mujeres. Esta situación empeoró a causa de la pandemia. Solo el 15% de los hogares encabezados por mujeres manifestaron la obtención de ingresos suficientes para la satisfacción de las necesidades, a diferencia de un 26% de los hogares encabezados por hombres.
En los países de acogida se presentan oportunidades de empleo de forma limitada. El mercado informal es el que ha sustituido la necesidad labora. Este tipo de trabajos pueden llegar a ser riesgosos, siendo mayormente discriminadas las personas LGBTIQ+.
Se observaron casos de sexo transaccional por supervivencia, en el que incluso madres de niñas les motivaban para el acceso monetario mediante estos mecanismos. En otros casos se presentaron situaciones de acoso sexual. Muchos de los migrantes y refugiados son rechazados en ofertas laborales por la nacionalidad, o laboran con sobrecarga horaria para la satisfacción de sus necesidades básicas.
Participación y liderazgo de las mujeres
En Venezuela ha habido un aumento considerable de la violencia contra las defensoras de derechos humanos de las mujeres.
No ha habido una consulta directa a las personas para la organización de las respuestas humanitarias, de acuerdo a las necesidades de las comunidades.
A causa del impacto de la COVID-19, se ha impedido la movilidad de la población, especialmente en albergues. Algunas personas han sido expulsadas y la participación en las tomas de decisión han disminuido.
Protección
Dentro de Venezuela la principal preocupación, tanto en hombres como en mujeres, es la violencia en todos los ámbitos, en algunos casos proveniente de las autoridades.
Las mujeres embarazadas manifestaron no sentirse seguras en sus hogares, principalmente por el temor de la presencia violenta de los agentes interestatales. Mientras los adolescentes expresaron barreras en la escolaridad, en el ámbito laboral, preocupaciones de embarazo adolescente y de violencia de género.
La xenofobia ha estado presente en el proceso migratorio desde el inicio hasta su llegada. Con agresiones físicas, psicológicas, violencia sexual y extorsión. Mujeres y niñas son afectadas en mayor proporción por la violencias sexual, mientras que los hombres se enfrentan a robos y peleas xenófobas.
En presencia de la COVID-19 aumentó la trata de personas y otras formas de violencia de género, a causa de los cruces informales controlados por redes criminales en las fronteras. Existe mayor riesgo de explotación sexual y trata.
Programación sectorial
- Salud con énfasis en salud sexual y reproductiva: Se observó que solo el 46% de las personas encuestadas en Venezuela recibieron atención médica en el año anterior y de ellos, solo el 55% expresaron satisfacción de los servicios recibidos, esto a causa de la escasez de medicamentos, suministros para exámenes, ausencia de médicos, deterioro de infraestructura, entre otros. En los países de acogida, existen barreras en el acceso a salud por género, en el cual 70% de mujeres, 45% de hombres y 75% de personas LGBTIQ+ manifestaron la necesidad de atención médica, resaltando que un 88% de mujeres, 80% de hombres y 66% de las personas LGBTIQ+ no recibieron la atención médica necesaria. Otras de las barreras es la falta de dinero para cubrir los costos, estigmatización y falta de documentos legales. En el ámbito de salud sexual y reproductiva dentro de Venezuela, los servicios de planificación familiar no se encuentran disponibles desde el comienzo de la crisis, existe una escasez de anticonceptivos en los centros públicos y los precios se han elevado. La única opción disponible es la esterilización quirúrgica, perjudicando la planificación familiar. En migrantes, se observó poco uso de anticonceptivos, tanto por las barreras ya mencionadas como por los costos elevados.
- Refugio: Dentro de Venezuela, el 60% de los encuestados expresaron que tenían su propio hogar, mayormente hombres. El 14% alquilaba. Los hombres tenían mayor acceso económico para la compra de propiedades. En los migrantes y refugiados, se encuentran enormes desafios. Muchos tuvieron que pasar al menos una noche durmiendo en la calle, más los hombres que las mujeres. Migrantes y refugiados alquilan bienes inmuebles con condiciones precarias de saneamiento, lo cual en medio de la pandemia, es un factor realmente importante a tomar en cuenta. Por la COVID-19 se han cerrado albergues por el no cumplimiento de los términos de seguridad. Una gran cantidad de personas se han visto en la necesidad de dormir en las calles, incluyendo a mujeres, niños y niñas.
- Seguridad alimentaria: Dentro de Venezuela, para el 79% de los jefes de hogar encuestados, 60% mujeres y 40% hombres, los ingresos no son suficientes para la compra de alimentos. Las mujeres tienen como prioridad la alimentacion de los niños y en medio de la pandemia, esto se ve en aumento. En migrantes, 80% de los encuestados en Colombia expresaron que presentaban retos para cumplir con las necesidades alimentarias. Comían solamente una o dos veces al día. En Ecuador, solo el 28% manifestó tener comida suficiente. Un 72% no logra acceder a cubrir su necesidad de alimentos.
- Agua y saneamiento: El acceso a agua potable es limitado en Venezuela. Solo un 30% tenía agua a través de los servicios públicos. En tiempos de pandemia se ha visto todavía más limitado este servicio. En los paises de acogida hay variación en el acceso a agua. En Ecuador y Perú la mayoria tenía acceso a la red de agua pública. En cambio, en Colombia es desafiante el acceso a agua pública, especialmente en la parte fronteriza.
Recomendaciones
1. Asegurar que la acción realizada considere las necesidades específicas de mujeres, hombres y niñas.
2. Transversalizar el enfoque de género y protección en linea con los principios de violencia basada en género y las medidas de mitigación de riesgos en todos los sectores de respuesta.
3. Garantizar una participación significativa en la definición de la estrategia de las poblaciones afectadas por la crisis, en particular las mujeres, niñas y personas LGBTIQ+.
4. Fortalecer la respuesta de salud sexual y reproductiva (SSR) en linea con el Paquete de Servicio Inicial Mínimo (PIMS) para SSR en situaciones de crisis.
5. Apoyar la asistencia a traves de PTM (Programas de Transferencia Monetaria), actividades generadoras de ingresos y opciones de empleo seguras y dignas.
6. Garantizar la disponibilidad de refugios seguros y opciones de alojamiento, especialmente para mujeres y niñas que viajan solas o con niños pequeños.