Tejedoras de sororidad, un espacio comunitario para la promoción de la cultura de paz y la no violencia desde la lectura recreativa


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Publicado el: 20 de octubre de 2020
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En la parroquia La Dolorita del municipio  Sucre, el quiebre institucional, el incremento de la violencia y el alto costo de los alimentos y las medicinas, dimensionan la crisis que repercute en el ámbito social. Ocurre  una degradación progresiva de las condiciones de vida[1] y altos niveles de peligrosidad; visibilización de la violencia de género[2]; actuación brutal de los cuerpos policiales[3]; y, presión  política mediante los beneficios sociales[4].

Esto significa que la gente de a pie, que experimenta día a día el desconcierto, la incertidumbre, el malestar, la sobrevivencia, el hambre y el deterioro de todas las dimensiones de la vida, se siente usurpada, no sólo en la gestión política sino en lo más íntimo de su existencia, en su cotidianidad. Todo lo anteriormente descrito, ha ocasionado “un retraimiento de la vida urbana y la limitación de las relaciones sociales”, afectando no sólo los niveles de sociabilidad sino también la economía en este sector de pobreza extrema[5].

El Centro de Justicia y Paz (Cepaz) tiene 3 años trabajando día a día con tres organizaciones de base de mujeres, para empoderarlas en sus derechos, para que se fortalezcan en resistir y desarrollar una actitud resiliente frente a un contexto como el descrito.

Hemos advertido que una de las formas de moderar conductas violentas comunales es sobreponiendo –progresivamente– otros mecanismos de carácter psicológico, educativo y cultural, capaces de neutralizar los excesos. Ante la incertidumbre, el malestar, la sobrevivencia, el hambre y el deterioro de todas las dimensiones de la vida; iniciamos un espacio para contrarrestar el retraimiento de jóvenes mujeres y adolescentes, en el que la creatividad aflore con regocijo, la reflexión profunda se genere con agrado,  el conocimiento se absorba con fluidez, la curiosidad vuele y lleve a la innovación, los problemas se conviertan en desafíos de la esperanza, el gozo en el diálogo  se vuelva en un arma poderosa, la alegría se contagie,  la lectura y la narración se activen y valoren.

Entonces, basadas en la experiencia previa sobre el éxito que habíamos tenido con la participación de las mujeres en talleres donde se abordó la violencia de género usando la estrategia de la narración oral; y habida cuenta que en función del distanciamiento social aun nos quedaba como herramienta de trabajo el celular, pensamos en crear nuestro club de lectura, y tratamos de cubrir tres ámbitos en su objetivo:

  1. Es un espacio recreativo para adolescentes y mujeres jóvenes, a través de la lectura
  2. Estimulamos en las beneficiarias a que encuentren sentido a relacionarse entre sí, poniendo en práctica el concepto de sororidad.
  3. Es un Espacio para que de modo colaborativo puedan idear acciones de incidencia hacia una cultura de paz comunitaria.
¿Cuáles son los componentes de nuestro proyecto?

En primer lugar la conformación del grupo; identificamos a 30 mujeres y adolescentes que tenían interés en participar y las inscribimos en el grupo WhatsApp. Hay un detalle importante y es que no todas las que participan tienen celulares inteligentes, pero eso no ha limitado la actividad. Las participantes que conviven en un mismo núcleo o son vecinas, acceden al proyecto a través de un celular en común, rotando su utilización; por ello, antes de participar en la actividad puntual, siempre, deben identificarse para saber quién de ellas realiza la intervención.

Nuestra primera actividad, fue hablarles sobre la importancia de la lectura para las mujeres. Nos inspiraremos en la obra de Stefan Bollman, «Las mujeres que leen son peligrosas». El autor cuenta la historia de la lectura de libros que hacían las mujeres que puede inferirse tanto en las pinturas como en las fotografías, a través de grandes artistas en el curso de la historia, que despertaron su interés ante la seducción del desafío de aprehender la intimidad de la lectura femenina, en contextos donde a las mujeres se les restringía el acceso a los libros como mecanismos de mantener la opresión.

Hicimos una revisión de ciertas pinturas mencionadas en el libro y al final del encuentro en foro WhatsApp, quedó una idea hermosamente dibujada en sus pensamientos, que se desprende del texto discutido: “…Pasaron muchos siglos antes de que las mujeres se sintiesen libres de leer lo que quisieran, tanto para su educación, como para su placer. Primero, les fue permitido bordar, orar, ocuparse de los hijos y cocinar… pero en el mismo instante en que las mujeres entendieron a la lectura, como un modo de cambiar al mundo doméstico, por la imaginación, por la posibilidad de saber, las mujeres SE VOLVIERON PELIGROSAS, porque leyendo, se apropiaron de conocimientos y experiencias que estaban reservadas sólo para los hombres…”

Es revelador lo que esa lectura produjo en nuestras mujeres del grupo de lectoras comunitarias, pues las irradió de profunda motivación al logro; se sintieron realmente comprometidas, dueñas de sus propios procesos de crecimiento personal ampliando el mundo interior.

Una vez estimuladas para la lectura, entramos en la segunda fase de nuestro proyecto.  Iniciamos  a conversar sobre la cultura de paz, abriendo espacios para pensar en qué es la paz, cómo se construye, la práctica  de valores éticos; el autoconocimiento para modificar las creencias y actitudes violentas heredadas y arraigadas inconscientemente; el aprendizaje de una comunicación asertiva; el respeto a la libre expresión de las ideas; el perdón y la reconciliación.

Desde el enfoque de promoción de la cultura de paz; por votación escogieron aprender sobre la vida de Nelson Mandela. Tuvimos segmentos formativos para conversar sobre el apartheid, y luego sentamos las bases del mensaje de paz que como legado dejó Mandela.

Seguidamente iniciamos un ciclo de lectura de cuentos africanos contenidos en el libro escrito por Nelson Mandela como compilador. Es una colección que ofrece un ramillete de relatos entrañables, pequeñas muestras de la valerosa esencia de África, que en muchos casos son también universales por el retrato que hacen de la humanidad, de los animales y de los seres místicos, donde la cultura de paz y los distintos elementos se extraen de metáforas sobre la vida animal.

Abierto el ciclo de lectura de los relatos, lo que en este punto hacemos es que, el material que será objeto de análisis se los acercamos de 3 formas: enviamos el libro en formato PDF por el clip de WhatsApp;  como no todas tienen esa aplicación, la segunda forma de acercarles  el libro es transcribiendo cada capítulo como un mensaje de texto al grupo WhatsApp; y finalmente, las facilitadoras enviamos audios con nuestras voces, leyendo los capítulos en el orden en que vamos a trabajarlos en el grupo de lectura, como si fuesen audiolibros. Fijamos dos días a la semana para los encuentros sincrónicos y realizar juntas el análisis crítico de las lecturas, ubicando valores involucrados y construir juntas las moralejas desde la cultura de paz.

Una vez cumplidos los cometidos referidos al enfoque de cultura de paz, hacemos un ejercicio adicional. Una estrategia divertida, pero en el fondo educativo, para descubrir sesgos patriarcales: Les invitamos a ponerse los lentes de género, y reanalizamos el cuento, ubicando situaciones como Finales felices donde la mujer es rescatada por un guerrero, y queda en casa cocinando pucheros y cuidando con amor a sus hijos… Ubicadas esas situaciones, les pedimos formulen un final alternativo, donde siga existiendo construcción de paz, pero la mujer sea un ejemplo de empoderamiento y las respuestas han sido   demostrativas de que han entendido la importancia de crecer y tomar la dirección de sus propias vidas.  Este ejercicio, ha sido maravilloso.

La última actividad del proyecto, ha sido una mesa de trabajo para que entre todas ellas diseñen una agenda comunitaria de actividades que con sus propios medios puedan ejecutar para motivar a la construcción de una cultura de paz en su comunidad. Allí nuestro acompañamiento es cognitivo, pues ellas mismas deben ejecutar sus acciones de tal forma que pongan en práctica el aprendizaje en el marco del empoderamiento como mujeres.

Como resultado de las mesas de trabajo, levantaron un acta de agenda urgente, en la cual, considerando que la vida en la comunidad ha perdido espacios de interacción vecinal; que es necesario encontrar la forma de construir paz vecinal empezando por transformar el lenguaje ofensivo, reemplazando las palabras que contribuyen al odio y la venganza por expresiones de esperanza y otros pensamientos positivos; y considerando que es importante practicar la empatía, ser generosos, considerados y cuidar de los demás, preocupándose por el bienestar vecinal; acordaron, asumir el reto de empezar a actuar, buscado que todos y todas en el barrio valoren el hecho de participar activamente en distintos escenarios comunitarios y sociales, permite incidir en el entorno y generar procesos colectivos en busca del bien común, que fomenten la confianza y la cooperación.

De allí nace la idea del levantamiento de tres murales. La intención que tienen es dotar de identidad similar a los tres sectores dentro de la Dolorita, a los cuales pertenecemos las distintas mujeres que están en el proyecto “Tejedoras de Sororidad“. Han pensado que los murales deben ser alusivos a la paz, a la belleza de compartir, como primer paso de la transformación de la comunidad que quieren. Para que se entienda que a pesar de que son mujeres de tres sectores diferentes (que a veces rivalizan), han encontrado un pequeño espacio en el cual aprendieron a que después de todo, son iguales, por lo que acordaron que todas juntas, a la vez, pintarán los murales en los tres sectores, llamando a la comunidad a que colaboren con ellas. Se les ocurrió que sería ideal pintar un árbol, y luego, cada hoja sea la huella de la mano de cada uno de los vecinos del sector que participe; consideran que cuando pasen frente al mural e identifiquen sus propias manos sentirán que forman parte del movimiento que quieren impulsar.[6]

También, quieren desarrollar el levantamiento de un jardín vertical.  Expresan que su intención es que la vida comunitaria tenga una especial conexión con el ambiente. Así que tomarán un espacio a la vista de todos que limpiaran de basura y maleza, y lo prepararán para hacer un jardín vertical que pueda ser apreciado por todo el que pase. Cada vecina o vecino, puede participar ejecutando la siembra de semillas o plantas en dos botellas desechables, plásticas, las cuales irán colgando una tras otra, hasta tupir la pared. Todos serán responsables de su cuidado. Es una actividad que promoverá el mejoramiento del medio ambiente, aumentará la sensación de bienestar.[7]

La tercera iniciativa que emprenderán, será instaurar “El domingo familiar”. Quieren establecer en sus comunidades una tradición de compartir todos los vecinos, una mañana de domingo al mes, cerrando la calle, con juegos tranquilos, sin violencias, ni armas de juguetes. Juegos de mesa, cooperativos, que diviertan, que destapen los resortes de la risa y que acerque a los vecinos y propicie el mutuo conocimiento; que invite a la reunión comunitaria.[8]

Un detalle más: Por experiencia propia, han encontrado que este espacio de lectoras comunitarias, las ha acercado pues al compartir descubrieron cosas que tenían en común y que no sabían; se han motivado a la lectura y con ella están aumentando sus capacidades de reflexión crítica. En cada encuentro –siempre- alcanzan algún aprendizaje. Por esa razón, quieren que esta experiencia llegue a otras mujeres del barrio; para lo cual, necesitan de otros equipos telefónicos.[9]

Estas son sus primeras acciones más urgentes para comenzar a sembrar la construcción de paz en el barrio. Ellas quieren ser mujeres agentes de la construcción de la paz.

[1] “..Los más pequeñitos y los jóvenes de la zona tampoco se ven libres de esta situación. Sin actividades escolares, televisión, internet y sin poder salir a jugar por la inseguridad en las calles. Es complejo entretenerlos, esta situación obliga a los familiares a buscar alguna actividad entretenida para hacer más llevaderas las largas horas de aburrimiento.“  ¿Cómo le explicas a un niño de tres años, asustado, que a partir de ahora la luz no siempre va a estar?, ¿cómo le explico que cuando se va la luz no puedo hacerle su comida”. Recuperado de https://uma.edu.ve/periodico/2019/04/12/sin-luz-caracas/

[2] Hallan a mujer estrangulada en su vivienda en barrio La Dolorita de Petare.  Recuperado de: https://tenemosnoticias.com/noticia/hijo-mujer-investiga-desaparecieron-633426/1281903

[3] Faes mata a dos hombres en La Dolorita señalados por homicidio de poli Chacao (03-04-2019). Recuperado de:  http://efectococuyo.com/sucesos/faes-mata-a-dos-hombres-en-la-dolorita-senalados-por-homicidio-de-polichacao/

[4] ¿Qué son los CLAP y cómo funcionan? Recuperado de: https://cnnespanol.cnn.com/2017/09/05/que-son-los-clap-y-como-funcionan-en-venezuela/

[5] … Esa incertidumbre que afecta el “estar cotidiano y produce mal-estar” es lo que he denominado “la cotidianidad asaltada”. En Editorial de la Revista SIC 792, Marzo 2017. Accesible en www.revistasic.gumilla.org

[6]Necesitamos los materiales que permitan cristalizar esta actividad:  Como brochas, pinturas,disolvente, espátulas, pinceles, tablas  para mezclas; rodillo y bandeja.

[7] Necesitaremos:  Metros de mecate resistente, abono, semillas, plantas, regaderas de jardín, pintura para el fondo de la pared.

[8] Necesitaremos: Juegos de mesa para distintos grupos de edades, en especial, juego de BINGO; además, mesas plásticas, sillas, una cornetas y un micrófono.

[9] Necesitaríamos, en donación, equipos telefónicos, usados, en los cuales pueda utilizarse la aplicación WhatsApp. Así como, la posibilidad de modem y router para acercar la señal hasta las mujeres del barrio.


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