derechos de las mujeres

El cierre del espacio cívico en Venezuela tiene un impacto diferenciado en las organizaciones de mujeres


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Publicado el: 07 de marzo de 2024

Este 8 de marzo ONU Mujeres hace un llamado a invertir en las mujeres para hacer frente a las crecientes crisis en todo el mundo. El aumento de la pobreza, los conflictos geopolíticos y el cambio climático son solo algunas de estas crisis. Señala la organización de las Naciones Unidas que hacer realidad la igualdad de oportunidades para todas las personas solo puede lograrse a través de soluciones que empoderen a las mujeres para afrontar estos retos.

Cristina Ciordia, coordinadora de Incidencia del Centro de Justicia y Paz (Cepaz) analizó el significado del tema central que está promoviendo la ONU para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, así como el impacto diferenciado que tendría en las organizaciones de mujeres la aprobación de la Ley de fiscalización, regularización, actuación y financiamiento de las organizaciones no gubernamentales y afines. Este proyecto de ley, que hemos denominado “Ley Antisociedad”, ha generado preocupación en las sociedad civil venezolana y en la comunidad internacional, debido a su potencial para socavar los derechos humanos consagrados en tratados y acuerdos internacionales.

Si bien el lema de ONU Mujeres «Invertir en las mujeres, acelerar el progreso», abarca la necesidad de financiar a las organizaciones que trabajan en la defensa de los derechos de las mujeres, para Ciordia «la invitación en realidad es más amplia. Se hace un llamado a transformar las economías de cuidado, a tener planes de inversión y respuesta ante las crisis que sean sensibles al género, así como a combatir la feminización de la pobreza».

Cierre del espacio cívico en Venezuela

«En Venezuela estamos retrasados en todos estos frentes y quienes están llamadas a promover estos cambios y estas inversiones, son las organizaciones dedicadas a la defensa y promoción de los derechos de las mujeres, que se ven especialmente afectadas por el cierre del espacio cívico en Venezuela», recalcó la internacionalista.

La Ley Antisociedad forma parte del patrón de restricciones al espacio cívico nacional, que como hemos advertido desde Cepaz, busca vigilar y controlar el funcionamiento y financiamiento de las organizaciones no gubernamentales. «El proceso de cierre del espacio cívico lleva muchos años avanzando en nuestro país y efectivamente está hoy peor de lo que ha estado en el pasado».

Esto tiene dos razones fundamentalmente. La primera tiene que ver con el avance de los mecanismos de represión. «Pero además estamos en un año electoral, y como hemos documentado desde la sociedad civil, la persecución, la represión y el cierre del espacio cívico, empeoran en años electorales. Este proyecto de Ley es uno de los componentes de ese cierre, pero está lejos de ser el único. Muchas otras leyes y proyectos, restricciones de facto, e incluso la persecución, configuran este cierre del espacio cívico que tiene un impacto diferenciado en las organizaciones de mujeres».

Menos apoyo para las organizaciones de mujeres

Durante la revisión del Estado venezolano ante el Comité para la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW por sus siglas en inglés), Cepaz, en coalición con cinco organizaciones feministas emergentes, presentó un informe sobre este impacto diferenciado del cierre del espacio cívico en las organizaciones de mujeres. «Algunos de los elementos que identificamos tienen que ver con que en el contexto de crisis se suelen considerar los temas de derechos de las mujeres como menos prioritarios. Esto se traduce en menos apoyo para su trabajo. Así mismo, estas organizaciones, las más jóvenes, sobre todo, con frecuencia tienen pocas herramientas para sortear las múltiples trabas que implica este cierre del espacio cívico. Eso simplemente imposibilita su trabajo en un contexto de supervivencia como el que impone la emergencia humanitaria compleja», puntualizó Ciordia.

Aclaró que no hay derechos más vulnerados que otros con el cierre del espacio cívico. Esto debido a que «los derechos humanos son por definición interdependientes. No es posible limitar uno sin afectar a los demás. Por ejemplo, la libertad de asociación es en sí misma un derecho. Cuando se vulnera la libertad de asociación se está vulnerando también la libertad de expresión, la democracia, y la participación en condiciones de igualdad. Esto a la vez afecta la presencia de mujeres en los espacios de toma de decisiones. Lo que implica que no se incorpora su perspectiva en la elaboración de políticas públicas».

Las mujeres siempre han estado al centro de las iniciativas para la defensa de los derechos humanos, la construcción de la paz y la democracia. «Hoy en día lo que hay es una mayor conciencia de la necesidad de visibilizar y apoyar esos liderazgos», agregó.

Mantener la discriminación

El rol de cuidadoras que ejercen las mujeres también impacta su labor de activismo y defensa de derechos. Según ONU Mujeres, las mujeres dedican aproximadamente tres veces más tiempo al trabajo de cuidados no remunerado que los hombres. Tanto el tiempo dedicado a las labores de cuidado, como la falta de financiamiento, así como los mecanismos de represión, el miedo a que sus familiares se vean afectados por su labor y la necesidad de buscar otras fuentes de ingreso para sostener a sus familias, hace que para las mujeres sea necesario dedicarse a otras ocupaciones «en la medida en la que las actividades relacionadas con el activismo y la defensa de derechos se vuelven imposibles por el cierre del espacio cívico. Al final del día las verdaderas afectadas son las poblaciones que estas organizaciones atienden y los derechos por los que ellas abogan».

Añadió que la mayor parte de las organizaciones que se dedican a la promoción de los derechos de las mujeres naturalmente tienen como población beneficiaria a mujeres. «Limitar la posibilidad de estas organizaciones de atender sus necesidades y hacer incidencia por sus derechos es limitar también a esas mujeres, a sus comunidades, a sus familias, a todas las personas por las que ellas responden. Es mantenerlas en una situación de discriminación».

Las activistas y lideresas comunitarias también quedan desprotegidas y sus labores se ven restringidas y afectadas por el cierre del espacio cívico. «Ellas son parte de este ecosistema de la sociedad civil y de las organizaciones, formales o informales, que trabajan por los derechos de las mujeres. La capacidad de hacer su trabajo se ve sumamente mermada, pero no así sus responsabilidades, ni las necesidades de las personas de las que cuidan. Esto las deja sumamente expuestas, especialmente a mecanismos de control social como ocurre con las cajas CLAP». Los beneficios sociales se emplean como herramientas para la manipulación política a partir de la necesidad de la población, sobre todo en contextos electorales. Este mecanismo de control social es discriminatorio y viola sus derechos humanos.

Muro de contención

Ciordia destacó que las organizaciones de la sociedad civil «llenan en Venezuela al menos dos vacíos muy importantes. El primero es un vacío de información, de cifras que el Estado no levanta o no publica. Desde la sociedad civil se hace un esfuerzo por levantar esta data con la intención de conocer las dimensiones de las distintas problemáticas para tratar de darles respuesta. Si perdemos esta capacidad de documentación e información que tienen las organizaciones de la sociedad civil, perdemos una información valiosísima para la elaboración de planes de respuesta a la situación en Venezuela. La otra función que tratan de cumplir las organizaciones es la de ser un muro de contención contra ciertos aspectos de la emergencia humanitaria compleja. En la medida que se pierda también esta capacidad, las poblaciones que estas organizaciones atienden se verán más vulneradas. Principalmente las mujeres».

Un ejemplo es el trabajo de documentación que realiza el Observatorio Digital de Femicidios de Cepaz. El año pasado el Observatorio señaló que en Venezuela se cometió una acción femicida cada 23 horas. Este aumento en la violencia femicida, que se conoce gracias a la labor de la sociedad civil, no es reflejado en estadísticas oficiales, ni tiene respuesta por parte del Estado.

La coordinadora de Incidencia de Cepaz agregó que estas afectaciones y muchas otras han contribuido al aumento sostenido de la movilidad humana venezolana, que hoy en día se estima que alcanza casi los ocho millones de personas. La migración forzada también impacta de forma diferenciada a las mujeres. «Las vulnerabilidades con las que las personas salen del país y los peligros en la ruta migratoria han contribuido a que hoy en día Venezuela tenga el mayor índice de esclavitud moderna en la región. Las redes de trata con fines de explotación sexual se aprovechan de las mujeres migrantes venezolanas. En general, la emergencia humanitaria compleja intensifica las vulnerabilidades que ya existen y pesan sobre las mujeres. Y esto solo aumenta las brechas en el disfrute de nuestros derechos, que es precario para todas las personas en Venezuela, pero más precario para las mujeres».

¿Por qué conmemorar el 8 de marzo?

El 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer. En esta fecha se recuerda la lucha por la igualdad y la no discriminación de las mujeres, los derechos alcanzados hasta el momento y el camino que falta por recorrer.

«Es un día que se conmemora y no se celebra. En esta fecha recordamos las luchas de las mujeres por sus derechos, las trabas históricas que ya se han superado y las muchas barreras invisibles que aún quedan por superar. Este no es un día para exaltar las cualidades de las mujeres y mucho menos, desde la perspectiva restrictiva de los roles de género», aclaró Ciordia.

«Se trata de reconocer que los derechos de las mujeres han sido ganados y peleados. No han sido libremente otorgados ni reconocidos. Son producto de un incansable trabajo. Por eso, cuando conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, agradecemos a todas las que nos han precedido en las luchas. Recordamos a las que no están y reconocemos a nuestras compañeras. Especialmente a la defensora de derechos humanos Rocío San Miguel, quien hoy está injustamente presa por utilizar su voz por la defensa de los derechos humanos. Por ella, por nuestras compañeras, por las que no están, por las que nos han precedido y por las que vienen, nosotras seguimos», concluyó.


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