Las medidas implementadas a raíz de la pandemia de COVID-19 han provocado reiterados pronunciamientos de varios organismos internacionales, como ONU Mujeres, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), LA Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) por considerar, desde sus respectivas competencias, que el confinamiento aumentaría de forma considerable la violencia doméstica y la violencia de género. Las mujeres, niños y niñas podrían ser unas de las poblaciones con mayor vulnerabilidad, entre otras razones, por encontrarse encerrados con su agresor.
A pesar que estos organismos han recomendado a los Estados tomar medidas al respecto, proporcionando a las mujeres en esta situación un programa de asistencia al que puedan acudir o que pueda brindarles toda la ayuda necesaria, aún hay países en los que la asistencia es precaria o casi nula.
Desde que inició la cuarentena en Venezuela, el Estado no ha proporcionado información sobre algún mecanismo de protección especial, o campaña, que pueda a ayudar a las mujeres que sufran violencia de género durante el confinamiento. La situación que atraviesa el país afecta de forma diferenciada a las mujeres, quienes ya se encontraban en una posición de vulnerabilidad antes del COVID-19.
A pesar que Venezuela tiene un Ministerio de la Mujer e Igualdad de Género que debe velar por estas incidencias, el comunicado que emitió la institución al respecto simplemente anuncia que la agenda Marzo Mujer 2020 fue suspendida por orden del presidente Nicolás Maduro, al prohibir las concentraciones públicas ante la pandemia.
La ministra Asia Villegas, quien firma el comunicado, no especificó algún plan para prevenir la violencia doméstica, ni recomendaciones para enfrentar la pandemia desde la perspectiva de género.
Sin embargo, dos organizaciones no gubernamentales venezolanas, el Centro de Justicia y Paz (Cepaz) y la Fundación para la Prevención de la Violencia Doméstica hacia la Mujer (Fundamujer), en conjunto con el Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad Central de Venezuela (CEM-UCV), se unieron para ofrecer atención psicolegal a mujeres que sean víctimas de violencia de género durante la cuarentena a través del correo fundamujervenezuela@gmail.com y y los números de teléfono para atención psicosocial: 0412 30712 73 / 0414 3281196 y para atención legal: 0424 1831025 / 0414 281207.
Ofelia Álvarez, directora de Fundamujer, reveló que para mediados de abril se habían recibido 39 solicitudes de ayuda en el servicio “todas completamente diferentes”: “Para mi siguen siendo poca gente porque la pandemia agrava la situación desde todo punto de vista”, agregó.
Por lo tanto, concluyó que la poca cantidad de casos se debe a que “esas mujeres están confinadas, están controladas» y son pocas las que tienen la posibilidad de comunicarse, porque las mujeres que la han contactado no lo han hecho de forma directa, sino a través de otra persona.
“Ellas no pueden llamar, y si tienen un teléfono tendrían que esconderse porque tendrían que esperar, como hacen algunas, a que salga (el abusador de la casa) porque las tienen tan controladas que él es el que va a hacer las compras y todo”.
La directora de Fundamujer mencionó que han tenido que “sacar de debajo de la manga alternativas porque si ya las estábamos atendiendo, con todos los problemas sociales que hay en este país, te imaginarás entonces una persona confinada que no se puede mover. Hay que responderles”.
En este sentido, la profesora Isabel Zerpa, directora del CEM-UCV, resaltó que el servicio ha estado muy activo, atendiendo casos del interior del país en los estados Aragua, Lara y Trujillo, además de los que se encuentran en la región capital.
No obstante, Jany González, quien ejerce asistencia legal desde Cepaz, expresó que a pesar del alcance, «las acciones quedan muy limitadas y anuladas, de manera que tomamos la decisión de simplemente darle a las víctimas la oportunidad de documentar el caso, hacer pequeños videos cuando la persona la esté atacando, la estén agrediendo verbalmente”.
Asimismo, las invitan a crear una red de apoyo con amigas o amigos dentro de la misma comunidad, y con familiares, para que puedan estar alerta ante cualquier agresión por parte del sujeto victimario, que viva con ellas y que sea el originador de la violencia.
“Nosotros seguimos documentando el caso y les decimos cuales son las posibles acciones una vez que la cuarentena termine, o si la situación es muy grave o delicada, que se podrían accionar en ese momento, pero como dije antes con las limitaciones que te da ahorita el sistema de emergencia”.
Por su parte, Álvarez aclaró que por las características de las instituciones involucradas, tienen límites “que no son ni buenos ni malos”. Dentro del servicio no se presta terapia personalizada, porque se ejerce la psicología social, en la que se toma en cuenta el contexto y las diferentes áreas para hacer diagnósticos acertados “por si acaso la persona necesita algo más”.
Sobre esto, la profesora Zerpa explicó que lo fundamental del servicio es la atención directa a las mujeres, independientemente de su condición socioeconómica o de su posición política y aprovechó para citar a la psicoterapeuta estadounidense, Virginia Satir: “Creo que en medio de ese dolor que vivimos, las semejanzas nos acercan y las diferencias nos permiten crecer”.
“Yo digo que en medio de todas las diferencias vamos creciendo como personas, como seres humanos y como mujeres que formamos parte de esta militancia importante que es el feminismo”, agregó Zerpa.
La directora de Fundamujer manifestó su deseo de que el servicio continúe aunque termine el confinamiento, porque la alianza “está funcionando muy bien”, pero agregó que es necesario que se piense en los niños que puedan estar presenciando los hechos de violencia: “Los hijos chupan de ahí, son como unas esponjas que están sufriendo lo mismo y que en el Consejo de Protección del Niño, Niña y Adolescente lo consideran así y ellas no lo saben porque hay desinformación”.
En este aspecto coincidió González, al indicar que la presencia de niños, que poseen una demanda específica, durante el confinamiento genera una presión más hacia las mujeres y hombres que se encuentran dentro de un hogar violento.
“Por lo general los hombres no están identificados y relacionados con el cuidado del niños a diario, por lo que se alteran con mayor facilidad y eso hace que aumenten las agresiones”.
¿Dónde están las autoridades?
González resaltó que el Estado venezolano ha publicitado unos números de teléfono para que las mujeres víctimas de violencia puedan hacer su denuncia y brindarles el apoyo institucional que requieran, pero que “las mismas víctimas atendidas hasta la fecha han manifestado que los números no responden, que cuando van (a las instituciones) los funcionarios les dicen ‘lo que pasa es que ahorita estamos en una pandemia, eso no es prioridad, no es emergencia, traten de llevarse bien’”.
Además, resaltó que antes de que implementaran las medidas por el COVID-19, ya “había una baja de muchos funcionarios” y en la actualidad hay menos porque se están resguardando “por salud”.
“Eso no se dice y se deja ver como que si hay gente ahí que te está atendiendo. Posiblemente consigas un funcionario pero tiene que ser un caso de estricta emergencia para ellos”, especificando que una emergencia “para ellos” es por ejemplo que una víctima se presente con un ojo con un gran hematoma o ensangrentado.
El acercamiento que han tenido las autoridades venezolanas ante los casos de violencia de género, y la desinformación durante el distanciamiento, pueden provocar que las mujeres víctimas no realicen las denuncias pertinentes para evitar atravesar un proceso poco efectivo o por desconfianza, alertó González.
Sobre esto, Álvarez dijo que “son unas instituciones que no están haciendo lo que tienen que hacer”, y especificó que las mismas no tienen políticas públicas escritas, “tienen un plan de patria que tiene algunas cosas y más nada. Yo digo una cosa muy cruel y es que no les importa”.
¿Qué hacer en caso de sufrir violencia de género durante el confinamiento en Venezuela?
La medida de confinamiento puede representar una situación que aumente las agresiones de forma exponencial según sea el caso, explicó González, resaltando que el hacinamiento de una víctima con el victimario en una casa que quizás no sea tan grande, con las complicaciones que acarrea la crisis de servicios, económica y social que se sufre en Venezuela, es “una olla de presión” que puede explotar fácilmente porque además hay menos disposición a llegar a acuerdos y a convivir.
“No es que eso justifique, pero eso es un factor influyente en el estado de ánimo de las personas”.
En esto coincidió la profesora Zerpa agregando que en algunos sectores socioeconómicos es más grave porque es más difícil el día a día.
“Además de toda la situación de salud y emergencia sanitaria, lo económico influye. Los ánimos se enardecen mucho más, las diferencias se profundizan, la situación de ansiedad; todo eso puede exacerbar la violencia de género”.
Debido a la escasa cooperación que ha tenido el Estado venezolano, González mencionó que cualquier recomendación a una mujer que se encuentre en esta circunstancias “da como molestia decirlas” porque se sabe lo engorroso que puede ser el procedimiento con las autoridades.
Sin embargo, alentó a realizar la denuncia, considerando que esto es “lo primordial” para lograr que dicten unas medidas de protección que de alguna manera puedan neutralizar al sujeto que propina la violencia.
“En este momentos creo que la recomendación sería primero que todo hacer uso de todas las herramientas que tienen a través de la información que hemos estado publicitando. Tenemos un servicio de asistencia psicolegal donde se le puede dar contención y ayuda psicológica, tanto a ella como el resto de sus familiares”, concluyó González.
Sostuvo que la asistencia psicolegal ayuda a canalizar o darle alguna instrucción a la víctima sobre que puede hacer en este momento en el que prácticamente están paralizadas las instituciones para atender los casos. Además, pidió no perder el contacto con el servicio, haciendo un grupo de apoyo que incluya a sus vecinos más cercanos, o familiares.
Finalmente, Álvarez recordó que no todas las víctimas tienen acceso a un teléfono o elementos electrónicos para realizar la denuncia, y en este caso pueden apoyarse de algún vecino o familiar al que le puedan confiar la situación y que realice la denuncia por ella.
“Si tiene un teléfono, si tiene la oportunidad, aunque sea un minuto, que se comunique con los teléfonos que damos nosotros. Luego, si lo que tiene es una persona que entra y sale de la casa, que le pida que lo haga”. También puede decirle a una vecina de confianza que busque en internet ayuda para víctimas de violencia de género en Venezuela.