Con el apoyo de la organización Derechicos, realizamos el pasado 6 de febrero, en La Dolorita, la segunda parte del taller Protege: El derecho a crecer en familia. Protege tiene como objetivo ayudar a los padres, madres y cuidadores a planificar la decisión de migrar, asegurando la protección de las familias y de los niños, niñas y adolescentes durante la movilidad humana.
Protege se realiza en apoyo al programa nacional que lleva a cabo el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef por sus siglas en inglés). El taller estuvo orientado a sensibilizar sobre los riesgos y el estrés asociado a la separación familiar.
En esta sesión se contó con la participación de madres adultas y adolescentes de la comunidad de El Guamo, de la parroquia La Dolorita. Las participantes recibieron orientaciones, desde un enfoque de disciplina positiva, en torno a la importancia del reconocimiento y el autocontrol de las emociones generadas por el estés de un proceso migratorio.
Así mismo se reiteró el deber parental (responsabilidad) de escuchar a los miembros de la familia ante la inminencia de un proceso migratorio familiar. Incluyendo a los hijos e hijas, garantizando así su derecho a participar en la toma de las decisiones que les afecten, como la necesidad de salir del país debido a la emergencia humanitaria compleja.
Finalmente, la jornada fue un espacio de reflexión. Las participantes identificaron aspectos claves para la toma de decisiones de manera responsable, que garanticen la protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes.
El estrés de la migración
Los cambios repentinos de rutina, salir de sus hogares, la incertidumbre propia del desplazamiento a lugares desconocidos y en difíciles condiciones, contribuyen a incrementar el estrés en las niñas, niños y adolescentes venezolanos de las zonas más vulnerables. Estos ya han venido viviendo en condiciones precarias debido a la crisis humanitaria que enfrenta el país.
Añorar el hogar, la escuela y a los seres queridos, constituyen experiencias muy difíciles. Particularmente para los más jóvenes. En el caso de los niños, niñas y adolescentes dejados atrás, la separación de la madre o el padre incrementa ese estrés. La planificación integral del proceso migratorio atenúa estas consecuencias, tanto físicas como emocionales, que podrían afectar su bienestar a corto, mediano y largo plazo.