Mujeres, paz y seguridad: una agenda hemisférica con impactos locales y globales

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Expertas de la región participaron en el «Conversatorio sobre el liderazgo de las mujeres en la gestión de crisis y conflictos: nuevas perspectivas, para nuevos retos”, organizado por la Comisión Interamericana de Mujeres de la Organización de Estados Americanos (CIM-OEA).

El encuentro puso de relieve el papel fundamental de las mujeres en la toma de decisiones durante situaciones de crisis. Concluyó resaltando la necesidad de invertir en su liderazgo para abordar los desafíos que enfrenta el hemisferio con soluciones innovadoras y sostenibles.

Garantía de democracia y estabilidad para la región

Durante su intervención, Beatriz Borges, directora ejecutiva del Centro de Justicia y Paz (Cepaz), señaló que la agenda de mujeres paz y seguridad no es un concepto abstracto, sino que representa una garantía de democracia y estabilidad para la región.

En un mundo marcado por tensiones crecientes, desafíos transnacionales y crisis locales cada vez más agudas, la paz y la seguridad ya no son meras aspiraciones: se han convertido en condiciones indispensables para el desarrollo, la inversión, la democracia y la estabilidad de cada uno de nuestros Estados.

¿Por qué es vital para los Estados?

La inseguridad, la violencia y la represión impactan directamente los intereses nacionales. Aumentan el costo de vida, impactan el comercio, fomentan el desplazamiento forzado y erosionan la confianza ciudadana. Venezuela es un claro ejemplo de cómo el colapso institucional y la criminalización de la protesta generan crisis multidimensionales y una emergencia humanitaria compleja que trascienden fronteras.

Además, fortalecer la paz y la seguridad interna no es solo una necesidad interna: está alineado con los compromisos asumidos por todos los Estados, los pactos y los tratados internacionales. Ignorar las señales de alerta temprana tiene consecuencias devastadoras. Es menos costoso invertir en prevención que atender las consecuencias, como la migración forzada, que hoy en día requieren de mayores recursos y que implican dolor y sufrimiento para la población.

¿Por qué conviene impulsar esta agenda?

Promover una agenda de paz y seguridad es una inversión inteligente:

  • Prevención cuesta menos que intervención: Promover condiciones estructurales de paz evita crisis que luego exigen respuestas costosas y lentas.
  • Construye legitimidad internacional: Liderar iniciativas de paz posiciona al Estado como un referente ético y diplomático.
  • Fortalece vínculos regionales: La cooperación para la paz mejora las relaciones bilaterales y subregionales, creando redes de estabilidad.

Puntos de entrada concretos para la acción estatal

Borges recordó que ya existen acciones que pueden ser fortalecidas, articuladas y ampliadas:

  1. Inversión en prevención comunitaria: Apoyar iniciativas que fortalezcan la cohesión social, la educación para la paz y la resolución no violenta de conflictos, con énfasis en juventudes, mujeres y poblaciones en riesgo. Apostar por el deporte y el arte como estrategias claves.
  2. Fortalecimiento de capacidades institucionales: Cooperar para profesionalizar a las fuerzas de seguridad con un enfoque en derechos humanos. Mejorar los sistemas de justicia y crear protocolos para la atención a víctimas.
  3. Apoyo a defensoras y defensores de paz y derechos: Crear mecanismos que protejan a quienes trabajan por comunidades más seguras, especialmente mujeres líderes en contextos de criminalización y amenazas. Esta protección debe ser real, oportuna y con perspectiva de género.
  4. Participación en redes de diplomacia local: Establecer alianzas con ciudades y actores no estatales que trabajan por la paz desde el territorio. Fomentar la diplomacia local y descentralizada, apoyando a municipios y redes de ciudades comprometidas con la convivencia, la inclusión y la cultura de paz.
  5. Impulso a la justicia restaurativa: Apostar por mecanismos que promuevan la reconciliación y la reintegración, sobre todo en contextos postconflicto. Impulsar mecanismos de justicia restaurativa y transición, donde haya conflictos históricos o zonas marcadas por violencia estructural. La reparación, la memoria y la participación son claves para evitar la repetición.

En todos estos ámbitos, el liderazgo de las mujeres no es solo una cuestión de equidad: es una inversión estratégica. La inclusión de las mujeres en la prevención, la negociación, la reconstrucción y el monitoreo de la paz mejora los resultados, fortalece la legitimidad social y genera transformaciones duraderas.

Invertir en el futuro democrático

La paz no es solo la ausencia de violencia, es la presencia activa de justicia, de equidad, de participación. Es vital que la OEA lidere una agenda hemisférica de paz y seguridad basada en la democracia y los derechos humanos, con una apuesta clara por la prevención y el liderazgo de las mujeres.

Es momento de que cada Estado asuma que invertir en paz y seguridad es invertir en el futuro democrático del continente. La OEA es el espacio ideal para liderar esa transformación, aseveró la directora de Cepaz.

El rol de la inteligencia artificial

Sobre el uso de la inteligencia artificial (IA), Borges indicó que utilizada éticamente, esta herramienta puede ayudar a identificar patrones de violencia, anticipar crisis humanitarias y mejorar las respuestas institucionales. Sin embargo, si se utiliza sin regulación, puede amplificar la desinformación, el control social y la criminalización de voces disidentes.

Agregó que es crucial que los Estados asuman un rol proactivo en regular su uso, integrarla a estrategias de paz y garantizar que no se convierta en una amenaza a la democracia ni a los derechos humanos. «Necesitamos una gobernanza hemisférica sobre este tema», añadió.