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La participación ciudadana y las elecciones son claves para una solución pacífica, justa y democrática al conflicto venezolano

El pasado 17 de noviembre se realizó el evento Avanzando en una solución democrática a la crisis de Venezuela: Perspectivas de la sociedad civil, en el que participaron como ponentes Beatriz Borges, directora ejecutiva del Centro de Paz y Justicia (Cepaz); Eugenio Martínez, periodista y especialista electoral venezolano; Deborah Van Berkel, presidenta de la red de organizaciones Sinergia; y Humberto Rojas de la Red de Observación Electoral de la Asamblea de Educación. Este encuentro fue organizado por la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) y moderado por Geoff Ramsey, director de WOLA para Venezuela.

La oportunidad fue propicia para debatir las perspectivas de una solución pacífica, justa y democrática al conflicto venezolano. La comunidad internacional busca un nuevo enfoque que pueda maximizar la posibilidad de un retorno pacífico a la democracia en el país. Existe un consenso de que la solución debe implicar alguna forma de negociación que pueda conducir a elecciones libres y justas, la liberación de las personas presas por motivos políticos y un proceso de justicia y reparación para las víctimas de violaciones de derechos humanos.

Avanzar hacia la democracia

Para Deborah Deborah Van Berkel la voluntad y la visión es avanzar hacia una Venezuela democrática, que sea realmente un país de todas las personas. Que responda a su diversidad y que permita el encuentro, no desde la confrontación, ni de la exclusión, sino desde la construcción de una convivencia democrática.

Construir una ruta democrática significa incluir en ese proceso a la ciudadanía, las organizaciones, y todos los actores nacionales, con el aporte y el apoyo de una comunidad internacional que está preocupada y que quiere tener trabajar en iniciativas para llevar a Venezuela a la ruta de la democracia, agregó la presidenta de Sinergia.

Propuesta con capacidad de cambio

«Estos son procesos a los cuales nosotros tenemos que aportar nuestras mejores capacidades». Un objetivo fundamental es fortalecer la capacidad de la sociedad civil de crear nexos y dejar de trabajar como islas. Para Van Berkel deben tenderse los puentes para que esa acción tenga el impacto que requerido, abandonando la creencia de que existe una verdad absoluta, sino que hay que trabajar en la construcción colectiva de una propuesta que tenga capacidad de cambio.

«Eso pasa por también por la necesaria conexión con la ciudadanía, con la gente que está siendo víctima y que sufre una emergencia humanitaria compleja», recalcó.  Además, la sociedad civil tiene que revisar cuál es y cómo se define su relación con el Estado, con la sociedad política y los partidos, que también son parte de la sociedad civil, pero la diferencia es que aspiran a llegar al poder. Mientras que las organizaciones esperan acompañar y apoyar en los temas que sean fundamentales para el país. Pero también exigir rendición de cuentas y una acción que responda a la demanda real ciudadana de cambio en Venezuela. Así como una alternabilidad en el poder, no solo en el Ejecutivo, sino de todas las instancias. Y que esos poderes públicos pueden realmente tener un ejercicio basado en el respeto, y en que cada uno cumpla su mandato y su definición constitucional. De manera que podamos hablar realmente de un renacimiento de la democracia. Para que todo eso se cumpla, la participación ciudadana y las elecciones son claves.

En esa ruta, el derecho a elegir y a ser elegido son derechos fundamentales que hay que poner sobre la mesa y defender. Es necesario el activismo ciudadano y la movilización, junto a la experticia técnica, para la exigencia a los actores en el poder a asumir una senda realmente democrática. En este sentido, la diversidad, la autonomía y la capacidad de diálogo son fundamentales para poder avanzar hacia una solución verdaderamente democrática a la crisis.

Transformación del conflicto

A juicio de Beatriz Borges en Venezuela existe una sociedad civil organizada, vibrante, independiente y autónoma, que tiene en el centro de su acción los derechos humanos y que sigue trabajando en Venezuela para lograr la reinstitucionalización democrática.

En ese camino el acompañamiento internacional es indispensable. Además, planteó Borges, encontrar esas soluciones nos plantea el escenario de negociación y el tema de las elecciones. Pero sin dejar de lado el justo balance que debe haber en la exigencia de una transformación del conflicto por la vía democrática, pacífica y electoral, y sin dejar de denunciar que en Venezuela «hay graves y sistemáticas violaciones de derechos humanos, una política de persecución y un sistema de represión activado».

Años 2024 y 2025: una oportunidad de cambio

Sin embargo, apuntó Borges, por muchos años ha existido la sensación de que lo electoral no ha dado respuesta a la necesidad de cambio, ni se ha generado la confianza que debemos tener los venezolanos en el voto. Entonces, se preguntó la directora de Cepaz, «¿cómo no renunciar a nuestro derecho al voto y a elegir?».  En ese contexto, para Borges los años 2024 y 2025 son oportunidades que tienen todas las personas venezolanas de participar, de trabajar por condiciones justas y de plantearnos un escenario donde las elecciones y las negociaciones tracen el camino para la reinstitucionalización democrática. Agregó la defensora de derechos humanos que la sociedad civil cree fervientemente en el activismo ciudadano y en el ejercicio del derecho a elegir como una vía para la transformación del conflicto.

Exigir mejores condiciones

Por su parte, Eugenio Martínez señaló que «desde el punto de vista electoral estamos muy lejos de estar en un contexto ideal. En función de eso es necesario ser muy estratégico en la forma en la cual se aborda este tema». A su juicio el año 2024, cuando será la elección presidencial, y el año 2025, cuando se realizarán elecciones parlamentarias, son una oportunidad porque Nicolás Maduro necesita algún tipo de reconocimiento internacional y aspira a ganar la elección, pero siendo reconocido por la comunidad internacional. Esa necesidad de reconocimiento es la clave para poder exigir y presionar, tanto desde la sociedad venezolana como desde la comunidad internacional, por mejores condiciones, incluso que las de 2021.

Agregó que cuando se reinicie el proceso de negociaciones en México hay cinco elementos que deben plantearse: la mesa es el registro electoral, la observación internacional, la estructura del Consejo Nacional Electoral (incluyendo la sustitución de Tania D’Amelio), todo lo que tiene que ver con los partidos judicializados y las inhabilitaciones y el cronograma electora.

Recalcó Martínez que activar el registro electoral (RE), dentro y fuera de Venezuela, es la fase clave de la elección de 2024. Se calcula que hay más de 7 millones de personas que han salido del país, de los cuales 4 millones son electores potenciales, pero actualmente solo 107 mil de esas personas pudiesen votar. Así que se necesita presión para que el RE se abra no solamente oportunamente, sino en las condiciones operativas lo suficientemente óptimas para que quienes están fuera del país puedan primero recuperar su derecho a la identidad y después ejercer su derecho al voto.

Según Humberto Rojas, después de múltiples propuestas para salir la crisis, finalmente se está decantando la propuesta de un sector de la sociedad civil que la solución debe necesariamente pasar por la vía electoral. Para el especialista en el tema electoral toda elección, en un momento de conflicto, implica de alguna manera un momento de ruptura que da oportunidades de avanzar. En este sentido, se trata de un esfuerzo colectivo que requiere un compromiso por parte de los políticos y de aquellos que aspiran a a gobernar, pero también de la participación activa de la sociedad civil.

Es importante además el respeto al derecho a elegir y ser elegido, que implica, por ejemplo que un candidato opositor que sea electo en unas primarias para participar en un proceso electoral no sea posteriormente víctima de una inhabilitación. Y además, que se ofrezcan las condiciones electorales para que el ejercicio exprese la voluntad real del elector.

La sociedad civil tiene un papel fundamental en exigir el cumplimiento de estos derechos básicos para que el elector se pueda sentir en las condiciones de expresarse libremente. También la observación nacional e internacional tienen un papel que cumplir, no solamente el día de la elección, sino en el seguimiento de los elementos que determinan que sea una elección auténtica.

La formación del elector y de todos aquellos que formen parte de la observación y las distintas etapas de los procesos electoral es fundamental. Así como la educación ciudadana para ejercer de manera efectiva algunas funciones que tiene el mismo proceso electoral para los ciudadanos, como lo es por ejemplo los miembros de mesa, que es uno de los aspectos en los cuales en las últimas elecciones hubo un problema estructural importante por la ausencia de miembros de mesa y la poca preparación que nuestros ciudadanos tienen para ejercer funciones electorales.

¿Qué tan confiable es el sistema electoral?

Para Eugenio Martínez en el tema electoral en Venezuela hay que separar lo que es el sistema automatizado de votación del resto del ciclo electoral. «Porque el sistema automatizado de votación por sí solo ha funcionado y funciona bien y ha contado y cuenta los votos bien». En todos los demás elementos del ciclo electoral es donde se han perdido garantías constantemente.  Recuperar esas garantías va a ser un proceso lento pero que tiene que ser sostenido. Por ejemplo, en 2017, en el caso de la Asamblea Nacional Constituyente, no fue que el sistema automatizado de votación funcionó mal, fue que la presidenta del CNE leyó un boletín de resultados diferente al que había totalizado el sistema. Eso implicó la salida de la empresa Smartmatic.

Entre 2018 y 2020 la oposición no participó, así que ni la oposición, ni los técnicos, ni la sociedad civil podían saber qué se había hecho con el sistema automatizado de votación. En 2021 cuando se decide participar, y con la incorporación de rectores no oficialistas del CNE se logró un hito técnico muy relevante, que fue que expertos de las universidades venezolanas auditaran el nuevo sistema para determinar que funcionaba como lo había hecho hasta el 2017.

Lo digital y lo humano

Para Martínez la conclusión es que el sistema votación sigue funcionando igual de bien que lo hizo antes, e incluso ha incorporado algunos elementos adicionales que permitieron, por ejemplo, saber que en Barinas había ganado el candidato de la oposición. Para torcer la elección de Barinas, el gobierno de Nicolás Maduro tuvo que generar toda una serie de artilugios, desde secuestrar máquinas y actas de votación hasta inventar inhabilitaciones fuera de lapso.

Al respecto, Rojas señaló que hay que hacer una diferenciación entre lo digital y lo humano.  Se puede tener un resultado arrojado por la máquina de votación y luego simplemente declarar otro resultado. Agregó que en el sistema digital existen los mecanismos de control suficientes para garantizar que el número que se genera es correcto. Existen otros elementos de control. Por ejemplo, la auditoría que se hace el mismo día. La auditoría realizada arrojó una serie de de recomendaciones para disminuir la incidencia de lo humano en lo digital.

¿Por qué estamos hablando de elecciones en un contexto autoritario?

Primero porque es un derecho. Y un derecho se ejerce. No dejo que nadie me lo quite, aseveró la presidenta de Sinergia. «Yo tengo en ese voto la oportunidad de ejercer una acción que va a sumar en una decisión del rumbo del país que vamos a tener y yo voy a ser parte de esa decisión. El trabajo no es solo votar, sino buscar los mecanismos desde la propia sociedad para exigir rendición y un sistema confiable para que ese proceso sea justo y nos brinde la oportunidad de transformación a la que estamos aspirando». Esto también nos va a permitir un proceso de reconocimiento entre nosotros, los venezolanos, como ciudadanos que decidimos nuestro futuro. Conquistar el sentido del voto como instrumento de cambio es una tarea de cada uno de nosotros, para que cada venezolano se convenza y eduque en lo que significa esa participación ciudadana.

Poner el norte en los derechos

La directora ejecutiva de Cepaz enfatizó que la aspiración de permanencia en el poder es lo que motiva que se activen el sistema de represión y de discriminación política cuando existe una amenaza contra esa permanencia. Es entonces cuando se ejercen patrones que van desde el retiro del pasaporte, o la apertura a un procedimiento judicial, hasta una muerte en custodia. Esto envía un mensaje que desmoviliza e infunde temor.

Pero aunque sabemos la realidad, no renunciamos a nuestro derecho, a nuestra capacidad de lucha. Ponemos el norte y el centro en los derechos y en todas las acciones políticas y técnicas de participación necesarias para recuperar la democracia. «Si nosotros nos planteamos eso en este tramo electoral, estoy segura que vamos a hacer la diferencia y no porque somos unos idealistas, sino porque sabemos la capacidad que tenemos para transformar ese conflicto», aseveró Borges.

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