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La participación activa y significativa de las mujeres asegura el éxito en los procesos de paz

A lo largo de la historia las mujeres han ocupado diferentes roles en la construcción de la paz. Como conciliadoras, negociadoras y como defensoras de derechos humanos. Sin embargo, y a pesar de que los conflictos las afectan de manera desproporcionada y aunque muchas mujeres han encabezado desde el activismo movimientos por la paz y también han trabajado activamente en la recuperación postconflicto, son pocas las mujeres que han liderado estos procesos.

Se reconoce el papel fundamental que tienen las mujeres en la consolidación de la paz. No obstante, “entre 1992 y 2019, solamente el 13 por ciento de los negociadores, el 6 por ciento de los mediadores y el 6 por ciento de los signatarios en los procesos de paz principales de todo el mundo eran mujeres”, señaló Michelle Bachelet, ex Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, durante el Debate Abierto del Consejo de Seguridad sobre Mujeres, Paz y Seguridad realizado en enero de 2022.

Las mujeres, adolescentes y niñas viven en sociedades donde aumenta la violencia y la misoginia, y son ellas quienes afrontan los mayores desafíos durante los conflictos. En muchos casos, la violencia sexual contra las mujeres es utilizada como una táctica de guerra. Y otras formas de violencia, como la doméstica, la trata de personas y la prostitución forzada, se exacerban. Además, las mujeres activistas y defensoras de derechos humanos se convierten en blanco de violencia y acoso para intentar excluirlas de los procesos de paz.

Diseñar estrategias para que los procesos de paz sean inclusivos es un curso de acción indispensable. Los acuerdos de paz deben contemplar disposiciones que aborden las necesidades de las mujeres, para que se atiendan no solamente las causas que han originado los conflictos sino también sus repercusiones, como la violencia basada en género y muy especialmente el uso de la violencia sexual como arma de guerra.

Resolución 1325

En este sentido, la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, relativa a las mujeres, la paz y la seguridad, es la primera en vincular las mujeres con la agenda sobre paz y seguridad. Esta Resolución reconoce que las mujeres se ven afectadas de forma desproporcionada por el conflicto y hace énfasis en que las mujeres participen en la consolidación de la paz, estén protegidas ante posibles violaciones de sus derechos y tengan acceso a la justicia y a los servicios de lucha contra la discriminación. Adicionalmente, busca eliminar la subrepresentación política y social de las mujeres.

Las claves de esta resolución son 1) el papel de la mujer en la prevención y resolución de los conflictos armados, así como en los procesos de construcción de la paz. 2) La participación igualitaria y plena de las mujeres en la prevención y resolución de conflictos, en los procesos de paz, las instituciones políticas y en los espacios de toma de decisiones. 3) La protección de las mujeres y niñas durante y tras el cese de los conflictos armados. 4) La incorporación de la perspectiva de género en las operaciones de mantenimiento de la paz, agencias de las Naciones Unidas, y en los programas de capacitación y adiestramiento de personal militar y policía civil de los Estados miembros.

Sin embargo, aunque han transcurrido más de 20 años de su aprobación, los alcances y resultados de la Resolución 1325 han sido limitados. Según la directora de ONU Mujeres, Sima Sami Bahous,  el porcentaje de acuerdos de paz con disposiciones de género para el año 2021 apenas alcanzó el 28,6%. La falta de financiamiento es una de las mayores barreras a superar, además del aumento del gasto militar. En el año 2020, los gastos militares en el mundo aumentaron un 2,6%, a pesar de la reducción de la economía global en un 3,3% por las dificultades incrementadas por la pandemia.

Urge entonces un mayor compromiso de los Estados para aumentar la participación de las mujeres en las iniciativas de prevención y transformación de los conflictos y establecimiento de la paz positiva. Para ello tiene que implementarse un curso de acción para la articulación, coordinación e implementación de la Resolución.

“Si queremos ver una diferencia tangible en la vida de mujeres niñas y un cambio de paradigma en la manera como abordamos la agenda de Mujeres, paz y seguridad necesitamos que los gobiernos, no solo en países afectados por conflictos, pongan de su parte. Así como sus aliados comerciales y militares, los donantes y el Consejo de Seguridad”, destacó la directora de ONU Mujeres durante la sesión 8.886 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre Mujeres, paz y seguridad.

La inclusión efectiva de las mujeres en los procesos de paz y la recuperación posconflicto no es solamente una cuestión de justicia y de derechos, sino una garantía para la sostenibilidad y la consolidación de la paz.

El fortalecimiento de los procesos de construcción y sostenibilidad de la paz solo puede lograrse si se incluye una mirada interseccional y se toman decisiones con la participación efectiva de las mujeres, en la búsqueda de la verdad, la justicia, la reparación y la reconciliación.