El pasado 24 de mayo se realizó la Cumbre de mujeres por Venezuela, una conversación sobre la participación de las mujeres en el proceso de reconstrucción democrática del país entre lideresas en el terreno y en la diáspora y la comunidad internacional.
Organizada por el Centro para América Latina Adrienne Arsht del Atlantic Council y el Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello, con el apoyo de medios de comunicación social y más de 15 organizaciones de la sociedad civil, la Cumbre se realizó de manera simultánea en Caracas y Washington D.C.
Sara Cohen, de la Cancillería de Canadá, señaló al dar inicio a la Cumbre que es esencial hacer todo lo posible por avanzar en la inclusión de las voces de las mujeres y su participación en los procesos políticos para la construcción de un mundo próspero. Por su parte Jason Marczak, director del Adrienne Arsht Latin America Center, indicó que la restauración democrática en Venezuela no puede ocurrir sin la plena participación de las mujeres.
Debbie Wasserman Schultz, congresista por Florida en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, destacó en su intervención que cuando las mujeres participan en las conversaciones de paz los esfuerzos tienen más probabilidades de apoyar a grupos marginados y promover la reconciliación nacional. Agregó que el camino de la recuperación democrática en Venezuela no puede construirse sin el liderazgo de la mujer, incluyendo una mayor participación de todos los sectores de la política y la sociedad. «Solo cuando se escuchan las voces de las mujeres los resultados reflejan las necesidades de toda la sociedad», concluyó Wasserman.
Primer panel: La crisis humanitaria, política, económica, y social en Venezuela
Betilde Muñoz-Poggosian, directora del Departamento de Inclusión Social de la Organización de Estados Americanos (OEA), moderadora del primer panel, señaló que muchas personas siguen la crisis venezolana, pero no necesariamente entienden el impacto diferenciado que está teniendo en la mujeres.
Al respecto, Ángel Alvarado, fundador del Observatorio Venezolano de Finanzas, indicó que Venezuela ha atravesado graves fenómenos como la hiperinflación de casi tres millones por ciento, la cual es la más grande y larga de América Latina, y una caída de la economía del 92%, que golpeó profundamente a la sociedad. La hiperinflación tiene mayor efecto en las mujeres en todo el mundo, porque tienen peores condiciones de trabajo, menores salarios y salen primero del mercado de trabajo. Agregó Alvarado que el colapso de la economía abre una brecha gigantesca en la participación y las condiciones de las mujeres en el mercado de trabajo.
Mujeres en cargos de elección popular
Para el periodista experto en el tema electoral, Eugenio Martínez, hay que preguntarse si las mujeres que hacen política en Venezuela están en posibilidad real de alcanzar cargos ejecutivos a nivel regional o municipal. Explicó Martínez que antes de 1989, solo cuatro mujeres fueron designadas directamente por el Ejecutivo como gobernadoras y solo una mujer aspiró a la presidencia.
Durante la década de 1990 Venezuela pasó a ser referente en cuanto a participación política de las mujeres. Sin embargo, con la entrada de la década del 2000 las normas de paridad de género que venían instrumentándose desde la década del 90 se eliminaron y las cifras de participación de las mujeres descendieron dramáticamente.
Prueba de ello es que en las regionales de 2021 solo dos mujeres fueron electas como gobernadoras de 23 cargos disponibles. Y de las 335 alcaldías solo se escogieron 63 mujeres. No es tan simple como que no fueron electas, sino que no hubo suficientes candidatas mujeres.
Otra arista del contexto humanitario, político, económico y social en Venezuela fue analizada por Tamara Taraciuk, directora regional de Human Rights Watch. Señaló la defensora de derechos humanos que Venezuela está enfrentado investigaciones por parte de la Misión de Determinación de los Hechos y la Corte Penal Internacional por crímenes contra la humanidad. Estos se han cometido con total impunidad sin que el Poder Judicial los haya investigado adecuadamente. Estas investigaciones siguen siendo la única vía creíble para que haya justicia y rendición de cuentas. Considera Taraciuk que es indispensable que haya más mujeres sentadas en las mesas de negociación, y que parte de esas conversaciones sean sobre la importancia de rendición de cuentas sobre los abusos de derechos humanos.
Las mujeres llevan la peor parte de la crisis
Por su parte Susana Raffalli, nutricionista y activista humanitaria de Cáritas Venezuela, analizó la crítica situación que atraviesan mujeres y niñas en el país. «No solamente se están llevando la peor parte de la crisis humanitaria, sino que son las personas de más difícil acceso por la respuesta humanitaria».
Agregó Raffalli que como consecuencia de esta crisis las personas mueren por desgaste de sus medios de vida y sus mecanismos de adaptación. Son las mujeres las que más se exponen a sí mismas para mantener a los hogares y para que la familia sobreviva. «Las mujeres son las primeras que dejan de comer para que coma alguien más en la familia», aseveró. Especialmente las ancianas. Destacó que cada día aumentan las mujeres que incurren en formas de sobrevivencia extremas, como la prostitución para conseguir alimentos.
Según las cifras expuestas por la especialista en nutrición, en 10 estados del país en donde se priorizó la respuesta humanitaria porque las necesidades son intensas y urgentes, hay más de 4 millones de mujeres con necesidades humanitarias. Además, 7 de cada 10 mujeres en en país no reciben suficiente atención de salud sexual y reproductiva y de ellas, el 44% son mujeres adolescentes. «La desproporción de la inseguridad alimentaria es claramente desfavorable a las mujeres. Hay más de 300 mil mujeres en edad reproductiva con anemia en el país», concluyó Rafalli.
A juicio de la escritora Naibet “Naky” Soto, las mujeres venezolanas han experimentado en simultáneo la pérdida de la capacidad adquisitiva, el colapso de los servicios públicos y la inseguridad alimentaria. Consideró Soto que es necesario crear políticas públicas para solucionar problemas tan graves de inequidad como los que estamos viviendo.
Recalcó que las políticas del Estado venezolano deben ubicar al empleo en el centro del desarrollo social y del crecimiento económico. Este es el marco necesario para vencer la segregación y la discriminación contra las mujeres. Dijo que históricamente las mujeres han tenido que enfrentar inequidades muy graves asociadas con los ingresos, el acceso a empleos de calidad, el desarrollo de carreras satisfactorias, bajos niveles de participación en puestos de decisión, entre otros.
Esto se ha agravado por la ausencia de mujeres en los centros de toma de decisiones. «Si no tienes más mujeres en puestos de poder, o las que están permanecen mudas ante el auctoritas de los hombres, no hay manera de darle equilibrio a esta historia y que se pueda revertir la enorme subrepresentación femenina en puestos de poder», finalizó la escritora.
Segundo panel: El rol único de las mujeres en búsqueda de soluciones
Para la diputada de la Asamblea Nacional (2015) Tamara Adrián, la democracia no puede hacerse sino con las visiones plurales y paritarias de todas las personas. A su juicio, los problemas de las mujeres quieren ser invisibilizados por el poder. Aseveró que la visión de las mujeres en toda su diversidad es indispensable para construir una democracia plural e igualitaria. «Debemos salirnos de la camisa de fuerza que se nos quiere poner a las mujeres y dar un paso adelante para transformar la política en Venezuela».
Por su parte Ela Fellis, coordinadora del Frente Amplio, explicó que las mujeres son agentes de cambio, llamadas a transformar al país, pero «para ello debemos estar unidas. Las mujeres debemos estar en todos los espacios de toma de decisiones», concluyó.
La también diputada de la AN 2015, Delsa Solórzano indicó que cuando se habla de política en Venezuela se tiende a pensar en hombres y no en mujeres. Pero no por ello «las mujeres tenemos menos derechos políticos que los hombres». Cree que es claro que retrocedimos al siglo XIX porque todavía tenemos que debatir que las mujeres somos excluidas de la política.
Aimé Nogal, experta electoral, aseveró que el conflicto venezolano tiene profundas raíces ideológicas, pero el sufrimiento de la gente no tiene ideologías. A su juicio no es posible lograr desarrollo y progreso sin inclusión, ni una solución a la situación de Venezuela sin la integración de líderes mujeres. «Debemos cambiar los paradigmas y entender que el futuro lo debemos construir hoy».
En su intervención, Fabiana Santamaría, diputada al Consejo Legislativo por el estado Mérida, agregó que las mujeres tienen mucho que aportar. Dijo que en la actualidad están trabajando en la visibilización de las mujeres y en políticas públicas de prevención de la violencia basada en género. «Nuestra generación está luchando por algo que anhelamos y no hemos vivido nunca: la democracia», recalcó.
La viceministra de Relaciones Exteriores y enviada Especial ante la República Francesa del Gobierno Interino de Venezuela, Isadora Zubillaga, consideró necesario que las mujeres exijan sus espacios. Además, dijo que deben abrir puertas para que entren otras a espacios como las mesas de negociación. También «debemos crear más alianzas como esta Red de Mujeres que se materializa en esta Cumbre».
Tercer panel: Conectando a la diáspora y la sociedad civil venezolana para impulsar al liderazgo femenino
Aseguró Natalia Brandler, directora de la Asociación Cauce, que a las mujeres venezolanas que están fuera del país y las que siguen dentro de él «nos une el deseo del retorno de la democracia». Sin democracia no es posible lograr la igualdad de las mujeres ni políticas públicas con perspectiva de género. La prioridad para Brandler es poder ejercer el derecho al voto, para lo cual hace falta diálogo y articulación. «Las mujeres de la diáspora han demostrado una enorme capacidad organizativa, pero sobre todo tenemos que mantenernos en sintonía con las preocupaciones, el sentir y las visiones de las que siguen en Venezuela», destacó.
Según, Juan Pío Hernández, director de Plan País, es necesario vincular a los jóvenes venezolanos con la situación del país y sus problemas más apremiantes. Cree que en Venezuela quienes no han migrado físicamente están viviendo en un país que cambió y ya no lo reconocen. Reconoció que la sociedad civil ha llenado con su trabajo muchos vacíos, como la falta de cifras oficiales y ha sido la diáspora la que en muchos casos le ha dado voz a estas organizaciones fuera del país.
Por su parte, Liz Jaramillo, diputada de la AN (2015), aseveró que en Venezuela estamos en un blackout informativo, y eso hace que «lo que no se mide no se administre y no se mejore». Por ello considera necesario saber cómo nos encontramos en los temas de movilidad y en los temas de inclusión en las políticas públicas. Cree en la capacidad del feminismo para recuperar la confianza perdida cuando se rompe el tejido social. Esto es posible gracias a redes de apoyo como la creada por el Atlantic Council.
Para Roberto Patiño, son las mujeres comunitarias y de la diáspora quienes han colaborado para poder llevar a cabo programas humanitarios en Venezuela. «El liderazgo de la mujer es fundamental para poder superar la crisis que estamos viviendo».
La dirigente política, Evelyn Pinto, señaló que en el ejercicio de ese liderazgo mencionado por Patiño, las mujeres jóvenes son más invisibilizadas en la política. A esto se une que muchas mujeres lideresas políticas han migrado por la persecución en su contra. Para promover la participación de las mujeres jóvenes en la política mencionó que es necesaria la aprobación de un protocolo contra el acoso en los partidos políticos.
Cuarto panel: La propuesta por y para las mujeres de Venezuela
Al iniciar el último panel, moderado por Adriana D’Elia, consejera del Banco Interamericano de Desarrollo y del Atlantic Council, la diputada de la AN 2015, Sandra Flores Garzón aseveró que en Venezuela tenemos líderes mujeres tratando de abrirse espacios y que se han preparado para liderar.
Flores presentó el primer objetivo de la propuesta de la Red de Acción del Atlantic Council: «nuestra propuesta es incrementar de manera significativa que mayor número de mujeres ocupen posiciones de poder». Agregó Flores que estas mujeres deben poder contar con las herramientas y el acompañamiento para que puedan ejercer su liderazgo de manera plena. «No se trata de un liderazgo subordinado o de una incorporación ficticia, sino de que las mujeres puedan tomar sus propias decisiones e incorporar sus visiones a los diferentes procesos que están por venir en Venezuela».
Manuela Bolívar, también diputada de la AN (2015), consideró que un elemento esencial es darle voz a las mujeres no solo en los espacios de toma de decisión, sino también garantizar que haya entrada de más mujeres desde las bases. Esta propuesta fue apoyada por la diputada (2015) Oneida Guaipe: «ante la situación que está viviendo Venezuela las mujeres tenemos el reto de unificar a lideresas en diferentes espacios para lograr los cambios».
Por su parte, Nora Bracho, diputada AN 2015, dijo que en Venezuela las mujeres todavía nos encontramos en la conquista de los derechos de participación política igualitaria. Es por ello que los partidos deben incorporar la visión de género de forma transversal en todas las áreas.
Mientras que la diputada (2015) Mariela Magallanes destacó que estas plataformas son importantes para la visibilización de la mujer política en su rol transformador de la sociedad. También para seguir trabajando desde las bases el liderazgo comunitario y la perspectiva de género.
Para la implementación de estas propuestas, Aixa Armas, presidenta de Mujer y ciudadanía, dijo que se van a promover formaciones para mujeres como actoras fundamentales de la democracia. De esta manera se estará impulsando la construcción de ciudadanía de las mujeres venezolanas desde la capacitación.
Indira Urbaneja, directora de Reunificados, señaló que en Venezuela debemos entender la importancia de agruparnos, más allá de las diferencias. «Nos unifica la necesidad de tener una democracia donde la mujer tenga una participación real». Concluyó señalando que a las personas venezolanas «nos enseñaron que debíamos vernos como enemigos y las mujeres estamos llamadas a acabar con eso».
Recuperar la democracia es lo que nos conecta
La Cumbre cerró con la participación de Beatriz Borges, directora del Centro de Justicia y Paz (Cepaz), quien explicó que en Venezuela nos ha tocado acudir a las instancias internacionales porque no contamos con instituciones independientes e imparciales para demandar la garantía de los derechos humanos. En ese proceso, las organizaciones de sociedad civil han sido fundamentales para conocer lo que está pasando en el país. Recalcó que es por el trabajo de las organizaciones que el tema de Venezuela se mantiene en la agenda para que no se convierta en una crisis olvidada. Para Borges es un gran reto hacer propuestas en una situación tan compleja como la que vive Venezuela. «Yo soy optimista. Veo cómo hemos avanzado en la discusión de temas como las cuotas. Aunque estemos atrasados en relación a otros países. Nuestra perspectiva aunque debe ser de urgencia, debe tener una visión a largo plazo».
La directora de Cepaz aseguró que aunque en Venezuela tenemos las heridas abiertas, «entendemos también que hay que sanar, y el proceso de sanación requiere diálogo, justicia, reparación, y construir juntos una Venezuela de igualdad y de derechos». Finalizó asegurando que las mujeres «tenemos la capacidad de modelar cómo se hace la política en Venezuela, que ha sido muy masculina, tóxica y competitiva y debemos cambiarla a una narrativa de tolerancia, coexistencia, acuerdos y construcción, sin olvidar la justicia y reparación. El tema de la unión debe ser coordinación, comunicación y articulación, que es parte de un sentimiento de eso que nos conecta, que es recuperar la democracia. Para ello debemos generar acuerdos y construir un camino amplio e igualitario».
Lea la Declaración por la igualdad de género en el proceso de construcción de la democracia y la paz en Venezuela resultado de la Cumbre de las mujeres por Venezuela.