Este martes, 22 de febrero, la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea (MOE UE), presentó el informe final sobre su observación del proceso electoral desarrollado en Venezuela el pasado 21 de noviembre de 2021. En una primera entrega, destacamos como luego de años de esfuerzos colectivos por parte de las organizaciones de la sociedad civil, se había logrado un paso importante con la invitación como observador electoral internacional a la Unión Europea, que con su despliegue en el territorio nacional logró identificar en su informe aspectos positivos y negativos del pasado proceso electoral. Además sugirió 23 recomendaciones que, insistimos, deben marcar una ruta de trabajo para el Estado venezolano y además una agenda de exigencia de derechos para la ciudadanía, en aras de ir abonando a la reconstrucción de las instituciones electorales y la confianza en el voto.
Ahora bien, en esta oportunidad, desde el Centro de Justicia y Paz (Cepaz), queremos destacar las observaciones presentadas por la Misión respecto a la participación política de las mujeres en las pasadas elecciones regionales y municipales, la cual culminó con la recomendación de Garantizar la paridad horizontal de género en las candidaturas a cargos políticos.
Baja representación política de las mujeres
La Misión destacó que, a pesar de existir un marco legal que garantiza la igualdad de derechos y la plena participación política de las mujeres, en la práctica las mujeres venezolanas tienen una de las tasas de representación política más baja de la región.
En las pasadas elecciones el Consejo Nacional Electoral, CNE, publicó un instructivo que establecía los criterios de paridad en las candidaturas para los cargos de concejales y legisladores estadales, con cuotas de participación de 40% y 50% por cada género. La Misión destacó que, si bien esta regulación se cumplió, la participación de las mujeres se vio mermada en los cargos para las alcaldías y gobernaciones, en donde las mujeres solo alcanzaron una participación del 19% y 9% respectivamente, ya que los partidos políticos no promovieron candidaturas femeninas.
Las desigualdades estructurales influyen en la participación de las mujeres en la política
La Misión logró concluir que las desigualdades estructurales basadas en el género influyen en la capacidad de participación de las mujeres en la política. Específicamente identificó retos económicos y logísticos. Las mujeres asumen cargas superiores de trabajo de cuidado y además asumen un papel central en la esfera social, mientras el país atraviesa elevadas tasas de pobreza.
La Misión también reconoció que la participación de las mujeres en la política puede conllevar riesgos que en muchos casos prefieren evitar y que la desalientan a participar, como son por ejemplo ataques a su reputación, a su integridad personal, y a sus familiares. También tienen que enfrentarse a perjuicios sociales que consideran la política como una esfera en donde solo participan hombres. Además, los partidos políticos no reconocen la necesidad de una representación femenina y por tanto tampoco promueven la participación, el empoderamiento y el desarrollo de capacidades de las mujeres.
Venezuela enfrenta importantes desafíos en la igualdad de participación política de las mujeres
En Venezuela, la legislación nacional e internacional no ha sido suficiente para desmantelar las numerosas barreras que aún enfrentan las mujeres para acceder a los espacios de liderazgo. Los roles de género, los estereotipos de género y las actitudes y normas discriminatorias, entre otros factores, han causado la exclusión de las mujeres en los espacios de liderazgo y toma de decisiones, incluyendo la imposibilidad de tener una participación efectiva e igualitaria en los asuntos políticos.
El informe de la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea y la documentación que hemos realizado desde la Red Electoral Ciudadana en el contexto de las pasadas elecciones del 21 de noviembre, en la que se evidencia elevadas brechas de participación de las mujeres, específicamente en los cargos más influyentes, como lo son las alcaldías y las gobernaciones, dan cuenta de las profundas barreras que enfrentan las mujeres para acceder a los espacios políticos, y que necesita además de reformas legales, políticas que involucren cambios en las estructuras de los partidos políticos y que incluyan a las mujeres en espacios formativos, de empoderamiento, de desarrollo de capacidades y que sirvan para incentivarlas y reconstruir la confianza en que es posible una participación segura y en igualdad de condiciones.