Construir paz en Venezuela es un proceso complejo. Implica, entre otras cosas, manejar un lenguaje común y fomentar espacios de entendimiento que nos permitan avanzar en la transformación del conflicto. Además, es necesario tener una hoja de ruta, fomentar la participación de la sociedad civil, apoyar e impulsar un proceso de negociación y diálogo, así como también, entender que la paz se edifica con pequeñas acciones cotidianas.
Sobre estos y otros temas conversaron Mariateresa Garrido, profesora de la Universidad para la paz de las Naciones Unidas (UPeace) y Daniel Cooper Bermúdez, director de Hearts on Venezuela, en un Twitter Space moderado por Cristina Ciordia, coordinadora de Redes y Activismos de Cepaz. Este Space, denominado «Oportunidades para el diálogo y la construcción de paz en Venezuela», formó parte de la campaña «Entendamos la paz», una iniciativa del Centro de Justicia y Paz (Cepaz), conjuntamente con UPeace.
Diálogo y sociedad civil
Al iniciar la conversación, Cristina Ciordia afirmó que un proceso de negociación en nuestro país solo podrá tener verdaderas opciones de crear una sociedad más pacífica si cuenta con bases sólidas. Estas deben estar conformadas por una narrativa común, el diálogo y la perspectiva de construcción de paz.
En este sentido, indicó Mariateresa Garrido que en un contexto tan complejo como el de Venezuela, con una sociedad tan polarizada, resulta difícil plantearse la posibilidad de iniciar el diálogo desde la sociedad civil. Muchas veces se cree, como parte de la narrativa existente en temas de paz, «que es el Estado, que son los políticos y las personas que están en posiciones de poder las que pueden iniciar estos diálogos».
La verdad es que la práctica nos demuestra que la sociedad civil y las organizaciones no gubernamentales pueden influenciar positivamente los procesos de paz y de diálogo. «Son los que conocen la realidad de la comunidad, la realidad del país, lo que de verdad le afecta a cada una de las personas», aseveró Garrido.
Para ello es preciso incluir a las personas que se sienten sin poder y creen que su voz no importa. Estos grupos, que se denominan de base, o grupos minoritarios, se sienten marginados y son los más vulnerables dentro de la sociedad, pero a su vez son los que tienen la mayor capacidad de identificar problemas reales. Y por ello pueden conducir diálogos menos polarizados, que se puedan desvincular tanto de la política nacional, como de la política internacional y solucionar problemas que sean comunes. «Y eso justamente ayuda en la construcción de diálogo para temas un poco más complejos», agregó la profesora de UPeace.
Contrarrestar la polarización
Para el director de Hearts on Venezuela, Daniel Cooper Bermúdez, la construcción de la paz es importante en un contexto como el venezolano, que tiene tantos y tan diferentes conflictos estructurales. Estos conflictos son «obstáculos para crear un entorno favorable para la paz, para el ejercicio de los derechos humanos y para la democracia».
A juicio de Ciordia, uno de los mayores obstáculos que afrontamos en el país para la construcción de paz es que los mensajes que recibimos desde los liderazgos y las dirigencias, sobre todo políticas, «se construyen a partir de la exclusión, a partir de la negación del otro». La sociedad civil puede contrarrestar esta polarización haciendo esfuerzos para generar narrativas comunes. Y también buscando en organismos, como las Naciones Unidas, un apoyo para avanzar en estos procesos de diálogo y negociación.
Al respecto, Garrido señaló que esos mensajes de exclusión y negación del otro son los que lamentablemente ven los actores internacionales. La narrativa que llega a instancias internacionales es la que reflejan los medios de comunicación, que en su mayoría son mensajes solo sobre el conflicto y no sobre cuáles son sus posibles soluciones.
Papel de las Naciones Unidas
En su opinión, una de las maneras de involucrar a la comunidad internacional en la situación venezolana es creando espacios de diálogo, que contrarresten esta narrativa de polarización reinante. Puede hacerse participando en los foros políticos de alto nivel, como por ejemplo las sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Hay que llevar el tema de Venezuela a estos foros, poniendo en la agenda ideas que puedan ayudar a cambiar las narrativas sobre la situación del país.
Sin embargo, advierte Garrido, hay que entender que las Naciones Unidas es una organización extremadamente compleja. Hay muchísimos organismos, agencias y oficinas, haciendo diferentes cosas. Por eso es necesario tener claro cuáles son los temas que se quieren trabajar y visibilizar. Y cuáles son aquellos en los que queremos involucrar más a las Naciones Unidas.
Transformar el conflicto
Para Bermúdez, incluso antes de ver qué papel pueden jugar las Naciones Unidas, es fundamental definir una hoja de ruta hacia la construcción de la paz en Venezuela. Además, es necesario articularla con otros actores de la misma sociedad civil. Porque no basta que sea solamente una organización la que lleve la batuta, o tenga la intención de representar a la sociedad civil. Tiene que haber un esfuerzo colectivo, e ir trabajando en cómo queremos construir la paz, teniendo una visión de transformación sistemática del conflicto.
Esta transformación debe incluir el respeto a la integridad física de todas las personas y la comprensión de que hay derechos que no se pueden vulnerar, tanto tanto individuales como colectivos. Solo así se puede trabajar hacia la transformación constructiva de los conflictos, incluyendo a organismos como las Naciones Unidas. De hecho, en Venezuela ya se ha involucrado a las Naciones Unidas, «a través del Consejo de Derechos Humanos, con la Misión de Determinación de los Hechos, que ha hecho un trabajo importantísimo para velar por los derechos humanos en el país», indicó Bermúdez.
Triple nexo
Sobre este involucramiento de las Naciones Unidas en el conflicto venezolano, señaló el director de Hearts on Venezuela, que con la respuesta humanitaria brindada por este organismo en el país se está velando por la integridad física de millones de personas venezolanas. De esta manera se está trabajando en lo que se denomina el triple nexo. Este se refiere la acción interconectada del sector humanitario, el de desarrollo y el de la construcción de paz. Se busca que los actores en estos distintos sectores trabajen de manera conjunta para satisfacer las necesidades de la población de forma efectiva. Mitigando así vulnerabilidades y avanzando en la construcción de una paz sostenible.
Cree Bermúdez que la base para solicitar que las Naciones Unidas tenga un papel relevante en la construcción de paz en Venezuela depende primero de que la población venezolana se organice para ir construyendo una visión autóctona de qué significa la paz para nuestra sociedad. Y segundo en poder tener una interlocución efectiva con el coordinador residente de las Naciones Unidas en el país, que tiene una función articuladora muy importante que realizar.
Para Garrido trabajar en conjunto es muy importante. No solamente con las Naciones Unidas, sino entre las diferentes organizaciones que aportan sus experiencias en los acuerdos y proyectos de cooperación, con la finalidad de que las propuestas sean muchísimo más robustas y puedan atender a las verdaderas necesidades de las comunidades. De esta manera, desde el punto de vista internacional, se ve esa cohesión interna que refleja también el poder de las comunidades para romper esas narrativas dominantes y llevar adelante un proceso de paz.
Otras visiones del conflicto
Cuando la conversación se centra únicamente en la polarización y la negación de los actores políticos, con una narrativa de exclusión que responde al «juego suma cero», no se avanza. «Mientras que si se vuelca la mirada a la sociedad civil, allí hay una conversación mucho más interesante y mucho más nutrida, de gente que verdaderamente está trabajando por tratar de resolver necesidades alejadas de la polarización política», agregó Ciordia.
Bermúdez añadió que precisamente el nacimiento de Hearts en Venezuela responde a la necesidad de poner a disponibilidad de la comunidad internacional lo que ocurre en el país más allá de las visiones, o las versiones, de distintos bandos organizados en torno a los partidos políticos. Esta era una narrativa enfocada en una lucha por el poder. «Lo que invisibilizaba a la misma población y a lo que ocurría en la sociedad». Así como a las diversas organizaciones que hacen «un enorme trabajo por visibilizar lo que ocurre. No desde la ideología, ni desde una agenda partidista o una agenda asociada al poder, sino a través de una vocación real y profunda y un compromiso con las personas».
Paz glocal
Brindar esta información a la comunidad internacional ayuda a romper los esquemas más polarizados que pueden invisibilizar lo que verdaderamente ocurre en el país. Abarcar diversos diálogos de manera plural permite que las distintas voces de la sociedad sean escuchadas y sean consideradas en la agenda pública, democrática y plural, en la que se toman en consideración los intereses de distintos sectores de la sociedad. Este será entonces un espacio más propicio para que se resuelvan los conflictos.
Garrido añadió que para entender qué ocurre en Venezuela y cómo puede transformarse el conflicto, resulta útil el concepto de paz glocal, un enfoque que permite concebir y analizar los distintos objetivos de los procesos de paz y su vinculación con diferentes contextos históricos y culturales. «A lo interno tenemos que pensar en qué es la paz para cada uno de nosotros y cuál es la meta común».
Es necesario que usemos un lenguaje que sea común para hablar de lo que ocurre en Venezuela, pero que a su vez pueda ser compartido y entendido por la comunidad internacional. «Este es un trabajo complejo, de tiempo, que nos va a permitir tener mejores resultados, porque le vamos a hablar a los otros de temas que ellos van a poder entender», recalcó Garrido.
Derechos humanos, diálogo y negociación
Sobre el papel que juega la sociedad civil y la defensa de los derechos humanos en el proceso de diálogo y negociación, Mariateresa Garrido destacó que «los espacios se tienen que usar y las oportunidades se tienen que aprovechar». Por ello la posibilidad de estar presente dentro del proceso de negociaciones es fundamental para que las organizaciones de la sociedad civil puedan involucrarse en el tema de protección de derechos humanos. De esta manera se puede sacar la discusión de los temas exclusivamente políticos, para llevarla al plano de la protección de la población, «que a final de cuentas es para para lo que debería estar el Estado y es la razón de ser de las organizaciones».
El diálogo que se debe dar desde la sociedad civil debe romper esa polarización que existe, presentando información diferente, tratando de alejarse de los extremos y buscando puntos medios y puntos en común. «De eso justamente se trata la negociación, de identificar qué podemos hacer para trabajar en conjunto para salir de la crisis, para buscar una solución al problema».
Agenda de México
Bermúdez agregó que también es importante que la misma sociedad civil conozca mejor las dinámicas del proceso de negociación en México, actualmente en pausa. Recalcó que existen siete puntos en la agenda de México que nos pueden ayudar efectivamente a construir paz en Venezuela. El primero es derechos políticos para todos. El segundo punto garantías electorales para todos, y un cronograma electoral para elecciones observables. El tercer punto, levantamiento de las sanciones y restauración de derechos. El cuarto, el respeto al estado constitucional de derecho. El quinto, la convivencia política y social, renuncia a la violencia y reparación de las víctimas de la violencia. El sexto, la protección de la economía nacional y medidas de protección social para el pueblo venezolano. Y el sexto, garantías de implementación, seguimiento y verificación de lo acordado.
Como objetivo de la negociación integral, la agenda señala que se busca llegar a un acuerdo a través de una negociación intensa, integral, incremental y pacífica, para establecer reglas claras de convivencia política y social con respeto absoluto a la Constitución nacional.
Para Bermúdez, si con esta agenda se llega a un acuerdo real entre las partes, tendríamos una situación de derechos humanos distinta en el país. «Entonces el papel que puede jugar la sociedad civil es luchar por estos puntos, que es la lucha por nuestros derechos. En estas negociaciones tenemos la oportunidad de tener una incidencia política importante y hay que aprovechar los espacios desde la sociedad civil, sin confundir nuestro papel siempre arraigado en los terrenos de la autonomía y del compromiso con la población».
Paz y derechos políticos
Sobre los primeros dos puntos de la agenda de negociación, los derechos políticos y las garantías electorales, Bermúdez fue enfático en señalar que la democracia es un derecho. Y por lo tanto, uno de los derechos fundamentales para que una democracia funcione, es el derecho a la participación política. La manera en la que hemos acordado su ejercicio en la sociedad venezolana es a través del sistema democrático establecido en la Constitución de 1999. «Entonces la ruta electoral, el trabajo hacia la democratización del país es también un trabajo de construcción de paz. Mientras tengamos más derecho a la participación política y pública, más posibilidades tenemos de dialogar, de resolver nuestros conflictos de manera pacífica, bajo las reglas de los acuerdos a los que ya hemos llegado en instancias como la Constitución nacional y otros acuerdos sociales más cotidianos que podemos ir mejorando en nuestro día a día en Venezuela».
Reconoció Bermúdez que en Venezuela sigue reinando el patriarcado, limitando de manera sistemática la participación de las mujeres, no solamente en la vida política de nuestro país, sino también en la vida social y económica. «También a la comunidad LGBT y a otros grupos que han sido sistemáticamente oprimidos por los sistemas sociales y históricos». Es sumamente importante que todas las personas podamos participar plenamente en los asuntos públicos y defender nuestra dignidad. «Tener el reconocimiento de nuestro valor inherente, como está establecido en el marco de los derechos humanos».
Reivindicar la democracia
La profesora de UPeace manifestó su total acuerdo con la idea de que la democracia es parte esencial del proceso de paz que tiene que venir en Venezuela. La sociedad civil tiene un papel fundamental en exigir que el sistema democrático de verdad se implemente y funcione. Una de las cosas que se puede empezar a hacer es analizar cómo participar en la reconstrucción democrática más allá de las elecciones, por ejemplo, en la implementación de planes de gobierno y en el diseño de políticas públicas.
También en la creación de alianzas que a nivel comunitario puedan llevarnos hacia ese nivel de participación democrática que no solo depende de la elección, sino de cómo nos involucramos en el gobierno del día a día. «Esto es complejo y hay una sociedad que está agotada de las elecciones, que no está interesada en participar, que dice ‘me da exactamente igual quién gane o quien pierda, porque en mi comunidad no veo ningún tipo de resultados’. Entonces creo también que el trabajo es motivar a la gente a que participe, no porque va a llegar a tener un puesto, no porque va a ganar dinero, sino a una participación constante en los asuntos de gobierno y de creación e implementación de políticas públicas».
Añadió Bermúdez que la democracia está en constante construcción. «Y además es nuestro instrumento para ir trabajando hacia una sociedad con mayor respeto por los derechos. Por un espacio cívico más abierto y más protegido. Para que la misma sociedad pueda ir construyendo una sociedad más justa, una sociedad en paz, una sociedad próspera. Entonces es sumamente importante que nos involucremos en los temas electorales y veamos el voto como una forma de reivindicar la democracia para crear una mejor sociedad».
Construyendo paz día a día
En este sentido, la paz también es un proceso, no es un estado final, es algo que construimos día a día, indicó Ciordia. Consultó a los ponentes su opinión sobre qué podemos hacer los ciudadanos y las ciudadanas para construir paz, para ser multiplicadores de la narrativa de paz desde nuestros espacios.
Al respecto señaló Bermúdez: «podemos ser siempre ejemplos de construcción de paz, demostrando cómo resolvemos conflictos en nuestra propia comunidad, en nuestros hogares, en nuestros lugares de trabajo». En la esfera pública también tenemos problemas que nos afectan y debemos tomar acciones para resolverlos pacíficamente, utilizando distintas estrategias y dándole importancia al diálogo y a la reconciliación. «Hay que apreciar los vínculos con cada persona que tenemos a nuestro alrededor, porque al final todas las personas estamos buscando la mejor manera de resolver nuestras diferencias. Y la mejor manera es hablándonos».
Mariateresa Garrido destacó que incluso hay acciones más pequeñas que podemos hacer para construir paz cada día. «Cosas tan sencillas como dar los buenos días, las buenas tardes. Reconocer esa labor que la otra persona está haciendo en el día a día. Cuando vamos a una panadería decir muchas gracias y por favor». Incluso cuando nos tratan mal, hay que entender que a lo mejor la otra parte está pasando una situación difícil, dijo la profesora de UPeace.
«Esa es una forma de ir construyendo paz, de a poquito. De ir dándole la posibilidad a la otra persona de reconocerla primero como alguien que está enfrentando dificultades. Que está quizás en la misma situación que tú, tratando de resolver un problema y no puede». A lo mejor este buen gesto va a ser la diferencia en la construcción del diálogo que queremos en el país, concluyó Garrido.
Ciordia finalizó recordando que todas las personas somos y podemos ser constructoras de paz. «Tenemos un papel que jugar en este esfuerzo del diálogo, de la reconciliación, del reconocimiento del otro. Podemos ser agentes multiplicadores de esta narrativa que queremos ver en los niveles más altos de la negociación. Construir paz debe ser parte de nuestro esfuerzo diario, tanto de individuos como de organizaciones. Guiándonos por esos principios, estaremos construyendo paz».